Esta expresión que responde a una verdad biólógica es a juicio de sus numerosos perseguidores una “incitación al odio” contra los transexuales pese a que existen numerosos estudios científicos y testimonios de extransexuales que alertan de los riesgos que entraña el cambio de sexo. Sin embargo, ante estas situaciones prima la censura.
Por ello, cobra si cabe más importancia los testimonios que ofrecieron dos extransexuales en el programa “Camilo” en la CNN en español. En él, Paul y Maritza denunciaron las contradicciones y absurdos del cambio de sexo y que se aplique este proceso a niños que son utilizados “como ratones de laboratorio”.
Ambos se sentían a disgusto con su sexo real, se sometieron a un cambio de sexo y descubrieron que eso no solucionaba su insatisfacción. El programa incluía la intervención por teléfono de la psicóloga Marisa Azaret, colaboradora frecuente de la CNN en temas de salud.
Maritza, que se sometió a un cambio de sexo para intentar vivir como un hombre, llamándose Mark, pidió a la psicóloga que explicase “qué exámenes objetivos, no subjetivos” hay para respaldar el cambio de sexo a menores.
“No porque alguien diga que se sienta que ha nacido en el cuerpo equivocado”, matizaba Maritza, sino “¿qué exámenes objetivos hay?”.
La psicóloga Azaret, “en respuesta clara y al punto” admitió: “no hay ningún examen objetivo ni subjetivo tampoco”.
La psicóloga admitió que los adultos que deciden cambiarle el sexo a un niño (parientes y médicos) lo único que hacen es "observar al niño” para ver si le quieren someter a reasignación sexual. No hay criterio científico ni prueba objetiva.
"Al niño se le observa, y al niño se lo deja, se lo deja jugar como él quiera jugar, se lo deja que él poco a poco vaya guiándonos”, dijo la psicóloga.
“Es una población que existe y nosotros no somos nadie ni para juzgar ni para moldear”, sino que “vamos a dejarnos que ellos solitos nos den ese camino, nos orienten”.
El periodista entonces dijo a la psicóloga que Paul y Maritza, que han vivido lo que es un cambio de sexo, lo ven de otra manera: creen que los adultos manipulan a niños para cambiarles el sexo con implantes y operaciones. Paul explicaba en el programa: “esto es un experimento. Es como (que) los niños son como ratones de un laboratorio”.
“Ellos no saben lo que va a pasar con ellos, y ellos están como ‘a ver ponerles hormonas, a ver bloquearles su puberty’ (pubertad)”, criticó.
“La verdad es que ustedes [los médicos que hacen cambios de sexo] no saben lo que están haciendo”, sentenció Paul.
El periodista preguntaba entonces a Paul y Maritza si creen que los psicólogos y médicos se hacen ricos con los cambios de sexo y ambos responden afirmativamente: “hacen 20.000 dólares con una inyección que le pone un implante” a los menores, dijo Paul.
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