Que las cosas religiosas se vean poco y sólo si el pueblo o los usuarios insisten o si por su "interés histórico comunitario trasciende su origen religioso"...
Esa es la línea general de una batería de medidas que las nuevas autoridades de la ciudad de Valencia y la Generalitat valenciana, de izquierda radical, van imponiendo.
El gobierno local valenciano ha establecido que en el crematorio del cementerio general los crucifijos y la imagen de la Virgen estén ocultos. Sólo saldrán a la vista si explícitamente lo piden los familiares del difunto. Lo mismo se dictamina para las salas del tanatorio municipal.
La concejal de cementerios, Pilar Soriano, asegura que se busca la "normalidad" que, en sus palabras, consiste en "no imponer los símbolos de ninguna confesión religiosa".
Las vidrieras con motivos religiosos en el tanatorio, por ejemplo, se taparán con cortinas. No considera que imponer imágenes tapadas sea imponer, mientras que imponer imágenes destapadas sí le parece imponer. Imponer a las familias católicas el exigir explícitamente el destape de las imágenes tampoco lo considera imponer.
Sociológicamente (datos CIS 2012) en la Comunidad Valencia se declara católica un 75% de la población, de los que un 20% declara ir a la iglesia varias veces al mes o más frecuentemente. Un 60% de los estudiantes valencianos opta por la asignatura de religión. Por supuesto, entre la gente más mayor (que es la que más usa los tanatorios) el porcentaje de católicos practicantes es mucho más alto.
Por ahora la vieja capilla existente en el Cementerio General no se tocará, como tampoco la sala de ceremonias del cementerio judío y musulmán. Tampoco los símbolos católicos que existen en el resto de cementerios municipales y pedanías.
El nuevo alcalde de Valencia, Joan Ribó, respondiendo a preguntas de oyentes de Radio Valencia, explicó recientemente que quiere trasladar la festividad de San Vicente Mártir, un diácono aragonés que murió mártir en Valencia en el año 304 o 305 durante la persecución de Diocleciano. Se celebra la fiesta el 22 de enero, que se cree que fue la fecha de su martirio, pero el alcalde quiere pasarlo al domingo, como ya se hizo con la fiesta de Corpus, declarando que "es un día festivo muy poco aprovechado por los valencianos".
Respecto a la presencia de un concejal en festejos como la Ofrenda con las falleras mayores de Valencia, Ribó explicó que la Ofrenda es, a su juicio, no un acto religioso, "sino popular, como el Corpus y la Semana Santa Marinera", dijo.
Un nuevo reglamento que prepara el Gobierno autonómico valenciano declara que los cargos públicos "no estarán obligados en ningún caso" por serlo a participar en actos religiosos y su asistencia a los mismos será, por regla general, a título individual y en el ejercicio del derecho de libertad religiosa.
Así lo refleja del borrador del Código de buen gobierno de la Generalitat Valenciana, elaborado por la Conselleria de Transparencia, que actualmente se encuentra en periodo de exposición pública y al que pueden presentarse alegaciones hasta el próximo 10 de noviembre.
El futuro decreto, que será aplicable también a los miembros de las juntas de gobierno de los ayuntamientos que se adhieran voluntariamente a él, señala que las instituciones, corporativamente, "se abstendrán" de participar en las presidencias de actos religiosos.
La excepción a este último punto es que se trate de actos que "por razones históricamente consolidadas tengan un valor cultural asumido comunitariamente que trascienda a su origen religioso".