Los jueces y los médicos dijeron que el tratamiento no tendría éxito y que por “el interés del menor” debía tener una “muerte digna”. Sin embargo, hasta para morir los médicos están pasando por encima de los padres de Charlie.
La de este jueves ha sido la última noche que sus padres han dormido junto a su hijo, que han acusado a los médicos de “no tener corazón”. Desde el hospital les dijeron que “no habrá prisa” en desconectar a Charlie pero al final esto no ha sido cierto, aseguran los padres.
Los padres de Charlie, devastados, aseguran que “todos los días le prometimos a nuestro hijo que lo llevaríamos a casa. Queremos darle un baño, ponerlo en una cuna en la que nunca ha dormido, pero ahora nos están negando eso”.
Además, han denunciado que los médicos les prometieron que les permitirían pasar un último fin de semana con Charlie pero “ahora ni siquiera hay tiempo para eso. "Amigos y familiares querían venir y ver a Charlie por una última vez. Pero ahora ni siquiera hay tiempo para eso. Los doctores nos dijeron que no había prisa en apagar su ventilador, pero ahora nos están apurando", dijo su madre.
El caso Charlie pone de manifiesto cómo luchar por la vida de un hijo puede ser penado mientras se defiende acabar con la vida en el seno materno. Además, la patria potestad de los padres queda completamente anulada por el Estado y sus órganos.
El pequeño Charlie sufre el llamado Síndrome de Agotamiento Mitocondrial que solo sufren otras 16 personas en el mundo aunque hay niños como él y que habían sido desahuciados por los médicos que siguen con vida. Emanuele, por ejemplo, tiene hoy nueve años y hasta es un pintor de éxito.