Alicia V. Rubio es una profesora en un instituto público de Leganés que ha vivido escraches, amenazas, presiones y todo tipo de censuras por haber publicado el libro Cuando nos prohibieron ser mujeres y os persiguieron por ser hombres, un libro crítico con el feminismo radical y con la ideología de género. Las presiones de unos concejales de Podemos y de unos cuantos profesores activistas en el centro han llevado a que sea cesada como Jefa de Estudios del instituto. También su marido, director del instituto, ha recibido presiones. 

Pero ¿qué es lo que escribe la profesora Rubio -filóloga con pasión por la antropología- que molesta a tantos y mobiliza grupos de presión, manifestantes y censuras? Lo explica con serenidad y naturalidad en esta entrevista de 20 minutos en La Contra TV (www.lacontra.tv).


Alicia Rubio empieza explicando el sentido del título. "Simone de Beauvoir inventó una nueva mujer a la que hay que adaptarse, y si no nos adaptamos... Ya dijo ella que no hay que permitir a las mujeres quedarse en casa con sus hijos, porque muchas lo eligirían", explica refiriéndose a la feminista amante del filósofo Jean Paul Sartre, que era también encargada de buscarle más y más parejas sexuales casi adolescentes. 

Alicia analiza así el feminismo radical. "Se nos obliga a tener rol masculino, nos apetezca o no: tenemos que ser agresivas, luchadoras, valientes, poco sensibles, queramos o no; y a los hombres se les persigue, porque a partir de cierto momento el feminismo decidió que el enemigo era el varón. Al hombre se le persigue incluso con legislaciones que vulneran sus derechos fundamentales", explica.

Hay que recordar que en España el Gobierno socialista de Zapatero implantó leyes que castigan con más pena un mismo delito si lo comete un hombre que si lo comete una mujer. El PP ha mantenido y reforzado estas leyes.

Ese tipo de feministas pretenden, explica la autora, "sobre todo, que las mujeres odiemos la maternidad, una cosa que a muchísimas mujeres nos parece una forma óptima de realizarnos; las mujeres claro que somos luchadoras...y más todavía si luchamos por nuestros hijos".


Después, en una época en que fue profesora de gimnasia, se asombraba al ver cómo muchos profesores se esforzaban ideológicamente por lograr que las niñas se interesasen por deportes que no eran del agrado femenino. Empezó a estudiar las doctrinas feministas y de ideología de género. Cuando con la Educación para la Ciudadanía esas doctrinas empezaron a implantarse en colegios, ella se opuso. Y de sus investigaciones salió el libro.



Alicia V. Rubio recuerda que en el origen está la izquierda de la escuela de Frankfurt: en los años 50, viendo que no era muy eficaz en Estados Unidos el discurso clásico marxista de la lucha de clases, de la lucha perpetua del proletariado contra el capitalista, esa izquierda pasó a proyectar la lucha en otros campos, en este caso, la lucha de las mujeres, como "clase oprimida", contra los hombres, "clase opresora". Había que aplicar el marxismo y su lucha de clases, su conflicto perpetuo, también a las familias, a las parejas, a la relación entre hombres y mujeres.  

Después señala que en España, detrás de la ideología de género, hay mucho dinero que financia asociaciones, programas, activistas... Y, a nivel internacional, poderes más allá de los Estados, que la promueven.


Más adelante, la profesora detalla las presiones a las que ha sido sometida, como los lobbies actúan en los colegios, y luego pasa a comentar la llamada "ley Cifuentes", las normativas autonómicas madrileñas de adoctrinamiento LGTB en colegios, entidades públicas, locales, etc...

"La Ley Cifuentes es una auténtica vergüenza, vulnera 5 derechos fundamentales, y uno de ellos es el derecho de los padres a educar a sus hijos. Ahora el 17 de mayo los centros educativos -aunque aún no está desarrollada la ley- tenemos la obligación de celebrar el día contra la LGTBfobia. Y también tenemos la obligación (pero queda fuera del centro) del Día del Orgullo Gay. Creo que en una democracia nunca se ha obligado antes a celebrar ningún tipo de causa privada. Nunca ha sido obligatorio celebrar el Día de la Paz o de las enfermedades raras o contra el hambre... y ahora hay que celebrar el día de una opción sexual, tan respetable como cualquier otra pero que en los centros educativos de menores no pinta nada. ¿Por qué las campañas de inclusión derivan siempre al mismo colectivo?"

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