Sorihuela del Guadalimar es un pueblo andaluz de 1.317 habitantes, según datos del INE de 2003, por lo que cualquier hecho que se produzca es enseguida conocido por todos y comentado hasta la saciedad. Lo difícil es que ese hecho trascienda los límites de la localidad, algo que sucede muy raramente, pero que ha ocurrido en estos días.
Una familia de Sorihuela ha interpuesto una denuncia al párroco del pueblo, Jesús Fernández, por humillación pública de una menor ante el cuartel de la Guardia Civil de Castellar.
Las razones que alegan los padres es que el cura se negó a darle la comunión a su hija por no ir «vestida de forma adecuada».
El hecho se remonta al día 7 de agosto cuando en una misa funeral en la parroquia de Santa Águeda, y según el testimonio de la madre de la menor, Alfonsa Rubio, el sacerdote se negó a darle la comunión a la joven de 16 años alegando lo «inadecuado de su vestimenta».
Además, este hecho produjo, según su versión «una gran tensión ambiental» en el templo.
Asimismo, el pasado 11 de agosto interpuso la denuncia ante el cuartel de la Guardia Civil de Castellar por «humillación pública a una menor de edad». Ese mismo día, el médico le diagnosticó a la joven «ansiedad reactiva» a consecuencia de estos hechos, esgrime la madre.
Al acabar la misa, Alfonsa Rubio se acercó a la sacristía para hablar con el cura. «Le recriminé la situación tan vergonzosa y humillante en la que puso a mi hija, con la iglesia abarrotada, sobre todo, de mayores, que son los que habitualmente van a las misas, pero él se justificó con lo de la ropa», relata la madre de la joven, según informaciones del Diario de Jaén.
«Por entender que la comunión es un sacramento que no se le puede negar a nadie a no ser que se esté en pecado mortal, lo comuniqué al arcipreste de la zona y, a continuación, al vicario general de la Diócesis de Jaén, Francisco Juan Martínez Rojas», continúa Rubio.
La madre defiende, a capa y espada, que su hija no iba vestida de forma poco apropiada.
El cura colgó, en la entrada del templo, un cartel en el que se indica que indumentaria no es adecuada para ir a la iglesia, tirantes o pantalón corto.
En declaraciones al programa Andalucía Directo, de Canal Sur Televisión, el padre de la menor ha asegurado que retirará la denuncia interpuesta si el cura se disculpa públicamente de su acción.
La madre, Alfonsa Rubio, ha recogido 279 firmas para denunciar los hechos ocurridos, para adjuntarlas al expediente.
La alcaldesa, sin embargo, critica que estas firmas son de personas que residen fuera del municipio.
Son varias las voces que salen en apoyo de Jesús Fernández. Una comisión delegada, en la que participó, incluso, el juez de paz, acudió a reunirse con el vicario general de la Diócesis de Jaén, Francisco Juan Martínez Rojas para defender la labor que el párroco realiza en el municipio, según explicó el Obispado. Agradecen y aplauden el hecho de que el cura se implica en el día a día de la comunidad y ayude a los más necesitados.
Por su parte, fuentes del Obispado han anunciado la intención de escuchar a todas las partes implicadas en el caso. Después de pedir disculpas por el dolor que se le haya podido ocasionar a la familia durante la celebración, el Obispado informa de que el obispo, Ramón del Hoyo, tiene prevista una reunión con el párroco, lo mismo que con la alcaldesa del municipio, Ana Belén Rescalvo, para escuchar sus versiones.
Explica que los propios afectados fueron recibidos por Francisco Juan Martínez Rojas, un encuentro durante el cual, relatan las mismas fuentes, en ningún caso se puso en tela de juicio la labor que realiza el cura para colaborar con la comunidad, todo lo contrario. La queja, pues, se centró en los hechos ocurridos el 7 pasado 7 de agosto.
Finalmente, la alcaldesa del municipio acusa a la familia de exagerar todo lo ocurrido.
«El párroco, que en septiembre hará un año que está en el municipio, es una excelente persona. Siempre está al lado de los vecinos que lo necesitan y ha puesto las cosas como tienen que ser», defiende Ana Belén Rescalvo.
La dirigente recuerda que son muchos los templos en los que los turistas deben taparse los hombros para poder entrar y que ella misma lo hace cuando tiene que acudir a misa. En cuanto a lo ocurrido, Rescalvo matiza que el párroco no se negó a darle la comunión, sino que le pidió que se cubriera los hombros y, después, regresase.
Explica, además, que el cura ya avisó, en varias ocasiones, a la joven de que no podía acudir en tirantes a misa y considera «una provocación», que lo hiciera el día del funeral.