Curiosamente esta ley se ha aprobado aprovechando el mediático caso de Fabiano Antoniani, más conocido en Italia como DJ Fabo, que quedó tetrapléjico y ciego tras un accidente y que en un vídeo pedía al presidente italiano una ley que le permitiese morir. Su caso fue explotado por el lobby proeutanasia y finalmente han conseguido su objetivo. Mientras tanto, este hombre murió en Suiza el pasado mes de febrero en una clínica que practica suicidios asistidos.
De este modo, esta normativa se ha debatido estos meses con este caso aún caliente en la sociedad italiana y finalmente ha contado con 180 votos a favor, 71 en contra y seis abstenciones.
Con la nueva ley el paciente puede dejar por escrito qué tratamientos se podrían iniciar o rechazar más adelante y en caso de no poder comunicarse. Ahora, los padres podrán decidir también sobre la muerte de sus hijos.
El lobby proeutanasia ha aprovechado el caso de DJ Fabo para presionar y acabar aprobando esta nueva ley
Sin embargo, esta ley cita como tratamientos a rechazar lo que hasta ahora no era considerado como tal sino como sostenimiento de la vida, como son la alimentación y la hidratación. La ventilación asistida no se nombra en la ley, pero los que se han manifestado en contra dan por hecho de que será parte de la gama de “tratamientos” a rechazar.
El objetivo de la ley, dicen los promotores, es acabar con el “encarnizamiento terapéutico”, pero va más allá. El paciente no sólo puede evitar recibir tratamientos para salvarle la vida sino que puede pedirle al médico que le ayude a morir, a lo que éste no se puede negar. Únicamente, tal y como recoge un análisis de La Nuova Bussola Quotidiana, se excluyen explícitamente dos modos de morir: una inyección letal y el suicidio asistido.
Otro de los grandes puntos oscuros de la ley son las circunstancias y razones por las que se legítima el dejar morir al paciente. Sin embargo, el texto no indica ninguna condición particular o motivo específico, por lo que cualquier pretexto podría ser dado como válido.
Podrían acogerse también a este proceso no sólo los pacientes terminales, sino los que también tienen cura, discapacitados y hasta podría producirse en ancianos que expresaran por escrito que no quieren ser atendidos
Según este análisis, con respecto a las motivaciones, todas las razones son buenas para morir y no existe la obligación de exponerlo al médico, ni de verificarlo, y mucho menos indicarlo en la historia clínica. A tenor del texto y estirando su legalidad se podría llegar a pedir morir no sólo porque se sufra terriblemente, sino también porque está deprimido, infeliz por una decepción en el amor o porque un acuerdo salió mal, cansado de la vida ya que los ancianos, etc. En la práctica, sería suficiente sedar a la persona y hacerla morir de sed y hambre.