Charlie Gard no morirá en casa, en la cuna que apenas pudo estrenar debido a la extraña enfermedad que probablemente impedirá a este bebé de 11 meses poder cumplir un año. Tras renunciar al “tratamiento experimental” para el pequeño por ser ya demasiado tarde, los padres pidieron que Charlie pudiera ser trasladado a su casa y morir allí pero los médicos del hospital se opusieron y escribieron al juez alegando que esa posibilidad no es viable.

Para evitar una nueva polémica más, los padres han renunciado también a esta posibilidad y ahora sólo piden poder despedirse tranquilamente de su pequeño. El abogado de la familia ha indicado al juez que la pareja desea “tener unos cuantos días de tranquilidad fuera del entorno del hospital”.


Ahora los padres y el hospital tienen que llegar a un acuerdo sobre donde morirá el pequeño Charlie. De no ser así decidirá el juez. Todo parece indicar que será trasladado a un centro de enfermos terminales donde recibirá los cuidados paliativos necesarios antes  de que sea desconectado del ventilador y muera.

"Si a las 12.00 horas de mañana (este jueves) no se ha alcanzado un acuerdo alternativo, Charlie será trasladado a un centro de cuidados paliativos y extubado poco después", ha dicho el juez que preside el caso, Nicholas Francis.


Para que se de ese acuerdo, el hospital exige un equipo médico especializado. Para ello, este martes los padres hicieron una llamada urgente a los pediatras especializados, cabezas de equipo médico, de todo el país para pedir voluntarios. No tardaron en encontrarlos.

Las enfermeras del propio hospital se han ofrecido a cuidar de Charlie en este centro de cuidados paliativos y el médico que escogieron acudió este miércoles al juzgado para explicar al juez su plan de asistencia.

Dependiendo de la decisión del juez, el niño podría morir este mismo jueves o podría permitir a los padres algún día más para despedirse de él tras esta vorágine judicial.