La revista italiana Tempi.it ha entrevistado a la periodista Ann Carey, que ha indagado durante más de veinte años sobre la crisis de las religiosas en Estados Unidos. «El Vaticano inició dos investigaciones y sólo una ha concluido. Sigue abierta la más crítica», explica.
«La Iglesia católica no ha cambiado para nada su posición sobre la vida religiosa de las congregaciones femeninas americanas». Así lo explica a Tempi.it la periodista Ann Carey, autora del libro Sisters in Crisis (Hermanas en crisis, ndt) que ha investigado durante más de veinte años las razones de la crisis interna de las congregaciones religiosas femeninas en los Estados Unidos.
El 16 de diciembre el Vaticano publicó un informe sobre la vida consagrada en los Estados Unidos, definido por muchos como “servicial”. Después de la intervención de la Congregación para la doctrina de la fe sobre la conducta de la Conferencia de Líderes de Mujeres Religiosas (Lcwr sus siglas en inglés), que guía aproximadamente a cuarenta mil de las cincuenta mil religiosas presentes en el país, muchos se esperaban de hecho un documento más decidido. Como explica Carey, cualquier suposición sobre las presuntas nuevas posiciones del Papa Francisco respecto a Benedicto XVI nacen, sin embargo, de un equívoco: «Hay que distinguir dos intervenciones distintas para entender qué ha sucedido».
-El Vaticano ha emprendido dos investigaciones más o menos en el mismo periodo. La primera, anunciada en enero de 2009, era una visita apostólica dirigida a todas las religiosas americanas. Ésta ha sido dirigida por la Congregación para Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica, que había solicitado una valoración sobre la calidad de la vida de las religiosas americanas. El informe publicado el pasado 16 de diciembre atañe a esta investigación.
Ann Carey ha estudiado a fondo durante veinte años la crisis de las congregaciones religiosas en Estados Unidos.
-La segunda intervención fue iniciada por la Congregación para la Doctrina de la Fe y fue hecha pública en abril de 2009 con el fin de valorar a la LCWR desde el punto de vista doctrinal a causa de los errores doctrinales de sus relatores, programas y posiciones. La LCWR es una de las dos Conferencias superiores de las religiosas americanas: no hay que olvidar que existe también el Consejo de Superiores Mayores de Mujeres Religiosas (CMSWR por sus siglas en inglés). Las madres superioras y los miembros de los directivos religiosos más progresistas pertenecen a la LCWR.
La LCWR, la conferencia de religiosas progresistas, de manifestación
-La Congregación para la Doctrina de la Fe ya había reprendido a la LCWR en 2001 pidiendo que se corrigieran algunos errores. Pero las correcciones no fueron aportadas: por esto la Iglesia en 2008 inició una investigación doctrinal. Cuatro años más tarde, en abril de 2012, se promulgó un mandato de reforma aún en curso, al que no ha seguido ningún otro informe.
Este mandato de reforma del 2012 condena errores como la pérdida de fe basada sobre la persona de Cristo, la utopia de un cristianismo usado como respuesta política a los problemas sociales, la negación de la Trinidad pero también problemas vinculados a la enseñanza sobre el aborto, la sexualidad, la eutanasia.
-El error principal de la LCWR está en la falta de una formación doctrinal sólida y en la no corrección de los errores que se han verificado.
-El informe publicado hace poco, si bien no atañe de manera específica a los hechos vinculados a la LCWR, menciona sólo algunos errores comunes sin entrar en los detalles. Se habla de falta de fidelidad a las directrices litúrgicas y falta de una sólida formación relativa al Magisterio de la Iglesia. Se critica también una vida comunitaria dispersiva, una línea de demarcación no diferenciada entre los miembros jurados y los asociados y, por último, la incapacidad de mantener una vida religiosa real que esté en grado de atraer a las jóvenes.
-Las dos cosas están vinculadas. Una de las razones principales de la reducción del número de religiosas está en la posibilidad que tienen las mujeres de servir a la Iglesia también como laicas, según la decisión del Concilio Vaticano II. Al mismo tiempo, han aumentado las oportunidades profesionales para las mujeres y esto ha hecho que haya disminuido el número de mujeres que entran en un convento. Pero creo que los números se han reducido drásticamente sobre todo porque en los años Sesenta muchas órdenes religiosas femeninas se retiraron de la vida pública, de los colegios y de los hospitales en los que tradicionalmente habían servido siempre, por lo que pasaron a ser invisibles para la mayoría de los laicos. Además, entre 1970 y 1980 un número consistente de religiosas abandonó la vida religiosa, bien a causa del modelo progresista introducido en las órdenes o bien a causa de un modelo que no se consideraba suficientemente progresista.
-Las religiosas que quisieron dar su propia interpretación de la reforma de la vida religiosa, contenida en el Concilio Vaticano II, se pusieron en las posiciones de mando dentro de las propias órdenes y dentro de la LCWR. Además, entre 1960 y 1970 estuvieron muy influenciadas por el movimiento feminista que ponía en discusión la autoridad criticando el liderazgo masculino en todos los ámbitos, incluida la Iglesia católica. Así, muchas de las religiosas que estaban al mando hicieron que las propias órdenes abandonaran el apostolado tradicional, educativo y de asistencia sanitaria, sustituyéndolo con el trabajo vinculado al ideal de justicia social, realizado individualmente por las religiosas. El resultado fue que muchas de las instituciones gobernadas por las religiosas, como colegios y hospitales, cerraron por falta de monjas. En cambio permanecieron abiertas las que estaban guiadas por hombres y mujeres laicos que introdujeron ideales seculares, que reemplazaron a los religiosos. Por último, trabajando solas, las religiosas empezaron a vivir lejos de las propias comunidades, abandonando su estilo de vida tradicional. Y ahora muchas de las órdenes consagrados en los Estados Unidos no son más que institutos seculares.
-Absolutamente sí. Los jóvenes que piensan en la vida religiosa desean una vida completamente distinta de la mundana, desean ser fieles a la enseñanza de la Iglesia y a la autoridad. No están atraídos por una conducta de vida que pueden encontrar en cualquier otro lugar.
-El delegado apostólico que supervisa el proceso, el arzobispo Peter Sartain de Seattle, ha concordado con la LCWR no discutir de la reforma mientras ésta esté aun en curso. Por lo tanto, no podemos saber cuáles son los cambios.
Encuentro de religiosas de la CMSWR, la Conferencia de religiosas creada en 1992 para poder mantener un estilo tradicional de vida consagrada; son más jóvenes y tienen más vocaciones, sumando unas 10.000 mujeres
-Algunas órdenes religiosas están atrayendo nuevas vocaciones: son las que siguen el modelo tradicional hecho de oración y vida comunitaria, según la enseñanza y la doctrina, en el respeto de la autoridad y de un apostolado ejercido en nombre de la Iglesia, vistiendo el hábito religioso. Estas órdenes cuentan el mayor número de vocaciones juveniles. De hecho, si los miembros de la LCWR tienen una media de 70 años de edad, las casi diez mil consagradas de la segunda Convención superior de las religiosas americanas, la CMSWR, tienen una media de 53 años. Por lo tanto se puede decir que hay un futuro para la vida religiosa en este país, pero sólo para el modelo tradicional del que he hablado. Probablemente no volveremos a tener ahora las doscientas mil religiosas presentes en los primeros años Sesenta, porque la sociedad de entonces ha cambiado profundamente, pero la experiencia muestra que seguirá habiendo mujeres llamadas a la vida consagrada.
(Entrevista publicada en italiano en Tempi.it, traducción de Helena Faccia Serrano, Alcalá de Henares)