El pequeño sufre una extraña enfermedad, Síndrome de Agotamiento Mitocondrial, que sólo sufren otras 16 personas en el mundo. En estos momentos, el pequeño está conectado a un ventilador y los médicos y jueces de Reino Unido se negaban a que se le trasladara a Estados Unidos, donde se le ofrecía una pequeña posibilidad para que sobreviviera. A eso se agarraban sus padres.
Los tres jueces de la Corte Suprema reunidos de urgencia dictaminaron el pasado 1 de junio que se debía permitir “morir con dignidad” al niño y esto pasaba por no intentar ningún otro tratamiento. Los magistrados justificaban su decisión en que el “interés superior del niño debe prevalecer” y que el tratamiento en Estados Unidos sería inútil y no favorecería este “interés” de Charlie.
Pese a que el Tribunal de Estrasburgo ordenó el pasado 19 de junio al hospital de Londres mantuviese con vida a Charlie hasta que estudiaran a fondo el caso, lo que se preveía en unas tres semanas, finalmente en diez días han “desestimado” la agónica petición de los padres.
Charlie morirá desconectado, “dignamente”, dicen los médicos, sin agotar todas las posibilidades. El tribunal europeo respalda a los tribunales británicos y asegura que “no existen posibilidades de éxito” con el tratamiento experimental y que realizárselo al pequeño “sólo causaría a Charlie aún más daño”.
De este modo, en próximos días, aún no hay fecha, el pequeño morirá al lado de unos padres que han llegado lo más lejos que permite la ley para salvar a su hijo y que han visto como se les ha negado la capacidad para decidir qué es lo mejor para su hijo.
“Si pensáramos que no hay ninguna esperanza, no lucharíamos por él. Pero si hay la más mínima posibilidad de que un tratamiento funcione, y el doctor en EEUU así nos lo ha dicho, ¿qué padre no lo intentaría?”, se preguntaban los padres de este pequeño.
Fuentes del hospital londinense en el que está el niño y que fue el primero que pidió su desconexión han asegurado a la BBC que “Nunca es fácil cuando la opinión médica y judicial va en contra de los deseos de los padres, pero nuestra primera responsabilidad como hospital es la de hacer prevalecer los derechos del niño. Es muy difícil pedirle a alguien que trate a un bebé que no tiene ninguna posibilidad de sobrevivir o de mejorar su calidad de vida”.
Sin embargo, la madre de un niño que también sufre la misma enfermedad y que también había sido desahuciado por los médicos hizo un llamamiento a los jueces para que lucharan por la vida de Charlie. Su hijo Emanuele tiene hoy nueve años y hasta pinta cuadros. “El principio que debe guiar al ser humano “es proteger y defender la vida de este niño, ya sea unas pocas horas u ochenta años”, decía esta madre.