En la votación del pasado 19 de julio, los senadores de la gubernamental Democracia Cristiana chilena (cuyos dirigentes presumen de ser los más leales a Michelle Bachelet) fueron decisivos para la aprobación del aborto en el país.
La causal por riesgo para la vida de la madre salió adelante por 20 votos a favor y 14 en contra, con el apoyo de 4 senadores del PDC (Partido de la Democracia Cristiana) y la abstención de 2 (Patricio Walker y Andrés Zaldívar). Ninguno se opuso.
La causal por inviabilidad del feto salió adelante por 19 a 14, votando los democristianos 5 a favor y 1 en contra (Patricio Walker).
La causal por violación salió adelante por 18 a 16, con 4 síes democristianos y el no de dos: Patricio Walker y Andrés Zaldívar.
Esto es, en Chile se ha aprobado el aborto porque la Democracia Cristiana lo ha querido así, pues con su voto en contra la cultura de la muerte no habría dado este paso, largamente preparado por la presión política y mediática de la ONU y las agencias mundialistas.
Por ello el padre Santiago Martín, en un artículo publicado en ABC este sábado, habla de "insólita traición" y de que allí "la Democracia Cristiana ha perdido el derecho a llevar ese apellido".
Pero es que además, recuerda el sacerdote, otro democristiano, Herman van Rompuy, ex primer ministro belga (2008-2009) y ex presidente del Consejo Europeo (2009-2014) "ha criticado la decisión del Papa de apoyar las sanciones contra los Hermanos de la Caridad por la determinación de éstos de aplicar la eutanasia en sus hospitales" y "está en el grupo de los que han aconsejado a los religiosos que desobedezcan al Vaticano y sigan adelante con la eutanasia".
Evocando lo tiempos, tan distintos, de democristianos históricos como Konrad Adenauer o Alcide de Gasperi, que figuran entre los padres de la Unión Europea, Santiago Martín si se pregunta si la escasez y "deriva" de los "políticos católicos" puede ser "un reflejo de la deriva interna de la Iglesia": "Cuando la sal se vuelve insípida o la levadura deja de tener mordiente, no sirven para nada. El mundo en general y Europa en particular se han secularizado atrozmente y eso es constatable. La Iglesia también. Pero, ¿qué fue primero? ¿Quién imitó a quién? Quizá estamos intentando luchar contra el secularismo civil y político cuando la causa de éste está dentro de la Iglesia"
Pincha aquí para leer en su integridad el artículo de Santiago Martín en ABC.