Los medios de comunicación se escandalizaron y dedicaron noticias a la cofradía varios días. Algunos hablaron de que la indignación popular haría dar de baja a muchos cofrades. También la alcaldesa Amparo Marco, socialista apoyada por una filial de Podemos, protestó y amenazó con retirar los 4.000 euros de subvención que viene otorgando anualmente a la cofradía para organizar las fiestas patronales en honor a la Mare de Déu del Lledó.
Hay que tener en cuenta que cuando llega la fiesta del Lledó 6.000 personas hacen cola para besar a la Virgen en la basílica de esta advocación (www.basilicadellledo.es), durante una media de cuatro horas, y la alcaldesa suele estar allí durante todo el acto (aunque sin besar a la imagen).
La polémica duró varias semanas, con presiones de políticos y activistas.
Pero una vez pasado el alboroto sólo se ha dado de baja un cofrade, y por el contrario se han producido una docena de altas, cosa común en mayo, tras las fiestas patronales. Así lo ha declarado el secretario de la entidad al diario El Mundo. La Cofradía es una entidad firme y consolidada que cuenta con 4.300 cofrades que pagan una pequeña cuota anual (de 10 euros). En cuanto a los actos públicos, siguen llenándose de devotos, autoridades, etc...
El caso muestra que si una entidad consolidada se mantiene firme frente a las presiones manteniéndose fiel a su ideario, pasado el alboroto mediático, no hay repercusiones significativas y, por el contrario, los cofrades quedan confirmados en su fe y convicciones.
Todo empezó cuando el prior de la cofradía, el sacerdote Ignacio Pérez de Heredia, en el cargo desde 1974 y catedrático emérito de Derecho Canónico, impidió que Javier Gimeno, homosexual casado con otro hombre, entrara, por esa causa, en la Junta de Gobierno. Desde la cofradía insisten que la decisión de no permitir a Gimeno que el próximo otoño entre en la junta de gobierno, a propuesta de un amigo, responde al Derecho Canónico que ve como «matrimonio irregular» la boda civil entre Gimeno y el diseñador de moda Higinio Mateu.
La cofradía explica que «hasta la fecha no se ha expulsado a ningún cofrade por su opción sexual o por su estado civil, porque puede que alguien esté divorciado pero eso no se le pregunta a nadie», aseguraron a El Mundo. Sí hay un caso de una divorciada vuelta a casar a la que no se le permitió entrar en la Junta Directiva, recoge este diario.
Javier Gimeno no es un ejemplo de fidelidad a la moral sexual y familiar católica, pero sigue declarándose devoto de la Virgen del Lledó y declara que no le gusta que la alcaldesa amenace con retirar fondos a su fiesta.
Aunque Gimeno podía mantenerse como cofrade "de a pie" afirma que se ha dado de baja de la entidad y que ha escrito una carta quejándose al Papa Francisco.
Por supuesto, también podría dejar de convivir con su pareja y anunciar que vivirán una amistad casta y que comparte las enseñanzas católicas. Nadie le pondría objeciones entonces para entrar en la Junta Directiva y de hecho podría dar un buen ejemplo.
Análisis del caso realizado por un sacerdote que también es periodista, el padre Julián Lozano