En esta ocasión, tras una conversación entre ambos el Martes Santo, de nuevo en el texto que firma Scalfari se leen cosas asombrosas, como que el Papa afirma que las almas de los malvados no van al infierno, sino que son destruidas, frase más que desconcertante porque iría contra dos dogmas muy claros del catolicismo y de todo el cristianismo: la existencia del infierno y la vida perdurable de las almas (bien en el Cielo o bien en el infierno).
¿Existe el infierno? ¿Adónde van las 'almas malas'?, plantea el anciano periodista. "No son castigadas. Las que se arrepienten obtienen el perdón de Dios, pero las que no se arrepienten, y por tanto no pueden ser perdonadas, desaparecen", habría respondido el Pontífice según Scalfari. "No existe un infierno, existe la desaparición de las almas pecadoras", habría añadido, para asombro de cristianos católicos, protestantes y ortodoxos (la excepción serían los adventistas, que muchos protestantes consideran una secta no cristiana y que no creen en el infierno).
Sin embargo, como comentan en Giornalettismo, "se puede uno preguntar si las palabras atribuidas por Eugenio Scalfari al Papa Francisco no serán más bien una proyección del pensamiento del mismo periodista".
Y recuerdan un precedente. Scalfari, hace un tiempo, al reseñar un libro del cardenal Vincenzo Paglia titulado "Il crollo del noi", escribió: "el Papa Francisco ha abolido el lugar de eterna residencia del Mas Allá de las almas. La tesis que sostiene es que las almas dominadas por el mal y no arrepentidas dejan de existir, mientras que las que sin rescatadas del mal serán asuntas a la beatitud contemplando a Dios. Esta es la tesis de Francisco y también la de Paglia". De nuevo, que Scalfari escriba eso, no significa que lo digan los citados, y más bien parece una obsesión del anciano.
Francisco habla con bastante frecuencia del demonio, y tambiçen del infierno. Amenaza con el infierno a los mafiosos, por ejemplo.
Pero una catequesis sencilla sobre el infierno la dio el domingo 8 de marzo de 2015 cuando visitó la parroquia de Santa María Madre del Redentor en Tor Bella Monaca, en periferia de Roma y habló con los niños de allí sobre el infierno, afirmando su existencia y explicando que van allí los que se niegan a relacionarse con Dios y a recibir su amor.
Una chica scout le preguntó al Papa: “Si Dios perdona a todos, ¿por qué existe el infierno?" El Papa respondió con una pregunta: "Dios perdona todo, ¿o no?" Los niños gritaron al unísono: "¡Sí, perdona todo!" Y el Papa añadió: “Al infierno no te envían: vas tú, porque eliges estar allí. El Infierno es alejarse de Dios porque yo no quiero el amor de Dios. Este es el infierno. El diablo está en el infierno porque él lo ha querido: nunca una relación con Dios”.
”Si tú fueras un pecador tremendo, con todos los pecados del mundo a cuestas, y además te condenasen a la pena de muerte y cuando estás para morir blasfemas, insultas y todo lo demás… y en ese momento, miras al Cielo y dices:"¡Señor!"... ¿donde vas, al cielo o al infierno?¡Al cielo!… Va al infierno solamente el que dice a Dios : ”No te necesito, me las arreglo solo, como hizo el diablo que es el único del que estamos seguros que está en el infierno”, añadió el Papa.
El Catecismo explica el infierno en sus párrafos 1033 a 1037 de manera similar. Allí se lee: "La enseñanza de la Iglesia afirma la existencia del infierno y su eternidad. Las almas de los que mueren en estado de pecado mortal descienden a los infiernos inmediatamente después de la muerte y allí sufren las penas del infierno, "el fuego eterno". [...] Dios no predestina a nadie a ir al infierno; para que eso suceda es necesaria una aversión voluntaria a Dios (un pecado mortal), y persistir en él hasta el final. [...]
Citada por Il Giornale (la versión de Repubblica es para suscriptores), el resto de la entrevista de Scalfari puede exigir una fiabilidad, como poco, matizable.
- Santidad, recordará que a menudo le llamo revolucionario.
- Sí, lo sé, y me honra en el sentido en que lo dices- habría respondido el Pontífice.
Después Scalfari eslabora un complejo párrafo sobre cómo funciona la Creación de Dios.
"La creación, me dice [el Papa a Scalfari], no se realiza de la manera descrita. El Creador, Dios en lo más elevado, creó todo el universo y, sobre todo, la energía que es el instrumento con el que nuestro Señor creó la tierra, las montañas, el mar, las estrellas, las galaxias y las naturalezas vivas e incluso las partículas y átomos y las diferentes especies que la naturaleza divina ha traído a la vida. Cada especie dura miles o quizás miles de millones de años, pero luego desaparece. La energía ha explotado el universo que cambia de vez en cuando. Las nuevas especies reemplazan a las que han desaparecido y es Dios el creador quien regula esta alternancia", afirma Scalfari que el Pontífice le ha explicado.
Scalfari le pregunta al Papa si practica la política. Francisco habría respondido: "El representante de la Cristiandad debe prestar atención a otros problemas, por ejemplo, la educación de los jóvenes", pero fundamentalmente "el sentimiento de amor hacia los demás, la familia, tu propia ciudad y, sobre todo, el amor al prójimo".
"La religión tiene, para mí gran importancia, pero soy consciente de que el sentido religioso se puede dar en casa aunque no se practique. O practicas una religión, pero solo en sus rituales y no con el corazón y el alma", afirma el Papa.
"Si tengo que decir dónde hoy la religiosidad es más fuerte, señalaría las masas de pueblos de Sudamérica, de las llanuras de América del Norte, Oceanía y África, de este a oeste. África es un continente agitado y atormentado, debe ser de gran ayuda. Desde allí partieron las masas de esclavos y su carga de sufrimiento".
- ¿Y Europa, Santidad? -plantea Scalfari.
- Europa debe reforzarse, política y moralmente, -afirma el Pontífice. - También hay aquí muchos pobres e inmigrantes.
El Papa insiste: "Europa es un continente que, durante siglos, ha sufrido guerras, revoluciones, rivalidad y odio, también dentro de la Iglesia, pero también fue una tierra donde la religiosidad alcanzó su máximo, y precisamente por esto asumí el nombre de Francisco: uno de los grandes ejemplos de la Iglesia, que debe ser entendido e imitado".