La bola de nieve de la eutanasia en los países donde es legal va ampliando cada vez más las fronteras de la cultura de la muerte. Empezó permitiéndose para enfermos terminales, luego para enfermos graves o con graves dolores, luego para personas con algún trastorno mental, ahora ya para el simple malestar psicológico, haciéndola casi indistinguible del suicidio asistido. Empieza a surgir una poderosa reacción de los profesionales, incluso de los partidarios de la eutanasia, como recoge Michael Cook en BioEdge:

El debate en Bélgica sobre la eutanasia por sufrimiento psicológico se está calentando. El martes, 42 psiquiatras, psicólogos y académicos publicaron una carta abierta pidiendo un debate nacional sobre la eutanasia y la enfermedad mental: “La eutanasia por sufrimiento psicológico insoportable e inútil es muy problemática. Se refiere a personas que no son terminales y que, en principio, podrían vivir muchos años. Por tanto, lo adecuado es una prudencia extrema tanto clínica como legalmente. Creemos que la esencia del asunto consiste en que, al estimar la desesperación ante el propio sufrimiento, no puede eliminarse el factor subjetivo”.
 
La ley actual, dicen los firmantes, es demasiado vaga y flexible: “La ley no señala los criterios precisos de sufrimiento insoportable e inútil. Toda reclamación ante cualquier negligencia en este área terminará en una ‘tierra de nadie’ legal. Cada vez más, y con independencia de cuántos criterios haya, depende simplemente de cómo los interpreta o verifica cada psiquiatra concreto, apoyándose en sus propias suposiciones como médico y en el relato del paciente sobre sus síntomas”.
 
Los firmantes lamentan que algunas personas estén muriendo sin necesidad. Permanecer callados y al margen es un crimen de negligencia.
 
La eutanasia por sufrimiento psicológico no es un asunto que interese enormemente a los medios belgas. Pero salió de su ostracismo tras un completo artículo de Associated Press que también apareció en el Washington Post. Esto impulsó unos cuantos artículos en la prensa local.
 
El artículo en el Washington Post resaltaba el conflicto entre Willem Distelmans, director de la comisión federal de eutanasia, y Lieve Thienpont, psiquiatra que ha tratado a bastantes pacientes que querían la eutanasia por sufrimiento psicológico.


Willem Distelmans.

Según el reportaje de Associated Press, Distelmans pensaba haber permitido la eutanasia a pacientes que no verificaban los criterios establecidos por la legislación belga sobre la eutanasia.


Lieve Thienpont.

Thienpont lo negaba y acusaba a algunos de sus pacientes de manipularla. “Estos pacientes están muy desesperados y estresados”, dijo, “dicen cosas que no siempre son correctas”.


Ignaas Devisch.

Esta semana, Ignaas Devisch, bioeticista de la Universidad de Gante, cuestionó el argumento planteado por Thienpont:  “¡Hablemos de paternalismo! De repente, personas que antes eran capaces de una autodeterminación plena y que pedían la eutanasia, ya no eran capaces de articular sus pensamientos de forma adecuada. Este argumento revela un problema gigantesco: si un psiquiatra que trabaja en peticiones de eutanasia por trastorno psiquiátrico duda al mismo tiempo de si esas mismas personas pueden formular un juicio claro sobre sí mismos, eso es tanto como decir que su petición de eutanasia es un caso altamente problemático”.


Un largo reportaje en la revista Knack ilustra esta semana algunas de las dificultades en las que se encuentran ahora los psiquatras blegas. Una experimentada psiquiatra se quejaba de que la relación con sus pacientes había cambiado, a pesar de que ella es partidaria de la eutanasia: "Sorprendentemente, la gente con trastornos mentales menos severos y tratables de inmediato (como los trastornos de personalidad límite) pide la eutanasia con mayor frecuencia que los pacientes seriamente enfermos. Es el ofrecerla lo que da origen, en verdad, a la cuestión. La eutanasia se ha convertido en un nuevo síntoma.

»A menudo es un grito de ayuda: ‘¿Todavía merezco vivir, o tira usted la toalla?’ Pero es un síntoma con consecuencias particularmente peligrosas… Si rechazas tomarte en serio la cuestión de la eutanasia, pones en riesgo la relación con tu paciente y pierdes tu confianza…

»Desde que entró en vigor la ley de la eutanasia ha habido una especie de locura en nuestro trabajo. Tras la amenaza de suicidio con la cual, como psiquiatra, debes estar permanentemente en guardia, ¡ahora se añade la amenaza de la eutanasia!".

Traducción de Carmelo López-Arias.