Uno de los eslóganes más extendidos por el lobby trans es el de "mejor un hijo trans que una hija muerta".
Con esta disyuntiva se suele decir que el sufrimiento generado en los niños o jóvenes con disforia o incongruencia de género les llevará al suicidio de no culminar la llamada transición. Pero cuando la llevan a cabo y la trágica muerte azota a los familiares, los promotores de las doctrinas de género lo explican acudiendo al "acoso" u "odio" que los no transgénero vuelcan sobre quienes han "transicionado".
Se trata de un discurso que lleva a muchos a acompañar a sus hijos hasta completar la transición y que, sin embargo, enfrenta cada vez más evidencias de resultados que dicen lo contrario.
La cirugía trans multiplica por 12 el riesgo de suicidio
El 2 de abril, la publicación médica Cureus publicó un estudio de siete investigadores de la Universidad de Texas que afirma que el riesgo de autolesión e intento de suicidio después de una cirugía de afirmación de género es hasta 12 veces mayor que entre quienes no se han sometido al procedimiento.
El estudio, que involucra a 56 organizaciones sanitarias de Estados Unidos y a más de 90 millones de pacientes, ha analizado los datos recogidos durante un periodo de 20 años, de febrero de 2003 a febrero de 2023, examinando "intentos de suicidio, muerte, autolesiones y trastorno de estrés postraumático (TEPT) en los cinco años siguientes al suceso índice".
Tal y como recoge LifeSiteNews, los investigadores compararon las experiencias de las personas de entre 18 y 60 años que acudieron a los servicios de urgencias de los hospitales y que se habían sometido previamente a una intervención quirúrgica de "transición" con las de quienes acudieron a los servicios de urgencias sin haberse sometido a cirugía transgénero: Un 3,47% de los que se habían sometido a una "transición" quirúrgica fueron tratados por intentos de suicidio, frente al 0,29% de los pacientes que no se habían sometido a una transición, indica el trabajo de los investigadores Straub, Paul, Bothwell, Deshazo, Golovko, Miller y Jehle.
Por ello, entre otras conclusiones, los investigadores observan la necesidad de un apoyo y seguimiento psiquiátrico integral tras el procedimiento de "reasignación".
Entre las principales fortalezas de fiabilidad del estudio destaca por estar basado en historiales médicos, por examinar millones de casos durante un periodo de 20 años sin pérdidas de seguimiento o por el control de los factores de confusión, como la comparación con personas sometidas a otras intervenciones médicas.