El polémico jurista español Baltasar Garzón, que en su momento inició famosos procesos internacionales sobre acusaciones de "crímenes contra la humanidad", ha escrito un artículo de mil palabras en el diario laicista El País, sobre el genocidio de los armenios a manos de los turcos hace cien años.

Aunque condena este genocidio y pide a Turquía que lo reconozca y compense, el artículo es destacable porque no usa ni una sola vez la palabra "cristianos" para referirse a las víctimas de las matanzas y exterminios de hace un siglo.

El hecho es especialmente significativo cuando hoy, cien años después del genocidio armenio, los cristianos siguen siendo deportados y asesinados en Oriente Medio, sobre todo en Siria e Irak, a veces a unos pocos kilómetros de la frontera turca. Garzón no comenta ni una palabra sobre ello.

Garzón señala con razón que el genocidio armenio tuvo influencia en el genocidio contra los judíos en los años 30, pero no es capaz de ver la relación con la persecución contra los cristianos en 2015.

Además, Garzón señala: "Las posteriores atrocidades cometidas durante el régimen nazi contra los judíos pusieron de manifiesto, una vez más, la necesidad de tipificar como delito contra el derecho de gentes (delicta iuris gentium) las conductas que comportan un peligro para la comunidad internacional en las cuales la voluntad del autor pretende, no solamente a lesionar al individuo, sino aniquilar la colectividad a la cual pertenece".

Sin embargo, el jurista no es capaz de señalar que "la colectividad a la que pertenecen" los deportados y asesinados hace cien años era, especialmente, religiosa: eran cristianos, no sólo armenios, también ortodoxos y siríacos.

Garzón plantea, con justicia: "Turquía debe reconocer el genocidio en beneficio no sólo de las víctimas, sino de su propia subsistencia y de la de toda la humanidad. La verdad y la reparación tienen un lugar necesario como medida de justicia para el pueblo armenio. Por el contrario, la impunidad y la negación del genocidio armenio avergüenza a quienes la defienden".

Pero eso, parece olvidar el ex-juez, implica también reconocer el factor de odio al cristianismo en aquellas matanzas.

Es también curioso que el articulista pida a Turquía reconocer el genocidio, pero no a España, que es uno de los países que ha evitado reconocerlo como tal. Por el contrario, el Papa Francisco sí usó la palabra genocidio recientemente al recordar los hechos de 1915.


En diciembre de 2013 ReL entrevistó al profesor de Historia Contemporánea Carlos Gregorio Hernández, quien señalaba que, repasando los textos de la época, se ve que el factor étnico y nacionalista no fue el único, sino que iba ligado a un específico odio a lo cristiano.

"El término armenio es muchísimo menos frecuente que el de cristiano en los documentos de cualquiera de las partes e incluso en algunos tan fundamentales como la carta de denuncia de Lord James Bryce ni siquiera aparece. Aunque hoy miremos a aquel pasado desde un punto de vista étnico o nacional y siendo cierto que el Estado-nación tiene un peso incuestionable en el asunto, lo religioso determinó el criterio para la exclusión", explicaba este historiador de la Universidad CEU San Pablo.

Una prueba más, explica, es que "con los griegos ortodoxos ocurrió algo semejante. Como afirma el historiador Mark Mazower,fueron expulsados a Grecia desde Asia Menor millares de aldeanos ortodoxos cuya lengua no era el griego sino el turco; mientras tanto fueron embarcadas hacia Turquía las familias griegas convertidas al islam".

Hay que tener en cuenta que los cristianos de rito y cultura asiria, que no eran armenios, fueron también deportados y asesinados. Y que los kurdos, una minoría étnica de religión musulmana que hoy está acogiendo y protegiendo a muchos cristianos desplazados por el Estado Islámico, hace cien años participaron de forma amplia en la matanza de cristianos armenios.


El ex-juez Garzón cobró fama internacional por promover una orden de arresto contra el ex dictador chileno Augusto Pinochet por la muerte y tortura de ciudadanos españoles. En 1993 se presentó como número dos por Madrid en las listas del Partido Socialista, como independiente, aunque en mayo de 1994 renunció a su escaño y a la política, asegurando que lo hacía por "la actitud pasiva del presidente Felipe González respecto a la corrupción" y porque "pecó de soberbia al creer que podía cambiar las cosas desde dentro".

[ReL ha sabido después que en este mismo día la Fiscalía Nacional española ha puesto en marcha una denuncia por terrorismo y lesa humanidad contra la secta yihadista Boko Haram a causa de un proceso iniciado por una fundación que preside Baltasar Garzón y con motivo de los ataques de la secta contra una monja español. Léalo aquí].