Este mismo martes, Iglesias ha vuelto a la carga con este asunto. “La Iglesia Católica tiene ya bastantes canales en los que emitir misa o lo que quieran porque tienen un enorme poder”, ha afirmado, para añadir que “a mí me parece que las televisiones públicas tienen que estar para emitir contenidos culturales, contenidos que defiendan la diversidad y la educación sexual”.
Los argumentos dados para acabar con uno de los espacios más vistos de esta cadena pública son los siguientes: “Hemos visto a la jerarquía católica en España criticar a las mujeres por defender sus derechos, criticar a las personas que deciden casarse con un compañero o una compañera del mismo sexo, decir que los jóvenes no tienen que usar preservativo en sus relaciones sexuales. Bueno, pues eso, desde la televisión pública, no”.
Siguiendo con su mitin laicista, el líder de Podemos afirma que "la televisión pública tiene que estar para defender los valores de la tolerancia, los derechos de las mujeres y de las personas a contraer matrimonio y amar sin pedir permiso a la jerarquía eclesiástica”.
“Por desgracia, cada vez que hablan los obispos en este país, es para decir que la ideología de género es un peligro, para decir que el matrimonio entre dos hombres o mujeres no es matrimonio, que los jóvenes no tienen que usar preservativo en sus relaciones sexuales o el sexo es un tema tabú. Eso que lo digan en 13TV o en la COPE”.
Pablo Iglesias quiere eliminar todo lo católico de la vida pública
Uno de los que ha querido salir al paso de la ofensiva podemita ha sido el sacerdote salesiano y subdirector del programa ‘El día del Señor’ de TVE, Javier Valiente, que deja en evidencia el sectarismo de Iglesias vaciando todos sus argumentos.
En su muro de Facebook explica que “el programa es uno de los más antiguos de Televisión Española. Además, es un programa que está en la mayoría de los países de nuestro entorno, no somos una excepción. En algunos hasta con el mismo nombre. Algunas de las misas que nosotros retransmitimos, incluso, las tomamos de Eurovisión, pues algunos países las ofrecen para los demás de Europa. Alguna vez habréis visto misas desde Irlanda, Francia, Suiza, Holanda... vamos que, de quitarla, los raros seríamos nosotros”.
Por ello, este sacerdote aclara a Pablo Iglesias que “no se trata de un privilegio de la Iglesia Católica. Según la implantación de las distintas confesiones religiosas en cada país, las televisiones públicas dedican espacios a los diferentes credos. En la nuestra, por ejemplo, tienen espacio el Islam, Iglesia Evangélica, Comunidad Judía y los Católicos. Son espacios de servicio público, cada confesión decide los contenidos y TVE, los profesionales y la infraestructura técnica para que se puedan desarrollar. Y con los criterios, dedicación y buen hacer de estos profesionales”.
Siguiendo con su explicación, Javier Valiente asegura en su carta que “estos programas tienen razón de ser en función de la vocación de servicio público que ha de tener una televisión que pagamos entre todos. Los católicos también pagan los impuestos con los que se mantiene la televisión pública. En la propuesta presentada al Congreso, se dice que hay que quitar la misa pues la televisión pública debe buscar la ‘absoluta neutralidad en materia de ideologías, religión o creencias’. Como si en casi todos los programas no se transmitieran creencias o ideología”.
De hecho, recuerda a Podemos que cada uno es libre de ver o no la misa. “En nuestro caso, además, cada domingo es una especie de encuesta a la audiencia que elige -¡bendito mando a distancia!- ver o no nuestro programa. Y en su franja horaria, de 10'30 a 11'30, suele ser el más visto en porcentaje de audiencia, incluso en relación a otras cadenas generalistas.
Por último, también lanza un mensaje a los católicos españoles: “Esta polémica, me parece, también tiene que servir para que los católicos no demos todo por descontado. Tenemos que hacer valer también nuestros derechos y movilizarnos para que sean respetados en el marco de una sociedad democrática, siempre con el diálogo y el respeto hacia otras opiniones, pero con la firmeza de las convicciones que defienden la pluralidad y la libertad. De todos, también la nuestra”.