Pero una asociación vecinal y algunas entidades de izquierda radical (por ejemplo, el grupo extremista juvenil Arran, ligado al asalto de iglesias durante la misa en Cataluña y Baleares, con miembros ya condenados por delitos contra la libertad religiosa) se oponen al nuevo convento, que se levantaría donde ahora hay una iglesia que tiene que ser derruida este agosto por fallos estructurales.
La plataforma vecinal ´Salvem La Repla´ ha pedido a la nueva alcaldesa de izquierda populista de Barcelona, Ada Colau (BComú), que impida la construcción del convento. Algunos padres de una escuela cercana han expresado "inquietud", no está muy claro si por las obras de construción y derribo (aunque se realizan en periodo vacacional y no afectan al colegio) o, como apuntan algunos, porque el trabajo de una orden que trabaja con pobres y mendigos, causa inquietud a quienes temen ese trabajo.
El colectivo anti-convento quiere que el espacio donde ahora está la iglesia sirva "para ubicar un equipamiento de uso público", "favorecer el paso de peatones entre la Rambla y Marià Aguiló y ofrecer un espacio adecuado para los niños, niñas y familias que hacen uso a diario".
Los anti-convento declaran que "un convento o monasterio es un espacio residencial privado, que difiere del uso original del equipamiento, que no aporta beneficios en el barrio ni favorece la creación de espacios de vecindad".
Modelo digital de cómo quedaría el pequeño convento en la plaza
Las religiosas responden que su convento será un espacio abierto a la oración y a la acogida, "donde cualquiera será admitido sea cual sea su estado". "No se trata de una acogida organizada masiva; llevamos una vida de oración y no tenemos obra social; en ese sentido, no buscamos la eficacia, pero tenemos las puertas abiertas a todos, sobre todo a los pobres y a los jóvenes", resume una religiosa.
Las Hermanitas del Cordero explican que en ninguno de sus conventos en Europa hay colas (de pobres, se entiende) a la puerta, como algunos rumorean para asustar al vecindario.
"Otra cosa es que la gente se acerque, que lo hace. La gente menesterosa confía más en ti, y hay personas que te piden por la calle que reces por ellas", explicaban ellas en un reportaje en La Vanguardia.
Las religiosas explican que cuando construyen un convento en su orden recortan muchos costes siguiendo su experiencia de origen dominico mendicante: "Hacemos también mendicidad de los materiales: cemento, pintura, lo que sea, y nosotras ayudamos en las tareas no cualificadas -recalca la hermana Marie Ange-. Con la crisis, tanto los católicos como los no creyentes reclaman sencillez en los edificios eclesiales, y la arquitectura religiosa actual debe responder a esa reclamación".
El proyecto, aprobado por el pleno municipal el 28 de febrero, prevé iniciar el derribo de la iglesia el próximo 3 de agosto para finalizar el 31 de agosto, antes del comienzo del curso escolar y de la fiesta mayor, y acabar la construcción del monasterio en un plazo de 12 meses.
La congregación, fundada en 198 por la dominica Marie-Thierry Coqueray, cuenta con unas 150 religiosas en el mundo, la mayoría en Europa y América. En España son una treintena, entre Barcelona, Madrid, Valencia y Granada.
Las religiosas quieren organizar una recogida de firmas en papel (o escaneadas) para contrarrestar las firmas que presenta la plataforma anti-convento. Quien quiera colaborar en esta recogida de firmas puede contactar con ellas escribiendo a petitmonestir@gmail.com .
También aceptan donativos para ayudar a levantar este convento que será un faro de esperanza para los más pobres y necesitados de las periferias sociales barcelonesas. Hay más información en su web:
www.communautedelagneau.org/es/