La conversión de la basílica de Santa Sofía de Estambul en mezquita provocó una oleada de quejas en todo el mundo por la decisión de Erdogan de seguir islamizando Turquia y utilizar este símbolo como parte de su estrategia.
Pero además del presidente Erdogan hay una figura clave en todo este proceso. Se trata de la personalidad islámica más importante del país y hombre de total confianza del mandatario. Su nombre es Ali Erbas, ministro de Asuntos Religiosos y que ha sido el que ha dirigido las dos oraciones de los viernes que se han celebrado hasta el momento en la que fuera la gran basílica cristiana.
Cada gesto cuenta en esta campaña de islamización y por ello ha generado gran impresión la imagen de Ali Erbas dirigiendo la oración en Santa Sofía blandiendo una espada con un verso del Corán grabado en la hoja.
Hasta principios de julio, Santa Sofía era un museo y dependía del Ministerio de Turismo y Cultura. Hoy el control del antiguo templo ha pasado al Ministerio de Asuntos Religiosos (Diyanet) controlado por Erbas, una poderosa figura vinculada al "sultán" Erdogan.
El teólogo turco de 59 años tiene grandes expectativas para Hagia Sophia, que se ha convertido en un símbolo de la política del presidente de "nacionalismo e Islam". En el interior del edificio quiere crear una madraza, una escuela coránica. Las mezquitas, subraya, "son escuelas" donde educar a "jóvenes y niños" a raíz del proyecto de Erdogan que quiere crear una "generación piadosa".
Tal y como informa AsiaNews, creada en 1924 para controlar la fe musulmana, la dirección de los asuntos religiosos se ha convertido con el tiempo en un instrumento para "islamizar" a la sociedad turca: bajo el control directo del presidente vigila 84.684 mezquitas diseminadas por todo el país, salarios de imanes, teólogos, muecines y predicadores. A estos se suman otras 2.000 mezquitas en el extranjero. Tiene un presupuesto sustancial de alrededor de 1.400 millones de euros y tiene 170 mil funcionarios en el trabajo.
Como señala Le Monde, las fatuas (edictos religiosos) emitidos por Diyanet son a menudo controvertidos: en 2018, la afirmación de que las niñas podían casarse a partir de los nueve años había generado un escándalo. Ante la ola de levantamiento popular, la institución decidió dar la vuelta y retirar el edicto.
Erdogan, junto a Ali Erbas, todopoderoso ministro de Asuntos Religiosos de Turquía.
El propio Ali Erbas tuvo que retirar partes de los sermones pronunciados en Santa, en particular en los pasajes en los que, al tratar el tema de la "conquista", atacó a Ataturk, padre fundador de la Turquía moderna, por transformar la basílica cristiana, que se había convertido Mezquita con la conquista de Constantinopla, en museo.
El presidente Erdogan acudió inmediatamente al rescate del ministro afirmando que "atacar al jefe de Diyanet es como atacar al Estado”.
En este creciente contexto de radicalización de la nación, el sentimiento de inquietud e incertidumbre de los cristianos ortodoxos está aumentando considerablemente, el último legado de una comunidad milenaria se reduce hoy a minúsculo grupo de ancianos al margen de la sociedad. De 160.000 a principios del siglo XX quedan poco más de 2,000 de los griegos de Estambul, aplastados por el nacionalismo turco-musulmán y las persecuciones que han continuado durante el siglo pasado.
Para muchos de ellos, la conversión de Santa Sofía en una mezquita evoca visiones de demonios, persecuciones y muerte y la presencia del patriarca ecuménico Bartolomé I es de poca utilidad para salvaguardar la cultura y el patrimonio cristiano. El último desafío está representado por la asimilación, con una tasa creciente de matrimonios mixtos que implican una reducción adicional del componente cristiano en la sociedad turca.