La furibunda campaña que prácticamente todo el espectro político, desde el PP a Podemos o la CUP, y desde gran parte de los medios de comunicación contra el lema "Los niños tienen pene. Las niñas tienen vulva. Que no te engañen", promovida por HazteOir.org en un autobús, ha puesto de manifiesto hasta qué punto está España sometida a la dictadura de lo políticamente correcto.

Una verdad científica, que ningún biólogo podría negar, podría llegar a los tribunales pues son ya varias las denuncias interpuestas contra esta campaña. Sin embargo, esta polémica va más allá pues muestra cómo la libertad de expresión puede ser sometida a ideologías concretas. Además, se evidencia también la fuerza que el lobby LGTB ejerce sobre la clase dirigente y mediática.

Pero a pesar de nadar contracorriente, distintos intelectuales, periodistas, representantes de asociaciones y eclesiásticos claman ante estos ataques a los derechos más fundamentales y ante la incoherencia en la que se fundamenta la ideología de género y que por ley no puede ser cuestionada. Religión en Libertad ha hablado con algunos de ellos:


En declaraciones a ReL, el sociólogo afirma que “estamos en la incoherencia total. Este progresismo dominante es nefasto para España. Hoy en día, los asuntos progres son los que dominan España. Todo lo que vaya contra el dogma es visto con desprecio o acusación penal y esto va contra la libertad”.

Además, añade que “no se puede decir que los niños tienen pene y las niñas vulva porque es lo progre, lo que ellos dicen que no se puede decir no se puede decir. Y transmitir la idea de que los niños pueden cambiar de sexo sin consultar a médicos o padres lleva a estas aberraciones”.



El obispo de San Sebastián también ha querido denunciar la dictadura ideológica afirmando que “nuestra cultura ha pasado de enarbolar la bandera de Voltaire: ‘No comparto tu opinión, pero daría mi vida por defender tu derecho a expresarla’; a la censura y persecución abierta hacia todo lo que es considerado políticamente incorrecto".
 
En su opinión, "la única explicación que se me ocurre de este cambio tan radical de posición, es que quienes anteriormente invocaban la libertad de expresión, lo hacían como pura estrategia hasta alcanzar el poder, y sin creer verdaderamente en la libertad de conciencia”.



Para este experto en asuntos de familia y uno de los que más está luchando contra la dictadura LGTB, la frase de que los niños tienen pene y las niñas vulva “es obvio que se tiene que poder decir porque es una realidad biológica”. Por ello, afirma que si se quiere interpretar esa frase se debe poder dar el debate. “Cuestión distinta es que la campaña me parezca más o menos acertada pero debe prevalecer la libertad de expresión”.



El conocido periodista liberal dedica varios minutos de su programa a denunciar el “sumidero de progrez” en el que se encuentra España al censurar lemas como el del autobús de HazteOir.org. “¿Qué es esto de meterse en la cama y la bragueta de los niños? ¿De hacer política con esto? ¿Qué es esto?, denuncia Losantos, que lo ha definido como una “tiranía”. “Estamos en la civilización judeocristiana, y esto que se está haciendo es una barbaridad”, afirma para volver a preguntase si “es que los niños no tienen pene”.

Además, destaca el adoctrinamiento a los menores: “entre los 4 y los 11 años, un niño y una niña son plastilina. No saben lo que les gusta, lo que les duele lo que les pica. Además depende mucho de las imágenes paterna y materna. Esto es volver locos a los niños”.



Por su parte, este intelectual católico considera que “esta reacción obedece a la ofuscación de la conciencia de la que habla Isaías, que llama a la noche día y a lo malo, bueno. Y entonces, cuando alguien dice que el día es día y lo bueno es bueno, produce escándalo. Esta ofuscación es colectiva, pero ha sido creada por nuestros representantes políticos. Los que, como decía Léon Bloy, siempre reculan para coger impulso, deberían tomar nota de una vez y, si votan al partido que han estado votando hasta ahora, no engañarse y decir le votan para que no les quiten sus ahorros ni su chalet en la playa”.
 
A pesar de ello, prosigue De Prada, “esto contribuye a clarificar posiciones, y a que muchos católicos que han colaborado con el mal durante tantos años queden expuestos ante los focos y pongan fin a la farsa.” “Esto evoca la fábula del rey desnudo. La enfermedad social es tan absoluta, que el rey va desnudo y todos aplaudimos sus ropajes. Ese autobús es el niño que deja en evidencia a unas gentes sometidas y destruidas”, sentencia.


La exdiputada del PP, que quedó fuera de las listas por su carácter provida, asegura que lo que está ocurriendo en la actualidad es la constatación de que “se está iniciando una época de totalitarismo”. A su juicio, “se están vulnerando derechos como la libertad de expresión con la imposición de la ideología de género”.

“Espero que esto no vaya a más y que las personas reaccionen ante estas imposiciones totalitarias que atentan contra la libertad de expresión. No tiene sentido que cuatro partidos hayan reaccionado de esta manera contra el autobús y no hayan reaccionado ante las marquesinas en el País Vasco. Estamos llegando al absurdo, a la exaltación del absurdo”, insiste.



Josep Miró, ex político, presidente de la asociación E-Cristians y miembro del Pontificio Consejo de Laicos, anima a decir la verdad sin miedo. "Decir que las niñas tienen vulva es una evidencia y no falta al respeto a nadie. Existe además un consenso científico entre los científicos de verdad, no los charlatanes de género, de que es una brutalidad actuar sobre el sexo de los niños y adolescentes. Hay que dejarlos tranquilos, porque la sexualidad, hasta cierta edad, no se manifiesta plenamente. Intentar que haya un niño transgénero es condicionar su futuro. Es muy grave que se quiera negar la evidencia y que se quiera impedir la difusión de la evidencia. Negar esta realidad es caer en el mundo de la novela 1984, el Gran Hermano, el neolenguaje…”.

“En Barcelona hace pocos días querían impedir la conferencia de Philippe Ariño porque criticaba la ideología de género, y hasta el Parlament publicó un manifiesto contra el acto, cosa insólita porque los Parlamentos no publican manifiestos. Pero se celebró. No hay que tener temor, y menos uno de vuelo gallináceo, porque nadie nos va a llevar a un campo de concentración por discrepar. Ese temor es imperdonable y no permite construir nada sano. La situación en España se parece al comunismo en la voluntad de imposición, aunque no en los métodos, porque los métodos actuales son light: no te encarcelan pero te empapelan, que además es algo muy español”.

Miró ve que “desde hace años en España es hegemónica en el poder la perspectiva de género, que no es ciencia, sino una ideología, como puede serlo la liberal o la marxista. Y en democracia una ideología no debe imponerse a todos. La ideología de género se ha impuesto gracias a la confusión: mucha gente la apoya sin saber ni qué es. En E-Cristians la refutamos debatiendo desde la racionalidad con nuestro documento “Crítica a la perspectiva de género, deshaciendo la confusión”.



Mientras tanto, el escritor afirma a este diario que "la dictadura de lo políticamente correcto ha conseguido que lo obvio sea pecado. El poder intentará crear su propia realidad como en todas partes pero yo creo que a la carcasa le estallarán las costuras”.

Anteriormente, en su Facebook escribía que “lo intolerable es que la fuerza pública intervenga para prohibir que ese bus circule; para reprimir lo que, al cabo, sólo es un gesto de libertad de expresión. Orwell, es bien sabido, imaginó en '1984' una Policía del Pensamiento, brazo armado del Ministerio de la Verdad, que perseguía a los disidentes de la doctrina oficial. Pues bien, henos aquí de nuevo, en '1984'”.



El director de este nuevo medio que denuncia precisamente la dictadura de lo políticamente correcto añade también que “la polémica del autobús y la consiguiente y unánime reacción de la clase política (y periodística) es la prueba de que ya queda menos para que señalar lo obvio -esto es, que los niños son niños y las niñas, niñas- sea tipificado como delito”.

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