Tiene bastante sentido comparar el Ramadán musulmán y la Cuaresma cristiana, que observan los católicos, los ortodoxos -en fechas distintas, según el calendario juliano- y muchos protestantes.
Ambos son periodos de varias semanas, con un inicio claro, con intensificación del ayuno, la oración y la austeridad, para prepararse espiritualmente a una gran fiesta. Es razonable que los Gobiernos sensibles reconozcan este esfuerzo de los ciudadanos religiosos, una fiesta importante para muchos.
Lo que no es tan razonable es que el Ministerio de Exteriores español felicite el inicio de Ramadán y no felicite, o al menos reconozca, el Miércoles de Ceniza, inicio de la Cuaresma.
Efectivamente, el pasado 23 de abril de 2020 el Ministerio de Exteriores publicó un mensaje en su cuenta de Twitter: "¡Feliz #Ramadán a todos nuestros amigos musulmanes!
En su comienzo atípico este año, saludamos a los miles de ciudadanos que celebran desde hoy, en #España y el mundo, este periodo central de su fe".
Sin embargo, no publicó nada similar respecto a la Semana Santa, ni lo ha hecho el 17 de febrero de 2021 con motivo del Miércoles de Ceniza.
Si es importante para Exteriores tener un gesto con la población musulmana y los países de esa tradición, ¿no lo es tener el mismo gesto con la población cristiana -mayoritaria en España- y la multitud de países hispanos y no hispanos que celebran el Miércoles de Ceniza?
Por otra parte, se da la circunstancia de que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, suele felicitar no el inicio de Ramadán, sino el final, la fiesta de Eid al Fitr.
En cambio, nunca ha felicitado a los católicos (ni protestantes ni ortodoxos) por la Pascua o el Domingo de Resurrección. Y en Navidad siempre evita la palabra "Navidad" y habla sólo de "fiestas".
Otros años (por ejemplo, en 2018), ha felicitado el 15 de agosto, fiesta de la Asunción de la Virgen, hablando de todo, menos de la Asunción y la Virgen. ¿Olvido? ¿O una actitud declaradamente despreciativa hacia los creyentes en Cristo?