Al final de un mes muy intenso para la vida de la Iglesia debido al Sínodo de los obispos, si bien marcado por episodios opacos como la falsa noticia de la enfermedad del Papa, vuelve a explotar el caso Vatileaks. O mejor, el último estertor del viejo Vatileaks se presenta con el clamoroso arresto en el Vaticano de un monseñor español, Luis Ángel Vallejo Balda, secretario de la oficina del revisor general de las cuentas vaticanas, y la relaciones públicas Francesca Immacolata Chaouqui.
No tanta sorpresa
Ambos son acusados de haber difundido información, que será publicada en dos libros, sobre las finanzas vaticanas, información que habían jurado mantener en secreto, y de haber ofrecido incluso grabaciones de las conversaciones entre Francisco y sus colaboradores. Dicen que lo hicieron "para ayudar al Papa", para "ganar la guerra" en contra de los grupúsculos que se opondrían a la renovación y a la transparencia. Pero Bergoglio no debe haber quedado tan contento de estos gestos tan generosos, pues aprobó personalmente los arrestos de esta extraña pareja de "cuervos", cuya participación en el nuevo escándalo no ha sorprendido a muchos en el Vaticano.
Una dura caída
En julio de 2013, Vallejo Balda logró a que se nombrara Chaouqui miembro de la comisión que iba a tener entre sus manos los documentos más reservados sobre las finanzas vaticanas. El vínculo entre ellos es muy estrecho: él se presentaba como "el ecónomo del Papa", ella como "la comisaria del Papa". La encarnación de un nuevo recorrido, hecho de transparencia y de muchas amistades con gente que cuenta en el mundo de la economía, de la información, de la política.
Ahora, el monseñor español, de 53 años y cercano al Opus Dei, que pretendía convertirse en el hombre-clave de la economía de la Santa Sede, se encuentra en una celda de la Gendarmería vaticana. Tiene la cara entre las manos, preocupado por su anciana madre con la cual, hijo único, vivía hasta hace tres días en Roma.
Mientras ella, Francesca Immacolata, italiana de 32 años, la joven rampante capaz de abrir las puertas del Vaticano a sociedades de asesoría internacional y a conocidos vip, estuvo detenida durante una noche en el Vaticano, en una residencia de monjas salesianas, antes de ser liberada.
Según los investigadores, habrían ofrecido todo el material para dos nuevos libros: Avaricia de Emiliano Fittipaldi y Vía Crucis de Gianluigi Nuzzi. También los dos autores se dicen convencidos de que la publicación de estos volúmenes "ayudará al Papa". Un Papa obligado a tomar distancias cotidianamente de todos los que lo quieren "ayudar".
Dos fechas cruciales
Para comprender el origen de este nuevo embate del viejo Vatileaks, en el que en su momento estuvo también involucrada Francesca Chaouqui, quien corroboró con entrevistas anónimas en periódicos la importancia de los documentos robados por el mayordomo de Benedicto XVI.
La primera fecha es el 18 de julio de 2013. Francisco publica un Motu Proprio con el que instituye la comisión referente sobre los problemas económicos y administrativos de la Santa Sede (COSEA): Vallejo Balda es nombrado secretario y, sorpresivamente, como parte del equipo encargado de controlar las cuentas y los problemas de gestión de los entes y dicasterios vaticanos, es nombrada, gracias al amigo monseñor, Francesca Chaouqui. Las dudas sobre la oportunidad de su nombramiento son inmediatas: la joven mujer escribe tuits desenvueltos en contra del cardenal Tarcisio Bertone y en contra del ex-ministro de la Economía italiano Giulio Tremonti (desmentiría haberlos escrito denunciado una infiltración de hackers en su cuenta de Twitter y cancelará los mensajes después de haberlos dejado meses en línea).
No es ningún misterio el vinculo que hay entre ella y el sitio de «gossip» Dagospia, que publica fantasías completamente infundadas sobre la "leucemia" de Benedicto XVI. En una conversación publicada por el periódico italiano L’Espresso anuncia que tiene acceso a "los documentos reservados" del Vaticano y que es muy buena amiga justamente del periodista Gianluigi Nuzzi. Las polémicas se van atenuando y Chaouqui logra entrar y salir de la Casa Santa Marta, debido a su puesto.
La segunda fecha es el 3 de marzo de 2014. Ese día, después de haber instituido la Secretaría para la Economía y de haber nombrado como prefecto al cardenal australiano George Pell, Francisco da a conocer el nombre del "número dos" del dicasterio. En lugar de nombrar a Vallejo Balda, como había pedido hasta el último momento el mismo Pell, surge el nombre sorpresivamente de Alfred Xuereb. Es un duro golpe para la pareja Vallejo Balda-Chaouqui. El prelado español estaba convencido de que lo habrían nombrado a él. Lo había incluso confirmado incautamente a una emisora radiofónica de su país. Al final, tampoco le llega otro puesto a la "comisaria" Francesca Immacolata; los otros cinco miembros de la COSEA son trasladados a otro organo vaticano, el Consejo para la Economía, pero ella se queda sin nada.
Tanto ella como su amigo monseñor se sienten "en guerra" y hacen de Pell su peor enemigo. Las fricciones entre la Secretaría de la Economía, la Secretaría de Estado y otros dicasterios de la Santa Sede no son una invención. El mismo Francisco tiene que intervenir en varias ocasiones para acotar ciertos poderes y aclarar las competencias de cada uno.
La fiesta que disgustó al Papa
Pero para la extraña pareja "en guerra" no era suficiente. En abril del año pasado, durante la canonización de los Papas Juan XXIII y Juan Pablo II, Vallejo Balda y Chaouqui protagonizan un nuevo paso en falso que disgusta bastante a Papa Francisco. Organizaron un buffet con vista privilegiada para 150 selectos invitados vip en la terraza de la Prefectura para los Asuntos Económicos, sin que el superior directo de Vallejo Balda lo supiera.
Los documentos de los libros de Fittipaldi y Nuzzi sobre la gestión del hospital Bambino Gesù, sobre el costo del departamento de Bertone, sobre algunas cuentas extrañas del IOR y sobre los alquileres de las casas del Vaticano, están aderezados con grabaciones que habrían sido registradas durante las reuniones de la COSE ante la presencia del Papa. Los gendarmes, guiados por Domenico Giani desde hace tiempo estaban investigando sobre la filtración de los nuevos documentos. Y esta vez se convencieron de haber resuelto el caso antes de que los documentos llegaran a las librerías.
Publicado en La Stampa / Vatican Insider.