Su primera página, obra del caricaturista Riss (Laurent Sourisseau), herido en el atentado y que dirige la publicación sustituyendo al asesinado Stéphan Charbonnier, representa la figura de Dios, con gesto de ira, un kalashnikov al hombro y manchas de sangre, junto a un titular donde destaca la palabra "asesino" y que reza: "Un año después el asesino aún anda suelto".
Se trata, obviamente, de continuar la provocación antirreligiosa que caracteriza a esta publicación de izquierda radical.
Pero, como señala en un editorial el diario La Croix, "no es Dios quien asesina, sino los hombres, quienes por otro lado no necesitan a Dios para hacerlo a gran escala: las ideologías más asesinas del siglo XX, el nazismo y el estalinismo, no tenían nada de religiosas, eran incluso antirreligiosas".
Para el medievalista François Boespflug, historiador del cristianismo y del arte cristiano y autor de diversos libros sobre la teoría y práctica de la imagen, esa portada "no hace más que añadir rencor y confusión".
En declaraciones a Le Figaro, Boespflug destaca la "incultura" del autor de la caricatura: "Parece no conocer bien el sentido de los símbolos figurativos que maneja", porque cree haber hecho "una figura de Dios común a los tres monoteísmos abrahámicos, pero lo que ha hecho es extraer de su memoria retiniana una figura de Dios Padre archi-cristiana, archi-occidental, carente por completo de referencias culturales judía y musulmana e incluso rechazada por un buen número de denominaciones cristianas, entre ellas la reforma protestante, y condenada como inaceptable por numerosos sínodos ortodoxos... Es, grosso modo, la figura de Dios del cristianismo occidental de la Contrarreforma y de la época barroca; una figura, dicho sea de paso, completamente extinguida en el arte desde hace casi dos siglos. El halo triangular es de esa época".
Pero hay algo más que la incultura de Riss. Se ha elegido una representación cristiana de Dios porque para la cultura laicista hay una religión "más oscurantista que las demás: el cristianismo", como señala Stefano Magni en La Nuova Bussola Quotidiana, al recordar que las viñetas anticristianas en Charlie Hebdo superan exponencialmente a las viñetas antiislámicas.
"Es un programa ideológico", afirma: "Cargan las culpas del siglo sobre las espaldas del cristianismo. Al cristianismo le endosan la culpa de la censura y de la represión de la libertad de expresión. Siempre se le atribuyen al cristianismo el colonialismo y el racismo, considerados por la izquierda como el origen de la violencia islámica".
Ni siquiera la matanza sufrida les saca del sectarismo: "Entre la realidad y la ideología prevalece a menudo la ideología, aunque se sufra en las propias carnes la realidad más brutal. Así que el culpable acusado de todo resulta siempre ser Dios, el Dios de los cristianos". Concluye Magni que el gran triunfador tras esta portada es el terrorismo islámico: tras haber asesinado a doce personas, "ha logrado no sólo taparle la boca a un periódico satírico, sino transformar su luto en un renovado odio contra los cristianos".
Que el Dios representado es el Dios Padre de la Santísima Trinidad cristiana se prueba, a fortiori, por la actitud de algunos medios de comunciación.
Como recuerda un artículo en MediaITE, los mismos medios (MSNBC, CNN, CBS, Associated Press o The New York Times) que hace un año se negaron a publicar las caricaturas de Mahoma en solidaridad con Charlie Hebdo tras el atentado, alegando que su política editorial es no publicar imágenes ofensivas, un año después han reproducido sin ningún reparo la portada blasfema de Charlie Hebdo. Prueba irrefutable de que el ofendido era "sólo" el Dios cristiano.
Aunque quien presenta una información más singular es The New York Times, que no publica la imagen pero la describe como... "una figura con barba" a la que no identifica, ocultando así lo esencial de la información, como es que quienes hace un año recibieron la solidaridad universal lo conmemoran con una blasfemia y un insulto a las convicciones de quienes compartieron su dolor. Eso sí, reproduce una afirmación de Riss en el editorial del número: "Las convicciones de los laicistas y de los ateos pueden mover más montañas que la fe de los creyentes". De nuevo, cuando se trata de insultar de verdad, la referencia es siempre cristiana.