El próximo viernes se celebrará en Washington la gran Marcha por la Vida que cada año reúne a decenas de miles de personas pese a las inclemencias meteorológicas del invierno en la capital de Estados Unidos.
Durante estos días se va preparando el gran evento anual provida y para ello los distintos grupos y think tank, como el caso de The Heritage Foundation, reciben a activistas de la causa como esta antigua feminista radical y que tras su conversión es ahora una periodista y oradora provida.
Una antigua feminista radical y ahora convencida provida
Se trataba de Sue Ellen Browder, que a principios de los 70 trabajaba en la revista femenina Cosmopolitan y durante dos décadas más colaboró con la publicación a través de artículos. Conoce desde dentro el movimiento feminista que adoptó la revolución sexual y que lideró la legalización del aborto como un derecho de la mujer, y lo dejó plasmado en su libro publicado en 2015 Subverted: How I Helped the Sexual Revolution Hijack the Women's Movement (Subvertido: Cómo ayudé a la revolución sexual a secuestrar el movimiento de mujeres).
La tesis del libro es que la anticoncepción y el aborto no formaron parte originalmente del movimiento de mujeres en la década de los 60, y explica cómo se produjo la unión entre la lucha por la igualdad de oportunidad de las mujeres en la educación, el trabajo o en el hogar, y la revolución sexual.
Browder asegura que como antigua escritora en la revista Cosmpolitan, que durante años fue promoviendo este feminismo de segunda ola, “he llegado a la conclusión de que el movimiento de mujeres provida es el auténtico movimiento de mujeres del siglo XXI”.
El papel de Betty Friedan
Esta mujer insiste en que el movimiento feminista de la década de 1960 comenzó como la unión de muchas mujeres por tener más oportunidades. El derecho al aborto no estaba en las prioridades de este movimiento, e incluso asegura que ni el aborto ni la anticoncepción estaban en la obra publicada en 1963 La mística femenina, de Betty Friedan, pionera feminista que desencadenó el feminismo radical que ha ido evolucionando hasta nuestros días.
Friedan intentó en un principio ir de moderada para ganarse el favor de un mayor número de mujeres y evitó llevar sus principios radicales a su conclusión lógica, aconsejando un enfoque moderado y razonable al avance de los ideales feministas. Pero Friedan nunca abandonó sus principios radicales, y sus llamamientos a la moderación fueron aplastados por los que luchaban de manera más coherente y honesta por la autodeterminación y la eliminación del género.
Según Friedan, las mujeres deben trabajar fuera de casa para ser seres humanos realizados y completos, y para tener una identidad sana. En el pasado, las mujeres habían vivido según la "mística de la feminidad", es decir, una serie de creencias y opiniones que dirigían a las mujeres hacia la plenitud en la vida familiar y las profesiones vinculadas con la atención y el cuidado de los demás. "El único tipo de trabajo", escribe Friedan, que permite a una mujer "realizar sus habilidades plenamente y alcanzar su identidad en la sociedad" es "un compromiso perenne con algún tipo de arte o con la ciencia, la política o una profesión". Se puede elegir la maternidad, pero sólo después de que la mujer sea plenamente humana tras perseguir sus ambiciones profesionales, alcanzar la independencia y luchar en un trabajo creativo propio.
Betty Friedan se convirtió en la líder feminista de Estados Unidos en los años 60
Los abortistas y su utilización del feminismo
Sin embargo, Browder habla de un momento concreto que cambiaría el movimiento feminista hasta convertirlo en el que hoy es. Según asegura, la introducción del aborto en el feminismo fue obra de los dos fundadores de la abortista National Abortion Rights Action League, el doctor Bernard Nathanson, que acabaría siendo uno de los grandes líderes provida, y Larry Lader. Ambos sabían que no tendrían éxito en la legalización del aborto sin la ayudar del movimiento de mujeres. De este modo lograron convencer a Friedan para que presentara el tema en la National Organization Woman (NOW), la organización cofundada por esta feminista.
El 18 de noviembre de 1967 fue la fecha que se convertiría en un día negro. Browder explica en Life Site News que el derecho al aborto se presentó en la segunda reunión anual de NOW, en la Sala China del Hotel Myflower, donde 100 mujeres votarían sobre los elementos que se incluirían en la Declaración de Derechos de esta organización. Después de que se plantearan “cosas razonables” hubo un gran alboroto cuando se habló de que se votara sobre el aborto.
De las 100 mujeres 57 votaron para incluir el aborto en esta declaración de derechos, dividiendo ya para siempre al movimiento de mujeres. Un tercio de estas feministas abandonó la sala del hotel y más tarde dejaron la asociación. “Todavía hoy estamos luchando contra lo que pasó esa noche”, cuenta Browder, que en aquel momento tenía 17 años.
¿En nombre de todas las mujeres?
Ante los medios de comunicación, Friedan dio la impresión de que hablaba en nombre de todas las mujeres de Estados Unidos al exigir el derecho al aborto cuando en realidad hablaba en nombre de esas 57 mujeres que votaron a favor. Lo que había comenzado como un movimiento unificado fue en aquel momento “secuestrado”.
Helen Gurley Brown fue redactora jefe de Cosmopolitan entre 1965 y 1997
Durante su reciente conferencia, Sue Ellen Browder describió también como Helen Gurley Brown, redactora jefe de Cosmopolitan durante 32 años, así como dicha publicación ayudaron a implantar la revolución sexual, incluso llegando a inventarse historias para favorecer tal fin.
"Dimos la vuelta a todos los valores tradicionales"
La experiodista de Cosmpolitan y ahora provida asegura que “dimos la vuelta a todos los valores tradicionales” y que los autores de los textos predicaron un mensaje de libertinaje sexual, diciendo que el sexo antes del matrimonio era bueno, que tener aventuras con hombres casados era normal, que también lo era el divorcio y la píldora, y que si ésta fallaba estaba el aborto.
De hecho, en un principio a Friedan le “horrorizaba” Cosmopolitan y hasta pidió a las mujeres que boicotearan la revista. Pero todo cambió en cuanto la publicación moduló su mensaje a lo que las feministas querían, pasando a formar parte del engranaje de la maquinaria de la mujer que puso las bases al feminismo de segunda ola.