Las escenas groseras y blasfemas de la inauguración de los Juegos Olímpicos de París siguen causando reacciones de indignación, condena o protesta desde los ámbitos cristianos.

El cardenal Müller se explaya: revuelta cultural anticristiana

El cardenal Gerhard Müller, quien fuera durante años prefecto vaticano de Doctrina de la Fe, en respuesta a una petición de InfoVaticana, ofreció su análisis crítico en este portal.

"Las poses completamente deshumanizadas con las que los ideólogos LGBT se burlaron no sólo de la Última Cena de Jesús, sino también de su propia dignidad humana en la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos, son obviamente una continuación de la campaña de los Jacobinos para descristianizar Francia".

"En el punto álgido de este frenesí antieclesiástico, el 10 de noviembre de 1793, los revolucionarios franceses hicieron entrar en la catedral de Notre Dame de París a una mujer desnuda vestida como la diosa Razón y demostrar sus perversiones sexuales en el altar", recuerda el cardenal.

"Las obscenidades blasfemas contra la religión están inextricablemente ligadas a la violencia física y psicológica contra los creyentes en Cristo. Pues el «culto a la razón y a la libertad» está inextricablemente ligado al Gran Terror, del que fueron víctimas cientos de miles y millones de inocentes en el sistema totalitario ateo -desde los jacobinos, maestros de la guillotina, pasando por los fascistas y comunistas, hasta nuestros días, en los que los cristianos son la comunidad religiosa más perseguida del mundo", añade.

"La ideología woke en Occidente tiene raíces explícitamente ateas, se caracteriza de cabo a rabo por el odio a Jesucristo y la peor incitación contra la Iglesia católica. Se manifiesta en la discriminación de los cristianos con palabras y acciones violentas, incluidos crímenes judiciales contra la humanidad, por ejemplo cuando se priva a los padres de sus propios hijos por orden judicial si no permiten que se mutilen los genitales de sus hijos, todo ello bajo el eufemismo de la «autodeterminación del propio sexo»", continúa el cardenal, relacionando las escenificaciones con la ideología woke.

"Las autoridades del Estado francés justifican el permitir estas escenificaciones anticristianas e inhumanas con la ideología del laicismo, que en modo alguno significa la neutralidad religiosa del Estado, sino que no es más que una tapadera para la brutal violación del derecho humano a la libertad religiosa y de conciencia. La gente delira por la inclusión de personas «woke» en un país donde los católicos han sido sistemáticamente marginados de la vida pública y vilmente discriminados durante 200 años", denuncia Muller.

"El desprecio de la religión y de la conciencia conduce necesariamente al terror psicológico y a la violencia. Estas autoridades olímpicas deberían darse cuenta de ello al contemplar el cuadro de Francisco Goya de 1797. Lleva por título: «El sueño de la razón produce monstruos»", recomienda el cardenal alemán.

Müller avisa que las revoluciones, como Saturno, no tardan mucho en devorar a sus hijos. "La burla de la Última Cena por actores espiritualmente desarraigados y mentalmente perturbados, sus instigadores y patrocinadores fue un acto de terrorismo espiritual que se volvió contra sus autores. «La revolución es como Saturno, se come a sus propios hijos y al final da a luz al despotismo con todas sus travesuras», fueron las últimas palabras de Pierre Verniaud, el líder de los girondinos en el cadalso. Y los jacobinos, que llevaron al extremo la revuelta cultural anticristiana, no tardaron en seguirles".

El cardenal anima a los descarriados a escapar "de la prisión de su perversión y estupidez: «Dice Dios: No me complazco en la muerte del pecador, sino en que se vuelva de su camino y quede con vida» (Ez 33, 11).

El cardenal Sturla: "Suicidio colectivo" y una reflexión de Tolkien

En la misma línea que Müller, el cardenal Daniel Sturla, arzobispo de Montevideo, expresó su rechazo a lo sucedido con un mensaje en X donde afirma que "esta burla de la fe cristiana es expresión del suicidio colectivo de la cultura otrora cristiana. Es una muestra de un vacío que otros irán llenando, pero, como decía Chesterton, el cristianismo sabe de muerte y resurrección".

El purpurado uruguayo acompaña esta declaración con una composición formada por eel cuadro de la Última Cena de Leonardo y por la foto de la escena paródica de las drag queen en la ceremonia de París. Junto a la composición, una frase de J.R.R. Tolkien: "El mal no puede crear nada nuevo, solo corromper o arruinar lo que las fuerzas del bien han inventado o construido".

El obispo de Nimes: "Verdadera ofensa contra el Señor"

El obispo de Nimes (Francia), Nicolas Brouwet, difundió en redes su valoración.

“Una verdadera ofensa fue cometida contra el Señor en París, durante la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos, con la representación de una parodia de la Última Cena. Estos Juegos que unen a tantas naciones en la búsqueda de capacidades físicas y de espíritu de equipo superiores –más rápidos, más altos, más fuertes, juntos– han sido manipulados para ultrajar la fe cristiana en uno de estos misterios más grandes: el don que Cristo hace de sí mismo en su Eucaristía", protestó.

"A partir de este domingo, al leer el discurso sobre el Pan de Vida, queremos reiterar solemnemente nuestra adhesión a Cristo, de quien somos discípulos libres, gozosos y orgullosos", añade.

Y convoca a actos de reparación: "Pido a los sacerdotes que celebren una Misa de reparación y ofrezcan una Hora Santa ante el Santísimo Sacramento a las comunidades parroquiales y religiosas. Pido a todos los fieles dispersos durante estas fiestas que se unan, donde estén, a esta profesión de nuestra fe. Celebraré esta Misa y presidiré la Hora Santa el próximo sábado 3 de agosto a las 9 horas en la catedral de Nimes. ¡Cristo es Señor! Él es nuestra Salvación y nuestra Esperanza".

Gobilliard, el obispo de los Juegos: ¡se violó la Carta Olímpica!

Emmanuel Gobilliard, obispo de Digne y delegado de la Iglesia católica en Francia para los Juegos Olímpicos de París 2024, destacó algo que hasta el ateo más anticlerical debería notar: la Carta Olímpica prohíbe expresiones políticas, ideológicas o religiosas durante los Juegos. La ceremonia inaugural, en cambio, se llenó de ideología, denuncia entrevistado en La Croix.

"El derecho a la blasfemia no tiene cabida en el marco del Olimpismo", detalló. Una cosa es la libertad de cada artista a expresar sus ideas y otra lo que permite hacer la Carta Olímpica.

La parodia, dice, no contribuyó a "promover el espíritu de unidad, fraternidad y encuentro" que los Juegos Olímpicos buscan fomentar. El espectáculo con su "fuerte prejuicio ideológico", dijo, limitaba su supuesta "inclusividad" y muchos cristianos, advirtió, se sintieron heridos o excluidos, incluyendo a él mismo, profundamente afectado.

El obispo de Bayona: misa en reparación

Marc Aillet, obispo de Bayona (Francia), el domingo 28 de julio anunció: "Celebro la misa de hoy en reparación por cierta representación blasfema de la Cena, injuria hecha a cientos de millones de cristianos. "Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen".

El arzobispo de Santiago de Chile: "intolerancia de los tolerantes"

Fernando Chomali, arzobispo de Santiago de Chile, protestó desde sus redes sociales: "En los JJOO París 2024, me duele y decepciona la parodia grotesca de lo más sagrado que tenemos los católicos, la Eucaristía. La intolerancia de los "tolerantes" no tiene límite. Así no se construye una sociedad fraterna. Fuimos testigos del nihilismo en su máxima expresión".

Corriente Social Cristiana: zafiedad, manipulación, miseria

La Corriente Social Cristiana, una plataforma de valores cristianos en la vida pública especialmente implantada en Cataluña, ha difundido su propio manifiesto de protesta.

"La ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de París 2024 ha sido un ejercicio zafio de manipulación, ofensa gratuita y miseria. Manipulación, porque ha introducido una ideología que nada tiene que ver con los ideales de Pierre de Coubertin, y sí mucho que ver con la cultura woke que se pretende imponer. Ofensa, porque se ha mofado gravemente de los sentimientos más profundos de una parte muy relevante de la población de los más de 200 países que participan en esta edición de los JJOO. Miseria, porque los ataques se han dirigido únicamente a la comunidad cristiana universal mientras se ha evitado cuidadosamente ofender a otras comunidades y sensibilidades también presentes en los JJOO", afirma su texto.

Y ofrecen una comparación inquietante: "Aterra pensar lo que hubiera ocurrido si en lugar de un retrato de María Antonieta hubiera aparecido en la ceremonia inaugural una imagen burlesca de un profeta, o si los participantes en la blasfema representación de la Última Cena hubieran sido peregrinos de algún santuario de Oriente Medio".

La Corriente reclama "una urgente rectificación" y anima a firmar en la recogida de firmas de protesta de Peticiones Católicas.

Neos: "Un espectáculo lamentable"

Por su parte, Neos ha lamentado que la ceremonia inaugural estuviese llena "de mensajes de ideología de género, provocaciones continuadas que incluían desde una apariencia de trío sexual, hasta una recreación con drag queens de «La Última Cena» de Leonardo da Vinci pasando por una reina María Antonieta decapitada".

Todo ello conformó "un espectáculo lamentable" obsesionado con "el desprecio a los fundamentos cristianos de nuestra sociedad". Según la fundación que preside el ex ministro Jaime Mayor Oreja, lo sucedido "forma parte de toda una estrategia de imposición de un nuevo modelo cultural", con el cual Emmanuel Macron ha querido transmitir "la imagen de la nueva Europa sin valores cristianos".