No se pedirá ninguna justificación médica de ningún tipo y da igual los genitales que tenga la persona, o la genética de cada una de sus células (masculina o femenina desde la concepción). Uno es hombre o mujer porque así lo declara, y ya está.
Eso es lo que el Parlamento portugués acaba de aprobar, el pasado viernes, toda una revolución antropológica (y anticientífica) simplemente porque 109 diputados a favor son más que 106 en contra.
Y lo que diga la ciencia o la genética da igual.
Una diputada del centroderechista PSD, Teresa Leal Coelho, rompió la disciplina de voto de su grupo al votar a favor de la propuesta de ley del Gobierno de izquierdas. Su votó se ha sumado a los de los diputados de PS, Bloco y los verdes del PEV y PAN. El Partido Comunista se abstuvo. PSD y CDS votaron en contra. Si Leal Coelho hubiera acatado la disciplina de voto, la victoria hubiera caído del mismo lado pero por un solo voto.
El partido socialista ha dado libertad a sus miembros, pero todos han estado a favor de una iniciativa que partió de su grupo y del Bloco (de izquierdas). Durante el año de tramitación, los dos grupos pactaron los diferentes textos en uno solo.
El centroderechista PSD tampoco hizo una gran resistencia: sólo pedía que para cambiar de sexo un médico firmara que el solicitante no sufría problemas psíquicos.
La nueva ley portuguesa también prohíbe la "cirugía médicamente innecesaria en los genitales de bebés intersexuales". Hasta ahora, solo Malta ha legislado una prohibición así.
¿A qué se refiere? La misma definición de "bebé intersexual" es más que debatible.
Un ejemplo de esta norma sería una bebé que genéticamente (objetiva, científicamente) es femenino, pero sus genitales están muy atrofiados o deformados y parece tener genitales masculinos, aunque no tiene problemas para la función excretora. Los padres podrían decidir operarla para quitar los falsos genitales masculinos. Pero la ley lo impide: la bebé mantendrá su cuerpo y será ella, al crecer, la que decidirá qué quiere hacer, si quiere hacer algo.
Eso es lo que han impuesto los lobbies transgénero y LGTB, que proclaman que el sexo es algo que decide cada uno, sin límites (puedes decidir no decidir, aplazar la decisión, etc...) y ni siquiera los padres que quieren a sus hijos pueden intervenir.
En otros países se pedía habitualmente a personas que quieren "cambiar de sexo" que se mutilen quirúrgicamente, a menudo esterilizándose, que un médico decrete que tienen "disforia de género" y necesitan esa cirugía, que se divorcien si estaban casados... pero esto es lo que los lobbies LGTB y transgénero quieren eliminar.
Ellos exigen que el Estado reconozca, simplemente, que un señor barbudo y con genitales masculinos es mujer porque así lo declara, o que una mujer con grandes pechos y genitales femeninos es hombre por se siente así.
Según el lobby gay internacional ILGA Europa, Malta, Noruega, Dinamarca, Irlanda y Bélgica son los otros cinco países que ya reconocen así el cambio de sexo.
Pero para algunos lobbies intersexuales como la ley portuguesa es insuficiente. Los padres podrían "evitar la legislación" y realizar cirugías a sus hijos declarando que "confiaban en su identidad de género". Por ejemplo, esperan a que el niño con genitales deformes hable, declaran que les ha dicho que es de tal o cual sexo (no importa lo que diga la ciencia) y mutilan sus genitales según esa declaración (quizá indemostrable).