En un artículo publicado este domingo en ABC bajo el título Pedir perdón, Salvador Sostres se ha disculpado ante los lectores del periódico por el que escribió el pasado 12 de agosto, Esto se ha llenado de patanes, en el que criticaba acerbamente al Papa.
El motivo de la crítica
La razón de aquel escrito era, explicaba, "el ataque de Francisco al Opus Dei". Eran las fechas posteriores al motu proprio del 8 de agosto sobre las prelaturas personales, de hondo impacto teológico y canónico sobre la única prelatura personal existente, y al debate suscitado por la decisión del obispo de Barbastro de nombrar rector en el santuario de Torreciudad, un apostolado del Opus Dei.
Sostres consideraba ese "ataque" como "populista" y "montonero": "La Obra es la élite de la Iglesia y Francisco la persigue porque no alcanza su nivel intelectual ni espiritual. Francisco no cree en Dios, lo usa para sus colectas. Francisco es sordo a la Gracia, no entiende el Misterio".
Era solo el inicio de una dura diatriba plagada de calificativos y afirmaciones sobre los actos y -lo que más polémica suscitó- las intenciones del Papa en su forma de entender y gobernar la Iglesia.
El motivo para las disculpas
Este domingo, sin embargo, Sostres ha querido expresar su pesar por lo que dijo: "Siento ahora la necesidad de disculparme. No tanto por lo que escribí, que también, como por haberlo escrito. Criticar a un Papa en público no es a lo que yo aspiro. Es un camino que preferiría no haber recorrido".
Lo que le ha conducido a esta decisión -afirma- es algo que ha aprendido como padre: "Si algo he aprendido en esta incertidumbre, si algo me ha servido para ser y mostrarme fuerte y creíble ante mi hija ha sido pedirle perdón siempre que me he equivocado. Si tienes la sensación de que disculparte te debilita, o que da de ti una imagen de hombre errático o sin personalidad, has de saber que es la sensación menos realista, y que la arrogancia es lo que más daño puede hacerte en una relación tan sensible y a la que tanto se le ven los trucos".
Pedir perdón no es "un acto vergonzoso sino de profundo amor", concluye: "El amor, la libertad y el perdón son lo mismo. Si falla uno los otros dos no existen. Pedir perdón es dar esperanza, como ser padre y escribir. Estas tres últimas cosas también son lo mismo".