Jonathan Van Maren, en The European Conservative, entrevista a la periodista Jennifer Bilek, que estudia los intereses económicos detrás de la ideología trans, siguiendo el viejo criterio periodístico de "sigue el rastro del dinero".

Muchos se preguntan cómo una locura absurda como la ideología trans se ha podido extender tanto, incluso generando leyes con multas y acoso a médicos: la respuestas es que detrás hay multimillonarios que han metido mucho dinero, y esperan recuperarlo (además de transformar la sociedad a su favor).

Ya en 2020 Bilek publicó el ensayo Los multimillonarios detrás del movimiento LGBT en First Things (que recogimos aquí en ReligionEnLibertad). Pasados 4 años, Bilek acumula más datos y ve confirmada la nefasta hoja de ruta que ya avisaba.

Jennifer Bilek se declaró mucho tiempo "de izquierdas". Hoy dice que se posiciona en un "desierto político". Denuncia un tema que muchos "progresistas" no se atreven a tratar o encubren.

"Escribo en la intersección entre humanidad, tecnología y capitalismo desbocado. Ahí está el transgenerismo, y lo que creo que es una glamurosa campaña publicitaria generada por élites", asegura.

Bilek insiste en que la ideología trans, antes de llegar a las universidades, ya existía y tenía apoyo económico de "gobiernos, filántropos, corporaciones y empresas de gestión de inversiones y contabilidad como Blackrock y Ernst & Young". Ese dinero utilizó a las universidades para vender esa ideología como algo "progresista" entre estudiantes, que luego lo difundieron por el mundo, dice.

Jennifer Bilek, periodista de investigación, busca el dinero detrás de la industria trans:

Recuerda que la promoción de lo trans lleva a mutilar órganos reproductivos y esterilizar a jóvenes, cada vez a más.

Detrás hay empresas de tecnología médica

También las asociaciones LGBT se usaron para eso. "La Fundación Arcus, una de las ONG LGBT más grandes, desempeña un papel central en este sentido, no sólo proporcionando una amplia financiación a una plétora de instituciones sino también introduciendo un aparato de seguimiento llamado MAP y alentando a filántropos ricos a invertir en el electorado LGBT. Jon Stryker, el fundador de Arcus, tiene experiencia en banca y es el heredero de la fortuna corporativa que es Stryker Medical", detalla. ¿Un ejemplo de los beneficios económicos que obtiene? Su división Stryker Medical gana dinero realizando cirugías de feminización facial.

Otro caso: la riquísima familia Pritzker de Chicago, que se enriqueció con los hoteles Hyatt y hoy se vuelca en financiar la ideología trans y sus empresas de tecnología médica. O el caso de Tim Gill, de la Fundación Gill, la segunda ONG LGBT más grande de Estados Unidos, conectada con los Stryker.

Además, asegura Bilek, "los gigantes tecnológicos (Google, Intel, Microsoft, Facebook, Salesforce, Hewlett Packard y Amazon) aprovechan su poder financiero para financiar esta industria", y también, dice, "para intimidar a estados enteros para que acepten la ideología amenazando con retirar su capital. Lo hicieron en 2016, cuando firmaron un escrito amicus curiae contra Carolina del Norte".

"La comunidad LGBT se transformó en un grupo de inversión y marketing rentable después de la crisis del SIDA. La incorporación del transexualismo, rebautizado como 'transgénero' con fines de marketing, introduce una nueva perspectiva sobre las identidades sexuales", detalla.

La ola trans, dice ella, es "una industria más que un movimiento". El concepto "transgénero" no significa nada desde el punto de vista de la ciencia o la medicina, y es una excusa para mutilar cuerpos y enganchar personas a productos químicos.

Hombre rico y trajeado en edificio moderno, símbolo de la industria que fomenta a la ideología trans y se enriquece.

Hoy muchos artistas y famosos se han sumado a esta ola, mientras que los bufetes de abogados también sacan tajada. Muchas revistas de famoseo o estilos de vida han dedicado portadas a fomentar la ola trans... la mayoría con el grupo BlackRock como accionista.

El cuerpo, campo para vender, comprar, moldear y enriquecerse

Entre estos ricachones hay varios que se creen las ideologías transhumanistas que predican algunos tecnogurús de Silicon Valley: un mundo de inteligencia artificial y reproducción artificial que modela los cuerpos y mentes de los seres humanos. El cuerpo es un campo para vender, comprar, trocear, moldear, todo un negocio.

Se trata de sacar rentabilidad de los cuerpos: tras el sexo sin reproducción, la reproducción sin sexo, y cuando se pueda, sin gestación. La sexualidad deja de ser parte del ser, para ser una cosa que se compra, vende, pierde y adquiere.

Poniendo el dinero en la industria trans están: Gilead Sciences, la Open Society de George Soros, Gill, Arcus, Ford, Astraea, Tides, Evelyn y Walter Haas, David Bohnett, Wells Fargo y Pride Foundations.

Arcus pone el dinero que financia la Fundación Astraea, que es quien impulsa organizaciones políticas, y programas como GLSEN, que introducen la ideología de género en las escuelas. También financia al gran lobby GLAAD en los medios de comunicación , que cada año saca sus informes pidiendo más y más personajes gays y trans en teleseries y películas. Otra herramienta es el Victory Institute, que prepara a líderes para apoyar la industria trans en el mundo político.

Lo transgénero, antesala de lo transhumano, el gran negocio

Martin Rothblatt, que ahora declara ser mujer y llamarse Martine Rothblatt, también se autodefine como "transhumano" y propone "la fusión de los humanos con la inteligencia artificial, la realidad virtual, la reproducción tecnológica y otras tecnologías".

Entre sus asesores "técnicos estuvieron Ray Kurzweil de Google y William Sims Bainbridge, director del Programa de Sistemas Ciberhumanos de la Fundación Nacional de Ciencias.

Bilek cree que lo transgénero (rechazar el propio sexo e identidad) es la antesala de lo transhumano (rechazar considerarse humano), que para esos millonarios es una forma de facilitar los cyborgs (híbridos humano-máquina) donde ven una gran fuente de negocio.

Combatir el lenguaje trans, decir la verdad, no callar, hacer preguntas incómodas

Tenga razón o no, Bilek pide defender el sentido común utilizando un lenguaje sensato, claro, y evitar "términos inventados como "transgénero", "identidad de género" o "uso correcto de pronombres"".

Pide siempre ser claros y pide hacer preguntas incómodas. Por ejemplo, cuando alguien hable de "personas trans" podemos protestar por el concepto mismo y preguntar: "¿Te refieres a individuos que intentan repudiar su realidad sexuada?"

Sus consejos para resistir esta ideología son "habla firmemente de la verdad y resiste la tentación de apaciguarte. Esta industria depredadora ha puesto su mirada en la próxima generación". Y añade: "La verdad, basada en la realidad biológica, es nuestro aliado más fuerte".

Un cristiano que reflexione sobre estos temas pensará que la naturaleza creada por Dios y la verdad, que hace libres, como dijo Jesús, son las grandes armas a las que hay que recurrir una y otra vez, para salvar esta generación, y la siguiente.

Entrevista-documental en inglés, en la que la periodista Jennifer Bilek responde a la pregunta "Quién está detrás de la agenda trans" (38 minutos, 1 millón de visionados en menos de un año)