Con cierta rapidez se han difundido más datos sobre el caso del bebé que la actriz Ana Obregón, de 68 años, adquirió en Estados Unidos mediante una empresa de vientre de alquiler.
Entre los datos, algunos de tipo espiritual: que Ana se enfadó con Dios y se declaraba budista hace unas semanas, pero que ahora ya no está enfadada y va a bautizar al bebé.
La gran prensa del corazón compite en los quioscos. La revista Hola publica una detallada entrevista en exclusiva con Ana Obregón, en la que la actriz cuenta su versión de la historia, en un entorno de fotos esponjosas y blanditas con el bebé.
La portada del Hola muestra a Obregón y el bebé que adquirió; la de Lecturas, a la madre invisibilizada que lo dio a luz.
La revista rival, Lecturas, publica datos sobre la madre gestante, una mujer de origen cubano que se habría visto empujada por circunstancias económicas.
Hay quien critica a Lecturas por mostrar (y mencionar por sus iniciales) a la madre gestante, que no pertenece al mundo de los famosos, pero lo cierto es que da visibilidad a una realidad invisible de la industria del vientre de alquiler: las madres gestantes. (Hay otra realidad aún más invisible: los embriones congelados y los que mueren en el proceso).
Las 3 madres del bebé Ana Sandra
El bebé, que Ana Obregón llama Ana Sandra Lequio, tiene tres madres según se mire.
Una mujer anónima donó sus óvulos, y el bebé toma de ella la mitad de su genoma, su genética, su herencia biológica.
Otra mujer -sería la cubana señalada por Lecturas- lo llevó en su seno 9 meses, arriesgó así su salud y la dio a luz. Según la ley española, la madre verdadera es la que da a luz, excepto en casos de entrega en adopción.
Por último, el principal mérito de Ana Obregón sería haber pagado a una empresa para que engendraran el bebé por fecundación in vitro y tratar de convencer a la Justicia española para que la acepten como madre adoptiva del bebé.
Pero hay otro elemento: Obregón ha reconocido que el bebé se engendró con esperma de su hijo fallecido, Aless Lequio. Así, ella tiene una ligazón real con la niña: es biológicamente su nieta. (También lo serían los padres desconocidos de la donante del óvulo).
Ella misma lo explica: "Esta niña no es mi hija, sino mi nieta. Es hija de Aless y cuando crezca le contaré que su padre fue un héroe, para que sepa quién es y lo orgullosa que tiene que estar de él".
Dice que lo pidió el difunto Aless ante sus padres
Obregón explica a Hola que "lo que la gente no sabe es que fue la última voluntad de Aless y así nos lo comunicó de palabra a su padre y a mí una semana antes de fallecer". Lo denomina un "testamento ológrafo": "Se produce cuando una persona, ante dos testigos, expresa sus últimos deseos, aunque, por las circunstancias que sean, el notario no pueda estar presente en ese momento. Pero este documento existe y es legal".
Detalla que llevó todo el proceso en absoluto secreto: "Solo lo sabían Alessandro y mis hermanas, Celia y Amalia".
Asegura que tomó la decisión de acudir al vientre de alquiler "el día que mi niño se fue al cielo". "Aless ya estaba muy mal y nos dijo que, si algo le ocurría, quería que supiéramos que él quería dejar descendencia". Añade: "nos lo comunicó de palabra a su padre y a mí una semana antes de fallecer".
Descargando en su difunto hijo la decisión, añade: "Esto no es un capricho. Esto es cumplir el deseo y la última voluntad de mi hijo. Nadie me va a amargar la felicidad de haber traído al mundo a la hija de mi Aless".
Dispuesta a adquirir más bebés con el esperma del hijo muerto
Además, apunta que está dispuesta a adquirir más bebés: "Mi hijo quería tener cinco hijos, así que a lo mejor el niño llega también algún día".
Y ante las críticas se limita a decir: "Es algo que solamente los padres o madres que han perdido un hijo van a entender perfectamente" (no parece pensar que muchos padres que han perdido hijos tienen claro que es inmoral e injusto el recurso al vientre de alquiler).
También responde a los críticos que "esta técnica de reproducción asistida se lleva haciendo muchísimos años y es legal en muchos países del mundo".
Lo cierto es que esta práctica es ilegal en la mayoría de países, incluyendo España y que expertos de todo el mundo piden su abolición completa (por ejemplo, en el reciente Documento de Casablanca).
Sobre la situación legal del bebé, la actriz, aún en Miami, declara: "Todo es legal. La niña ha nacido en América y va a tener pasaporte americano y doble nacionalidad. Legalmente es mi hija y así aparece en su pasaporte. La registraré en el Consulado español y luego puedo traerla a casa".
Varios intentos: ¿cuántos embriones han fallecido o congelado?
La actriz detalla que el proceso técnico de producción del bebé no fue rápido. "Ha sido muy difícil, el embarazo no se produjo al primer intento ni mucho menos; han sido varias veces y cada vez que no salía me llevaba un disgusto horrible y a empezar de nuevo", explica.
No detalla cuántas mujeres gestantes fueron usadas en los diversos intentos, cómo se quedaban ellas, cómo les afectaba.
Tampoco cuántos embriones se crearon artificialmente, cuántos se implantaron (con los riesgos que implica para madres y bebés) y cuántos murieron para que ella pudiera lograr sus objetivos. Ni si quedan embriones congelados. ¿Cuántos hermanos de la pequeña Ana Sandra siguen congelados o murieron en el proceso?
Ana Obregón lo justifica todo diciendo que "es lo que me ha mantenido con vida; es que si no fuera por esto, yo ya no estaría aquí".
La madre gestante
Lecturas informa que Ana Obregón habría pagado 170.000 euros para conseguir el bebé, de los que 35.000 habrían ido a la madre gestante.
La revista 'Lecturas' ha difundido datos sobre la madre gestante de la pequeña Ana Sandra Lecquio, a partir de su acceso a algunos documentos que Obregón presentó a las autoridades norteamericanas. Es una mujer de origen cubano que vive muy cerca del centro pedriátrico Joe Di Maggio Children Hospital, donde dio a luz.
Se sabe que ya fue madre de alquiler en otra ocasión, y que además tiene dos hijos propios. Lecturas asegura que no es la primera vez que Y.E.V.P. se ve "obligada" a ser madre gestante por su situación económica.
El negocio del vientre de alquiler trata de invisibilizar a las madres gestantes, pero en este caso la revista Lecturas la ha buscado y ha divulgado su imagen (según la revista). En principio, las leyes españolas dicen que la madre del bebé es la mujer que ha dado a luz.
La misma revista recupera fotografías de abril de 2018, cuando Aless Lecquio junto a su padre Alessandro acudieron a una clínica de fertilidad para depositar y congelar su esperma. Ambos y la novia del joven por entonces, Raquel Rodríguez, pensaban así asegurarse poder dejar descendencia genética antes de empezar su tratamiento de cáncer.
Adquirido el bebé, Ana ya no es budista
Cuando Hola pregunta a Obregón si va a bautizar a la niña responde "claro", aunque aún no ha pensado quiénes pueden ser sus padrinos.
Añade: "Con todo esto que me ha pasado, llegó un momento que estaba muy enfadada con Dios. Tan enfadada. Pero superenfadada. Porque yo le rogué tanto y no me hizo ni caso. Y ahora ha sido como una reconciliación. Y otra cosa muy importante: voy a dejar el luto".
El diario El País ha recuperado una entrevista que concedió Ana Obregón el 3 de marzo, 17 días antes de recoger el bebé adquirido. No daba ninguna pista sobre su proyecto.
"El 13 de mayo se cumplen tres años de la muerte de su adorado hijo Alejandro, a los 27, tras dos de pelea contra un cáncer implacable, el sarcoma de Ewing", recordaba el periódico.
"Las lágrimas no se acaban. Las fases del duelo son mentira. Yo, además, he perdido en dos años a mi hijo, a mi madre y a mi padre. El duelo es un camino solitario y la única forma de luchar contra el dolor es no luchar. Lo peor que te pueden decir es: “Sé fuerte”. No se me han secado las lágrimas por mi hijo y aún no he llorado ninguna por mis padres. Alguien me escribió por las redes algo que me llegó al alma: “Hay dos clases de personas en el mundo, las que han enterrado a un hijo, y las que no”. Yo soy de las primeras y lo seré siempre", explicaba.
"Soy una explosión de emociones y la mejor que he sentido en este tiempo es estar enfadada, porque así reprimes algo la tristeza. Me encanta cuando alguien o algo me hace cabrearme. La mala hostia me ayuda a sobrellevar la ausencia. Es que Aless ya no va a estar nunca. No va a llamar. No va a venir. No nada. Me cansé de negociar con Dios durante su enfermedad y ya, en el funeral de mi madre, al oír eso de “por mi gran culpa”, terminé de cabrearme. ¿Cómo que por mi culpa, Dios mío? Ahora soy budista, he descubierto que mi templo y mi religión es mi corazón y los demás. Y no hay más", decía en marzo.
¿Y ayudar a otros?
¿Podría haberse orientado a ayudar a otras personas? En la entrevista de El País comenta que lo hizo... pero al tratarse de enfermos de cáncer, una y otra vez volvía a su obsesión.
"Mis padres, que me anclaban a la tierra, y mi hijo, que me daba alas porque era mi futuro, ya no están, y me quedo instalada en el vacío. Así que me puse a ayudar a personas con cáncer. No existe nada mejor que dedicar tu tiempo a las personas. Eso me da paz. Pero también me mina. He asistido a la muerte de dos chicas muy jóvenes, y me ha afectado muchísimo. Ahora, con la Fundación Aless Lequio, tengo la sensación de seguir con esa misión. Trabajo por y para ella", explicó.
"Más del 70% de lo que gano va para ella [para la fundación], porque yo también tengo que vivir. Concentro mi energía, como en esta sesión, curro a lo bestia durante unas horas, unos días, unas semanas, y vuelvo a mi encierro. A mi meditación. A mi silencio. A mi duelo", informaba.
Y detallaba: "Terapia no tengo ninguna, paso el duelo sin una pastilla". "Y las series, que me anestesian. Como no duermo, me las veo todas. Pregúntame cualquiera y te la cuento", añadía.
Hablaba en marzo del libro que va a lanzar (y que ahora, con la polémica, va a tener más relevancia). Se titula 'El chico de las musarañas' y recoge "sus peores vivencias y las de su hijo durante la enfermedad". Dice que lo lanza para "homenajearlo".
"Durante su enfermedad, yo sabía que él escribía de noche, porque lo oía teclear en la habitación contigua. Tenía ya unos dolores horribles, pero seguía escribiendo. Cuando murió, yo sabía que en su ordenador tenían que estar esos textos, pero no conocía su contraseña. Llamé a su amigo Nacho y, con él, muertos de miedo por si se bloqueaba al tercer intento, probamos con una, y se abrió a la primera. Fue como si Aless quisiera que lo descubriéramos. Ahí había 40 páginas que ahora son tres capítulos, el corazón del libro. El resto lo he escrito yo directamente del corazón al folio".
Duelo sin terapia ni pastillas, obsesión, enfado con Dios y adquirir un bebé en el extranjero. Habla de una reconciliación con Dios, pero eso implicará siempre una reconciliación con la verdad completa de los hechos.
Lea también aquí: "No, el vientre de alquiler «altruista» tampoco es éticamente admisible: estas son las razones".
Documental subtitulado "Criadoras", sobre el vientre de alquiler que daña a las mujeres y niños, incluso si es 'altruista'.