La ciudad de Hamtramck, en Michigan, era hasta hace poco el paraíso de lo que ha acabado denominándose el movimiento progresista.
Conocida por el aparente triunfo del multiculturalismo, no tardó en ver como sus tradicionales restaurantes de comida polaca eran rápidamente sustituidos por establecimientos yemeníes y bangladesíes. Las medias lunas y mezquitas empezaron a ser vistas por sus 30.000 habitantes y el árabe se escucha en sus calles como algo parecido a una lengua cooficial.
El paradigma de lo descrito tuvo lugar en 2022, cuando el musulmán yemení Amer Ghalib conquistó la alcaldía de la ciudad con poco más de 40 años.
Hoy, Hamtramck es conocida por tener un alcalde y ayuntamiento completamente musulmanes desde 2015. Es la primera de Estados Unidos en tener un gobierno musulmán.
¿Cómo pasó de ser un joven sin nada que perder a regir el día a día local de miles de personas? De hecho fue la comunidad LGBT de la ciudad la que le ayudó a llegar como migrante.
Catrina Stackpoole, una trabajadora social jubilada y lesbiana, recuerda cómo ella y su organización le dieron "la bienvenida".
"Creamos organizaciones sin fines de lucro para ayudar a alimentarse, vestirse y encontrar vivienda. Hicimos todo lo que pudimos para facilitar su transición", recuerda.
Pero aquel discurso ha cambiado. Ahora ya no es una bonita historia de color rosa, sino plagada de lo que ella considera "traición".
¿El motivo? El anterior joven musulmán es ahora el alcalde… y no ha hecho sino aplicar la ley. Concretamente una aprobada el pasado mes de junio, que prohíbe colocar banderas ajenas a las oficiales en lugares públicos. Entre ellos, la bandera LGBT o arcoíris, considerada hasta ahora toda una seña de identidad de Hamtramck.
El alcalde Amer Ghalib apoya la prohibición de las banderas en la ciudad, pero insiste en que Hamtramck da la bienvenida a todos.
"¿Así es como nos lo pagas? ¿Apuñalándonos por la espalda?", le criticaba la misma activista multiculturalista.
Pero el alcalde de ascendencia islámica de 43 años afirma no tener nada personal contra aquellas organizaciones LGBT que le ayudaron a asentarse. "No apuntamos a nadie", justificó, solo "tratamos de cerrar la puerta a otros grupos que podrían ser extremistas".
La medida, que en esta ocasión ha perjudicado al lobby de género, ha trascendido a los 30.000 vecinos de la ciudad y llegado a oídos de la fiscal general de Michigan y también reconocida lesbiana, Dana Nessel.
"Pido a la ciudad de Hamtramck que use su voz para hablar en nombre de toda su gente, derribar el muro que han construido y que ha convertido a esta orgullosa ciudad en una vergüenza nacional. No se equivoquen, la homofobia y la transfobia son formas de maldad como lo es la islamofobia", declaró.
No es la primera vez que Ghalib observa a una comunidad LGBT despechada. En el Labor Day -día festivo federal que se celebra en Estados Unidos el primer lunes de septiembre- volvió a ser noticia al negarse a desfilar con la organización LGBT Hamtramck Queer Alliance.
La negativa de Ghalib fue respaldada por la mayoría del Concejo Municipal, íntegramente musulmán.
En un comunicado, publicado por The Washington Post, el alcalde sostuvo que su decisión de no desfilar se dio porque, a su juicio, la intención era "destruir" su imagen.
"Básicamente, querían destruir nuestra imagen frente a nuestros seguidores haciéndonos parecer como si estuviéramos liderando el grupo queer con todas esas banderas ondeando detrás de nosotros", dijo Ghalib.
Según el alcalde, muchos vecinos y otros residentes refrendan y secundan esta medida que tiene rango legislativo.
"No me gusta que [la comunidad LGBTQ+] tenga públicamente estas banderas en todas partes. Me lo estén imponiendo. No hay ningún problema en ser gay o lesbiana, pero guárdatelo para ti, no nos presiones", declaró al Washington Post Amin Haque, un conductor de Uber de ascendencia bangladesí de 26 años.