La leyenda dice que una joven estaba dispuesta a vender su alma al diablo si éste hacía el acueducto de Segovia en una noche; el diablo se puso manos a la obra, la chica se asustó viendo que su alma corría peligro, rezó a Dios y cuando llegó el alba al demonio aún le quedaba una piedra por poner.
Por lo tanto, señala ahora una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León, la imagen colocada hace pocos años de un diablillo constructor enmarcada en esta historia, no denigra a los creyentes, sino, al contrario, ensalza el poder de la oración, más fuerte que el diablo.
El Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León (TSJCyL) ha difundido este jueves su sentencia, que ratifica otra anterior de un juzgado de Segovia que rechazó el recurso de un grupo de vecinos contra la colocación de esta estatua cerca del acueducto.
Los magistrados se preguntan "dónde está la ofensa al nombre de Dios" si la propia leyenda a la que hace referencia el diablillo es compatible con la tradicional iconografía de la religión católica.
Una polémica desde 2018
La polémica se remonta a finales de 2018 cuando el artista José Antonio Abella y el empresario José Luis Herrero de Andrés donaron a la capital la escultura alegórica del diablillo, en bronce y 1,7 metros de altura, y el consistorio accedió a colocarla en un muro de la calle de San Juan, con el objetivo de que los turistas se hicieran selfies y fotos, como hace el mismo demoniejo.
Un grupo de vecinos llamado San Miguel y San Frutos se movilizó contra la iniciativa declarando que era ofensiva contra los sentimientos religiosos. Su demanda fue rechazada en enero de 2020, pero los vecinos insistieron y ahora es el Tribunal Superior regional quien lo desestima.
En la leyenda una chica reza y el demonio queda engañado
El Ayuntamiento alegó en su momento que el diablillo hacía referencia a una popular leyenda segoviana, que relata que una joven aguadora, cansada de llevar agua de un lado a otro de la ciudad, ofreció su alma al diablo para que, a cambio, construyera un acueducto que la librase del pesado trabajo. Cuando la joven vio que el demonio efectivamente parecía capaz de terminarlo, arrepentida, rezó durante toda la madrugada para que este no culminara su obra y no tener que cumplir con su parte. Gracias a Dios, cuando se escuchó el cantar del gallo, al diablo le faltaba aún una ultima piedra por colocar, por lo que la aguadora no tuvo que entregarle su alma.
La polémica escultura representa al diablillo sentado sobre el muro de la calle San Juan, con una piedra de dimensiones similares a las del Acueducto, aquella última pieza que no consiguió colocar.
La nueva sentencia del TSJCyL afirma que la imagen "lo que rememora en el fondo y de forma figurada es el triunfo del rezo de la muchacha que trabajaba como aguadora y que de este modo logró salvar su alma del diablo".
Otras reclamaciones de la asociación contra el Ayuntamiento, sobre normativas infringidas respecto a contratos o accesibilidad, han sido desestimadas por los dos tribunales que han juzgado el caso.
La Sala ha resuelto en esta última sentencia que el consistorio, al aceptar la donación y colocar la figura, pretende "revitalizar esa zona de cara al turismo", lo que constituye "un fin justo y legítimo", que es "totalmente ajeno a cualquier intención de menospreciar una creencia religiosa".