La Iglesia Católica es muy estricta en reservar los exorcismos sólo al obispo o a exorcistas delegados por él. Incluso para otras cuestiones relacionadas con la liberación de las influencias malignas, recomienda consultar con exorcistas y sacerdotes, que pueden a menudo apoyarse en laicos experimentados. La Iglesia intenta estructurar la atención ante estos problemas y evitar técnicas de "religiosidad natural" (o mera superstición).
En cambio, en la cultura islámica de Marruecos y otras zonas del norte de África, no hay una respuesta estructurada, y ante la demanda popular (la gente quiere acabar con las "maldiciones" que cree sufrir) aparecen los raqis, "sanadores espirituales", sin ninguna regulación. La práctica popular de la roqya es terreno abonado para las estafas económicas y los abusos sexuales.
En teoría, explica un artículo en La Vanguardia, la roqya es un conjunto de métodos espirituales contra enfermedades ocultas o problemas cotidianos (paro, soltería, disputas familiares). Combina el recitado de versos coránicos y la utilización de sustancias como aceite, agua, miel o hierbas. Se supone que el raqi logra diagnosticar si hay posesión diabólica, brujería o mal de ojo y da medios de protección contra ellas. Y cobra un dinero por sus sesiones de "tratamiento", algo permitido en la religión islámica. Por supuesto, el raqi no rinde cuentas ante ningún superior.
Ahora, en Marruecos, las autoridades civiles empiezan a preocuparse porque se multiplican los casos claros de crímenes relacionados con la roqya: "asesinatos, muertes accidentales, abusos sexuales, violaciones, adulterios... la lista es amplia y llamativa".
La gente acude al raqi a resolver todo tipo de problemas: encontrar novio, librarse de pesadillas recurrentes, diagnosticar posesiones diabólicas, mejorar en los negocios, en las emociones...
Casos de abusos sexuales
Es gente vulnerable y muchos raqis se aprovechan. La Vanguardia recoge unos cuantos casos recientes.
El pasado 23 de abril una niña de seis años murió en Kenitra durante una de estas sesiones, llevada a cabo por su propio hermano, que se había autoproclamado raqi.
La policía de Tiznit detenía poco después a un charlatán acusado de haber abusado sexualmente de varias clientas que se creían perseguidas por el diablo. Según las investigaciones, el raqi llevaba a sus víctimas a lugares solitarios y allí las violaba y robaba.
El 22 de mayo Mosaab Touzi, célebre samador de Casablanca, era condenado a siete años de cárcel tras violar a varias clientas en sus sesiones. A las víctimas las atacaba después de que hubieran perdido el conocimiento durante los exorcismos.
“A una de sus víctimas, una joven que había acudido con su madre, la dejó para el final con la excusa de poder dedicarle más tiempo. Cuando llegó su turno, dejó a la madre en la sala de espera y empezó la sesión. A los quince minutos la joven se desvaneció y el charlatán abusó de ella sin que nadie se enterara. Tras despertarse, la chica descubrió semen en su cuerpo y alertó a su familia, que denunció al raqi pervertido”, decía el comunicado policial.
En Dakhla otro raqi fue detenido, acusado de aprovechar la roqya para violar a clientas. La denuncia fue presentada por una mujer que, según su testimonio, fue violada cuando se desvaneció en la sesión. Después, el exorcista le habría ofrecido una fuerte cantidad de dinero para que no le denunciara, e incluso un contrato de trabajo en un país del Golfo. En este caso, sin embargo, la policía descubrió que la mujer había comenzado a mantener relaciones sexuales consentidas con el raqi cuando todavía estaba casada, relaciones que habían continuado después de divorciarse de su marido.
En Argelia llegó a inaugurarse una clínica especializada que fue cerrada por las autoridades.
Las autoridades civiles reaccionan para castigar los abusos y las estafas. Desde las autoridades religiosas, muchos recuerdan que el Corán prohíbe la brujería. Pero igual que en la santería en ambientes cristianos la brujería se camufla con nombres de santos y conceptos católicos, en la roqya no faltan los recitados de versículos del Corán. La falta de autoridad central doctrinal en el Islam dificulta el establecer normas de prudencia.
La roqya y las asociaciones de consumidores musulmanas
En Francia, la Unión Francesa de Consumidores Musulmanes distingue entre la roqya lícita y la estafa. Esta última suele darse mucho en servicios por teléfono y con cobros desorbitados. Encajar servicios de sanación sobrenatural del Islam en la legislación de consumo francesa es complicado. Por el momento, la Unión de Consumidores Musulmanes piden al usuario buscar un raqí serio, que definen así:
- puede leer el Corán,
- cree con certeza en el Corán,
- está imbuido de piedad (devoción)
- conoce las trampas y características del diablo y los djinns (genios)
- conoce el método profético de la roqya
- tiene conocimientos básicos de psicología,
- tiene la convicción de que el éxito de su terapia depende de Dios.
"Con la excepción del primer requisito, parece difícil verificar las otras condiciones en una entrevista telefónica con una persona que nunca hemos conocido, incluso si se hace llamar jeque o imán", previenen.
Captura de djinns y tratamientos completos por 350 euros
En Internet, una web llamada RoqyaOnLine ofrece vídeos de personas supuestamente afectadas por los djinns (genios) y vende cremas "coranizadas" (por 70 euros) y tratamientos completos de expulsión de todas las brujerías o maldiciones por 350 euros. Sus prácticas incluyen: "la captura de djinns" (incluye interrogar al djinn), consultas por Skype (para asesorar al cliente), coaching (que incluye el exorcismo presencial) y psicoterapia.
La Iglesia es gratis, pero el Islam permite cobrar la roqya
En la Iglesia Católica, los sacerdotes exorcistas nunca piden un pago por sus servicios. También se vería raro y sospechoso si un ministerio de laicos católicos que colabora en servicios de liberación pidiera un dinero por sus servicios (más allá de cubrir los gastos, quizá, de desplazamiento). La Iglesia considera pecado de simonía el enriquecimiento personal por servicios religiosos.
En cambio, como explica la Unión de Consumidores Musulmanes, Mahoma "aprobó a los Compañeros a quienes se les pagó por la roqya", por lo que es lícito y normal en el Islam pagar los servicios del raqi. Pero esta asociación pide que haya un contrato por escrito que establezca el previamente el coste del servicio para evitar luego honorarios exagerados, no acordados.
Las estafas que recibe la asociación a menudo son telefónicas. El raqi insiste en que su servicio telefónico es gratis, pero usan la técnica de "devolución de llamada" para hacer que el cliente devuelva la llamada a un número de tarifa premium, una tarifa carísima y no transparente. Algunos consumidores estafados ven que han perdido así 1.800 euros cuando reciben la factura.