El mundo del deporte es quizás uno de los que de manera más gráfica muestra la ofensiva transgénero, nuevo caballo de batalla de los grupos LGTB tras haber ya prácticamente conquistado el ‘matrimonio’ gay.

Los baños trans, los cambios de nombre en los registros, las operaciones gratuitas también para menores y las leyes que se van aprobando una tras otra ponen de manifiesto esta política que pretende eliminar el sexo biológico y adecuarlo a distintos género, incluyendo incluso el fluido.


Pero esto que para los políticos y los lobbies parece algo sencillo no lo es tanto cuando se ve en la práctica. Biológica y genéticamente, hombres y mujeres son diferentes, y ni un cambio de nombre, de aspecto físico o incluso una operación puede cambiarlo. Y este problema se está manifestando en los deportes, donde estas diferencias son muy palpables.


El tratamiento de testosterona que recibe, que en el ámbito deportivo sería dopaje, da a esta joven una importante ventaja física

Es un problema muy complejo puesto que ya se han dado casos de hombres que ahora dicen ser mujeres y que han competido en competiciones femeninas arrasando completamente debido a su físico y condiciones masculinas, sexo con el que nacieron.


Pero este problema se presenta también al contrario aunque con diferentes motivos. Estos días ha vuelto a saltar a las primeras páginas de los diarios de Estados Unidos el caso del transgénero menor de edad Mack Beggs, biológicamente nacida mujer, que está en proceso hormonal para desarrollar aspectos masculinos en su intención de querer ser varón.

Ella es deportista de lucha libre y en sus dos últimos años de instituto ha sido conocida por participar en el torneo femenino como transgénero. Quiere competir en la categoría masculina pero el estado de Texas prevé en la ley que cada persona compita según su sexo de nacimiento.


Mack tiene 17 años y por segundo año consecutivo ha arrasado en el campeonato estatal de menos de 50 kilos. Justamente en este tiempo ella ha estado tomando “testosterona”, hormona masculina, como parte de su tratamiento transgénero.

Desde 2015 lleva tomando esta hormona lo que provoca un cambio físico importante, con un mayor desarrollo muscular y más fuerza. En cualquier competición deportiva, Mack no podría participar no por un problema con su sexo sino por ‘dopaje’.

Esta hormona le concede una ventaja muy superior al resto de sus rivales, algunas de las cuales se han quejado, al igual que sus familias. Beggs ha acabado la temporada con un balance de víctorias-derrotas desproporcionado, 54-0. En la final se enfrentó a Chelsea Sánchez, a la que derrotó con claridad por 12-2.
 

En un vídeo de la final se puede apreciar como una parte del público abuchea al considerar que la competición está adulterada
sin que se haga nada para evitarlo pues cualquier deportista que hubiera tomado estos esteroides sería rápidamente sancionado.

De hecho, varias de las rivales con las que Beggs debía enfrentarse se negaron a competir contra ella debido a la importante desventaja física que le daba este tratamiento hormonal.

Esta ventaja en algunos casos podría ser incluso peligrosa en estas edades por lo que los padres de otra deportista han llegado a presentar una demanda para impedir que Beggs pudiera seguir compitiendo. Según The Dallas Morning News, la demanda afirma que permitir que el luchador transgénero compita mientras usa testosterona expone a otros atletas a ‘una amenaza de daño corporal’”.


Gran parte de la prensa habla ya de Beggs como si se trata de un varón pese a que no lo es y quitan importancia al hecho de que tome testosterona, lo cual adultera la competición.

De momento, las autoridades de Texas no plantean hacer cambios. Los deportistas menores deberán competir según su sexo de nacimiento pese a la polémica generada.

Sin embargo, ella ya ha anunciado que en breve podrá competir contra hombres y que su objetivo será participar en los Juegos Olímpicos. Este será otro problema que se avecina y que dará mucho que hablar.