J.K. Rowling es una de las escritoras más famosas del mundo con más de quinientos millones de ejemplares vendidos de la saga de Harry Potter. Sin embargo, en los últimos años está siendo atacada, boicoteada y está en proceso de cancelación por su oposición al fundamentalismo trans y defender la diferencia de sexos, pues sí es feminista militante.
Durante los últimos meses, distintas campañas contra ellas la han deseado incluso la muerte, lo que ha provocado que haya habido artistas y escritores que hayan salido en su defensa. Sin embargo, tampoco la propia Rowling ha tenido problema alguno en defenderse y explicar claramente porque critica a los lobbies trans.
Pero esta semana los ataques se han agravado aún más y la escritora ha denunciado que la pasada semana tres activistas publicaron una foto en la puerta de su casa con el fin de amedrentarla tanto a ella como a su familia.
"He recibido tantas amenazas que podría empapelar mi casa con ellas pero no voy a dejar de hablar. Quizás la mejor forma de demostrar que vuestro movimiento no va contra las mujeres es dejar de acosarnos y amenazarnos", afirma la escritora, tal y como recoge Libertad Digital.
Su posicionamiento en defensa del sexo frente al género, y por ello contra el agresivo movimiento trans, tiene además otras consecuencias. Esta en proceso de ser una nueva víctima de la cultura “woke” o de la cancelación.
En estos meses cumple el 20 aniversario de la saga cinematográfica de Harry Potter, películas basadas en las novelas de Rowling. Para celebrarlo se producirán reestrenos y los actores se reencontrarán. Sin embargo, la escritora no estará presente. Según varios medios internacionales no habría sido invitada a estos actos.
Sus palabras sobre el ámbito trans han sido la clave para este borrado. “La idea de que mujeres como yo odiamos a los trans porque pensamos que la identidad sexual es real y tiene consecuencias no tiene sentido”, afirmó hace un año.
Comenzó porque señaló un titular en el que se hablaba de "personas que menstrúan" en lugar de mujeres. Ella se defendió diciendo que "si el sexo no es algo real, no hay atracción sexual" y se liquida "la realidad que viven las mujeres en todo el mundo".