El eco de la entrevista ha ido mucho más allá de los propios espectadores que tuviera el programa de Cuatro puesto que sus palabras aparecieron posteriormente en la prensa de toda España.
Por este motivo, el obispo de Vic, Romá Casanova, diócesis en el que se encuentra el convento en el que supuestamente debería estar Caram, ha emitido un comunicado en el que desautoriza las palabras de esta monja.
Así, el texto del obispado catalán recuerda que “frente a las recientes declaraciones públicas de una religiosa, el obispo de Vic recuerda que forma parte de la fe de la Iglesia, desde sus inicios, que María fue siempre Virgen y que esta verdad de fe fue recogida y proclamada de modo definitivo por el Concilio II de Constantinopla, siendo el primer dogma mariano y compartido por los cristianos católicos y ortodoxos”.
Por ello, añade el texto, “estas declaraciones no se ajustan a la fe de la Iglesia y lamenta la confusión que hayan podido causar al pueblo fiel”.
Lejos de dar marcha atrás ante el escándalo generado, Lucía Caram ataca ahora a todo aquel que ha informado de cómo atacó la doctrina católica durante la entrevista y simplemente se limita a decir que siente si alguien se ha ofendido, para posteriormente seguir manteniéndose en sus argumentos.
En una carta enviada a los medios, Caram dice ahora que “al preguntarme por la virgen María manifesté, como lo creo, que María, seguramente estaba enamorada de José, y creo que ella era una mujer plena, como lo demuestra su presencia discreta pero contundente en los Evangelios. Quise manifestar que no me escandalizaría si hubiera tenido una relación de pareja con José su esposo, y creo que todo esto entra dentro del misterio, del depósito de la fe, y también de una fe que unos viven y aceptan sencillamente y otros sin menos sencillez, con la fe, también buscamos entender”.
El negar la virginidad de María “escandalizó a muchos”, asegura y se justifica afirmando que fue porque “no hubo espacios para matizaciones” pese a que tuvo toda la libertad posible para hablar de Dios y de la Virgen durante una entrevista larga y extensa, pero no lo hizo. Luego añade que quedó clara su “fidelidad y amor a la Iglesia” y la “certeza de que el sexo no es sucio ni algo condenable” aunque ella dijo que la Iglesia ha hablado del sexo como algo “sucio”.
“Si alguien se sintió ofendido, pido disculpas. Y si alguién no entendió mis palabras, estoy dispuesta a dialogar. Pero que nada hiera el respeto, el amor y la comunión”. Esta es su única disculpa. Y lo hace justamente antes de arremeter contra todos aquellos que le han recordado cuáles son los dogmas y las enseñanzas de la Iglesia.
“Me preocupa la lectura fragmentada, ideológica y perversa que algunos martillos de herejes, sedientos de venganza y animado por el odio, han hecho llenando de calumnias, amenazas serias, incluso a mi vida, en diversos medios”, espeta.