Xavier Rius, el director del digital E-Noticies, ha criticado con fuerza el extraño belén que la alcaldesa Ada Colau ha colocado ante el Ayuntamiento de Barcelona, compuesto por unas sillas alrededor de una mesa.
"A la señora Colau le importan un comino las Navidades. Si ella pudiera, las suprimiría del calendario. O como mínimo su connotación religiosa. Pero incluso para los que no somos creyentes -como el que firma esta columna- la Navidad es la Navidad", escribe Rius.
"Espero que a los que no les haya gustado el pesebre se acuerden de él en las próximas elecciones municipales. Ánimo, quedan sólo seis meses. Son el 26 de mayo. Hay que echar a Colau. No hay más remedio. Se lo ha ganado a pulso", escribe el periodista catalán.
Rius ha escrito en años anteriores a favor de mantener los símbolos tradicionales de la Navidad. Así, en 2011, siendo alcalde Xavier Trias, de CiU, ya escribía en este sentido.
"Que conste que soy agnóstico: no pasé de la primera comunión, me casé por lo civil en la Plaza de la Merced -fue una ceremonia relámpago de un par de minutos- y mis hijos no están ni bautizados. En casa tampoco somos de misa, pero hacemos el árbol de Navidad, el pesebre, hacemos cagar al tió y esperamos los Reyes de Oriente con velitas, porque si perdemos las tradiciones, perdemos la identidad. Por eso, estoy hasta la coronilla de la laicidad, y de paso, de la multiculturalidad, porque me temo que una es consecuencia de la otra", escribía ya en 2011.
Añadía ya entonces: "mis hijos van a la pública, con un 50% de inmigración, por cierto, y en diciembre ya no celebran la Navidad, sino la llegada del invierno. Este año, en vez de cantar villancicos, han cantado canciones del mundo: country, tango, samba... Tampoco viene el paje y, por descontado, no hacen belenes".
Ahora describe el despropósito del belén de la alcaldesa Ada Colau (que se suma a todos los anteriores belenes municipales de su gobierno, todos ellos polémicos y vacíos de simbología cristiana real). Reproducimos su columna de opinión por su interés.
En el belén de Colau, el niño Jesús es esta silla con babero
Hay que echar a Colau
por Xavier Rius, director de E-Noticies
El personaje de Ada Colau del último programa Polonia de TV3 [la escena, aquí en catalán] se hacía esta pregunta: “¿Tú crees que con esta mierda de pesebre queda claro que somos ateos?”. Queda clarísimo, alcaldesa.
El pesebre instalado este año en la plaza Sant Jaume supera incluso el de ejercicios anteriores. Cosa francamente difícil, porque Colau había dejado el listón muy alto.
A mí no me parece ni siquiera un insulto a la religión -católica en este caso- o al buen gusto sino un insulto a la inteligencia. Por el que, además, ha pagado 60.000 euros. Cosas de la izquierda caviar. Si Colau es de izquierdas, yo soy Lenin.
El supuesto niño Jesús ha sido susituido por una trona de bebé con un cartelito que indica lo que representa. Supongo que para que los curiosos y turistas que deambulan por el sitio puedan identificarlo.
Y los famosos Reyes Magos son unas sillas. Esto que tienen aquí debajo deduzco que es el Rey Melchor, el blanco de mi infancia. Lo digo por el color del chaleco.
Con las luces de Navidad ha hecho lo mismo. Dense una vuelta por Paseo de Gracia o la Gran Vía y miren al cielo. En vez de colgar motivos navideños -árboles de navidad, velas o trineos- ha colgado unas luces con inscripciones varias: “xin-xin-xin”, “glup-glup-glup” o “nyam-nyam-nyam”.
Sólo faltaba el “nyaca-nyaca-nyaca” para esperonar (espolear) la actividad sexual de los transeúntes en tan señaladas fiestas. Si se le ha colado un “fum-fum-fum” es por pura casualidad o por disimular.
Luces "navideñas" de Barcelona; "xinxin" es el ruido de copas al brindar...
¿homenaje al consumismo?
La conclusión es evidente: a la señora Colau le importan un comino las Navidades. Si pudiera las suprimiría del calendario. O como mínimo su connotación religiosa. Pero incluso para los que no somos creyentes -como el que firma esta columna- la Navidad es la Navidad.
Yo, la verdad, no acabo de entender porque la izquierda es tan anticlerical en este país y pasado tanto tiempo. Bueno sí, la Iglesia católica dio apoyo al general Franco hace casi cien años. ¿Pero a quién quería que diese apoyo tras haberles quemado iglesias y fusilado curas o monjas ¿A la FAI? ?¿Al POUM? ¿Al PSUC? ¿Al mismo Stalin?
Además, es curioso porque es anticatólica pero en cambio se ha hecho promusulmana. Yo creo que simplemente para joder a los obispos.
Colau, Pisarello o incluso ERC dan periódicamente la bienvenida al final del Ramadán en su twitter. No he visto en cambio nunca que hagan lo mismo con la Pascua católica, por ejemplo.
Ante feudos electorales decrecientes, sospecho que cultivan la ilusión de que -cuando puedan votar- los musulmanes les votarán a ellos. Se equivocan: votarán a políticos o partidos musulmanes como ya han hecho en otros países de Europa.
Pero esta tendencia de la izquierda es un suicidio. Incluso cultural.
Habría que mantener a toda costa las tradiciones. También son cultura.
Ada Colau (a la izquierda), presentando el cartel de la última fiesta de la Virgen de la Merced: ninguna alusión religiosa, "la Mercè" no se sabe quién es
Y que conste -volveré a insistir en ello- que servidor no es creyente, me casé por lo civil y mis hijos ni siquiera están bautizados. Pero sería absurdo negar la importancia del cristianismo en la historia de Cataluña.
Queda fatal decirlo en estos tiempos pero empezamos guerreando contra los moros. A Guifré el Pilós -y al Abad Oliba- les daría ahora un síncope de saber que los terroristas de las Ramblas eran de Ripoll.
La Iglesia no es sólo es el románico, el gótico, Santa María del Mar, Poblet o Montserrat. La influencia es innegable porque hay más de un centenar de municipios cuya toponimia empieza por el nombre de un santo o santa.
Desde Sant Cugat del Vallés a Sant Feliu de Llobregat pasando por Sant Andreu de la Barca y, por supuesto, Santa Eulàlia de Ronçana, el paraíso de mi infancia. Sobre todo en verano. Por citar sólo cuatro municipios de los que tengo más a mano. Geográfica o sentimentalmente.
Es sin duda éste un fenómeno curioso. Mi mujer y yo convenimos llevar a nuestros hijos a una escuela pública con más de un 50% de inmigración -no como otros, por cierto- porque pensé que esa sería la Cataluña del futuro.
En los primeros años todavía el Paje Viu-Viu visitaba el centro escolar por estas fechas pero en los últimos dejó de hacerlo. No ponían ni pesebre. Sólo árbol. Y las vacaciones de Navidad se convirtieron, por arte de magia, en vacaciones de invierno.
Tampoco cantaban, en el festival antes de las vacaciones escolares, villancicos sino “canciones del mundo” como rancheras y otro folklore internacional. Supongo que porque como había mucha inmigración -sobre todo magrebí- no querían molestar.
Que grave error. Las sociedades necesitan un sustrato moral para avanzar. Quizá el vacío que se produce en nuestras sociedades occidentales explica el elevado número de conversiones al Islam. En Alemania hasta se pasó un exdirigente de la ultra Alternativa para Alemania.
En fin, espero que a los que no les haya gustado el pesebre se acuerden de él en las próximas elecciones municipales. Ánimos, quedan sólo seis meses. Son el 26 de mayo. Hay que echar a Colau. No hay más remedio. Se lo ha ganado a pulso. Lo suyo en general ni siquiera es una obra de gobierno, es una tomadura de pelo.