La actual portavoz del Ayuntamiento de Madrid, Rita Maestre, asaltó la capilla del campus de Somosaguas "con el ánimo de ofender los sentimientos religiosos".

Así lo constata la sentencia del Juzgado de lo Penal número 6 de la capital, que por lo tanto declara a la política de Ganemos Madrid culpable de un delito contra los sentimientos religiosos y le obliga a pagar 4.380 euros (12 euros diarios durante 12 meses). 
 
Sucedió en marzo de 2011: ella y activistas estudiantiles del feminismo radical entraron en la capilla con gritos y consignas, profirieron frases como «Vamos a quemar la Conferencia Episcopal», interrumpieron a las personas que oraban en silencio y se desnudaron de cintura para arriba o, en el caso de la hoy concejal, se quedaron en sujetador. 
 
Aunque Rita Maestre ha insistido en que la protesta era pacífica y legítima, no ha convencido a la juez, que «no duda que fue una protesta, pero esa protesta se realizó con el ánimo de ofender los sentimientos religiosos». 


La juez especifica que Maestre «era consciente del lugar en donde se encontraba y en el contexto de la ridiculización a la postura de la Iglesia Católica realizaron actos vejatorios y ofensivos atentatorios al debido respeto al altar y su significado», con los que tenía «una clara intención de ofender o menospreciar los sentimientos religiosos».
 
La juez ha considerado probada la participación de Rita en los hechos (los testigos, incluyendo el capellán de la universidad, la conocían y el capellán había sido compañero suyo de clase).



Por el contrario, el otro acusado, Héctor Meleiro, ha quedado absuelto porque no se ha logrado acreditar su presencia en el lugar de los hechos.
 
La sentencia considera probado que Rita Maestre "en unión de otras mujeres, entraron en la capilla y se dirigieron al lugar destinado al altar, rodeando el mismo", donde leyeron un manifiesto y, tras ello, se quitaron las camisetas, "quedándose en sujetador, entre ellas, la acusada, y otras desnudas de cintura para arriba, besándose en dicho lugar dos mujeres en la boca". Hubo "vejación y falta de respeto" hacia el elemento sagrado, aunque no hubiera violencia física, dice la sentencia. 
 
Para la sentencia parece especialmente relevante la significación sagrada del altar. Los gestos groseros rodeando el altar adquieren un significado de ofensa a los sentimientos religiosos porque "suponen una clara y grave falta de respeto al objeto sagrado y su significado y una ofensa a los sentimientos religiosos de los católicos". "No se trata de ofensas verbales sino de actos o hechos adecuados para producir ofensa en los sentimientos religiosos", añade


Frente al argumento de que un torso femenino desnudo no siempre es ofensivo, responde que sí lo era en esas circunstancias: en el interior de una capilla católica "con culto sagrado, como manifestó el capellán y conocían las personas que entraron en la misma, en relación directa con un objeto sagrado y en presencia de feligreses que estaban en el interior", explica la sentencia.
 
La juez no ha querido aplicar los agravantes que pedían las acusaciones particulares (Centro de Estudio Tomás Moro, y Alternativa Española), como "aprovechamiento de tiempo o lugar" o "abuso de superioridad".


Al saberse el resultado del juicio, el concejal del PP Percival Manglano ha exigido que la política de Ahora Madrid "dimita hoy mismo", por ser "culpable de cometer un delito". "Ya debería haber dimitido hace mucho tiempo por estar encausada en una cuestión por un delito contra los derechos humanos", ha insistido.


Es importante atajar desde los tribunales la violencia política e ideológica en los ambientes universitarios. Lo demuestra el historiador inglés Paul Johnson, en su libro de 1987 "La historia de los judíos" (950 páginas en Zeta Bolsillo) cuando describe cómo los nazis se apoderaron del ambiente universitario alemán(pág. 696 a 700). Cuando aún eran muy débiles en Alemania, los nazis empezaron a adquirir poder amedrentando a los profesores y alumnos judíos debido a la inacción e impunidad de las autoridades. 

El historiador lo escribe así: "las propias autoridades jamás adoptaron medidas decididas para frenar la prepotencia estudiantil. No es que los profesores fuesen pronazis, pero eran enemigos de Weimar y la democracia, y sobre todo se mostraban cobardes frente a actos estudiantiles que ellos sabían que eran condenables, un presagio de la cobardía más general que la nación demostraría después. En consecuencia, los nazis controlaron de modo efectivo los claustros dos o tres años antes de apoderarse del país".

La sentencia da la razón a quienes denunciaron los hechos y a los 3.800 firmantes de la Declaración de Somosaguas hace 5 años, que pedían "que las autoridades públicas competentes adopten las medidas judiciales oportunas ante lo que constituye un atentado contra la libertad de culto que reconoce nuestra Constitución y que protege nuestro Código Penal".

Más sobre la Declaración de Somosaguas en:
http://declaraciondesomosaguas.blogspot.com.es

En este vídeo de 2011, escenas de la misa de desagravio tras el asalto a la capilla