La lucha tuvo resultados positivos. Finalmente, el gobierno de Barack Obama anunció que planea modificar la norma contemplada en la reforma de salud que obligaría a las compañías a cubrir gastos de anticonceptivos; una reforma que fue impugnada duramente por empresas familiares, cadenas de televisión y, desde luego, organizaciones religiosas, encabezadas por la Iglesia católica.
Después de que empresas familiares como Hobby Lobby y cadenas televisivas como EWTN lograran el mes pasado que el Tribunal Supremo las autorizara a abstenerse de seguir la reforma y pagar anticonceptivos a sus empleados, el Departamento de Justicia de Estados Unidos ya estudia modificar los estatutos de la reforma sanitaria inspirada por el presidente Obama.
Todavía no se han hecho públicos los detalles de la modificación –proceso que puede durar varias semanas—pero ya ha sido dado a conocer por diarios tan prestigiosos como Los Ángeles Times.
En el espíritu de la reforma al sistema de salud todas las organizaciones religiosas sin ánimo de lucro como residencias, hospitales y las organizaciones benéficas, deberían cubrir los gastos en anticonceptivos como parte de los planes de salud que ofrecen.
Una gran cantidad de instituciones y empresas religiosas de Estados Unidos (al que se considera el país “más religioso” del mundo) recurrieron la norma en los tribunales porque consideraban que violaba su derecho a la objeción de conciencia.
En junio la Corte Suprema dictaminó que las empresas familiares y otras empresas pequeñas podrán negarse a cubrir en el seguro médico estos gastos ya que, según dice, "existen alternativas a los anticonceptivos".
El fallo se refiere concretamente a cuatro de los 20 métodos anticonceptivos que impiden a un óvulo fecundado adherirse a las paredes del útero, por lo que se consideran abortivos por las organizaciones religiosas.
La modificación que se estaría propiciando ahora sería, justamente, sobre el dictamen de la Corte sobre la objeción de conciencia y la cobertura de salud de los seguros de gastos médicos, asunto histórico en el que las convicciones religiosas no desfallecieron ante una reforma sanitaria que violaba el principio básico de la defensa de la vida.