De no parar de recibir elogios los dueños de la empresa han pasado de un día para otro a ser calificados de odiosos homófobos, reaccionarios y antiabortistas. Ahora son las víctimas propicias de una campaña a través de las redes sociales que pide boicotear sus productos y muchos la han seguido al pie de la letra.
Todos los grandes medios franceses se hacen eco de este suceso que muestra el poder y la tiranía a la que puede llegar la teoría de género. O se está a su lado o se es su objetivo y todo ello ante el asombro de Michel de Rovira y Augustin Paluel-Marmont, los fundadores y dueños de la marca.
Ambos están sorprendidos porque no han dicho nada ni de la homosexualidad ni del aborto. No ha hecho falta. Sin necesidad de comentar estos asuntos han sido linchados mediáticamente gracias a la campaña orquestada contra ellos y fomentada por grupos LGTBI.
Pero, ¿cómo empezó toda la polémica? Todo se inició cuando el precandidato de la derecha François Fillón, un católico declarado, acudió dio una charla organizada por Michel&Augustin, acto al que en otras ocasiones han acudido políticos de otras ideologías.
En dicho evento, Augustin alabó a Fillon y dijo que era el que mejor podría crear un horizonte político para Francia. Eso es todo los que los representantes de esta compañía han dicho. El resto ha sido obra de los ideólogos de la teoría de género.
Precisamente, el inicio del linchamiento no ha sido casual sino que ha coincidido con la vuelta a las calles el pasado 15 de octubre de la Manif pour Tous, el movimiento profamilia que consiguió movilizar a cientos de miles de franceses contra el llamado matrimonio homosexual.
En su delirante interpretación de la realidad, los responsables de la campaña relacionaron que si el cofundador de Michel&Augustin apoyaba a Fillon y el político simpatizaba con la Manif pour Tous, por tanto, el empresario era inevitablemente un homófobo.
Y así comenzó el boicot. Iniciado por Liberation y azuzado en las redes sociales por distintos grupos de presión. Pronto en los supermercados aparecieron pegatinas que etiquetaban los productos de esta empresa tildándolos de homófobos y hasta prendieron fuego a varias de estas bolsas.
Parte del boicot consiste en tildar de homófoba a la marca
Pero los que orquestaron la campaña necesitaban más material contra Michel y Augustin y para ello volvieron a forzar la realidad para poder justificar sus acciones.
Lo hicieron de la siguiente forma: la compañía donó cajas de galletas para una gala benéfica cuyos beneficios irían a parar al proyecto Lázaro para personas sin hogar y estas galletas se repartieron entre los pobres. Pero el organizador de la gala, Nicolás Davoust, es supuestamente también una persona cercana a la Manif pour Tous. Por ello, para los responsables del boicot quedaba más que comprobada la homofobia de la compañía de alimentación.
De nada ha servido que el propio Davoust haya declarado que no conoce a los dueños de Michel&Augustin y que las galletas las donó una de las filiales regionales de la compañía. Eso poco importaba al lobby de género.
Pero la cosa no acababa ahí. Además de homófobos los empresarios iban a ser también perseguidos por ser provida. Al igual que con los homosexuales ninguno de los dos se ha manifestado al respecto. Pero también era irrelevante en este caso.
Augustin Paluel-Marmont tiene cinco hijos, de los cuales una de ellas tiene síndrome de Down. Y el ‘pecado’ que le achacan es que haya invertido parte de su dinero en la creación de una asociación llamada “La diferencia es una oportunidad” destinada a ayudar a niños con trisomía 21 como su hija. Para más inri, en la página había una referencia a la Fundación Jerôme Lejeune, provida y que ayuda a personas con este síndrome. Y evidentemente esto era imperdonable también. Y por ello es acusado también de antiabortista recalcitrante.
Así se las gasta el lobby de género. Sin más, ha linchado de manera “preventiva” a estos empresarios y de paso ha lanzado un claro mensaje a todo aquel que pretenda salirse del camino marcado por ellos.