Más de 200 personas acudieron este lunes a las seis de la tarde a la última Misa de campaña ante las puertas de la capilla de la Facultad de Historia y Geografía de la Complutense.
El padre Feliciano, delegado de la Pastoral universitaria, que presidió la celebración junto con varios capellanes de la Universidad, animó a los asistentes a que, ante la solución dolorosa, sea un momento de gracia para ser auténticos testigos del amor de Dios.
A partir de las cinco de la tarde de este lunes, comenzaban a entrar alumnos, profesores, sacerdotes... El pasillo frente a la capilla volvía a llenarse de cientos de fieles que en silencio adoraban al gran Sagrario en que se ha convertido la capilla clausurada.
Tras la Misa, el padre Feliciano comentó el comunicado que el Arzobispado acababa de publicar hacía unos minutos, informando de que ya había una solución: cambiar a un aula un poco más pequeña en la segunda planta, el aula 23B que ya ha sido desalojada de pupitres y mesas, a pesar de que el Decano afirmó que lo haría al día siguiente.
Don Feliciano afirmó que esta solución no le parece ni justa ni razonable: «nos parece que la solución adoptada no arregla tanto el problema de los espacios y sin embargo sí afecta seriamente a los derechos de los cristianos -dijo el padre Feliciano-. La ganancia de espacios de aulas va a ser mínima en una Facultad y en una zona del campus donde en absoluto se tiene la sensación de que falta espacio».
Por lo que la razón principal, según el delegado, se debe a cuestiones ideológicas: «todo parece indicar que el principal y casi único móvil de este proceso es que algunas personas de la facultad de la Junta del Decano les molesta la capilla de la facultad», aseveró.
Aún así, el padre Feliciano mostró tranquilidad y aceptación: «Lo aceptamos, lo acatamos pero con dolor, no nos parece que sea una medida razonable. Pero ya digo, lo aceptamos y ya está».
La última propuesta que desde la Pastoral Universitaria se ofrecía era quedarse con tan sólo 30 metros cuadrados del espacio actual de la capilla y el resto cederlo para la ampliación del aula contigua, que para el padre Feliciano era la propuesta más razonable.
No sólo se respiraba un ambiente de aceptación y tranquilidad sino que el padre Feliciano aprovechó este momento para animar a los universitarios a ser verdaderos testigos del amor de Dios, a aceptar el cambio y perseverar en el compromiso cristiano en la nueva capilla: «nos parece más importante que la Iglesia esté viva aquí, y que cuidemos ahora el nuevo espacio de iglesia, la frecuentemos, adoremos al Señor en ella, la cuidemos... esto es lo que nos parece especialmente importante».
Durante la homilía, el padre Feliciano exhortó a los fieles a aprovechar este momento como un momento de gracia: «estoy pidiendo que este momento, que este kairós que estamos experimentando sea una ocasión de gracia para todos, particularmente para los cristianos en la universidad -exhortaba-. Que sea un momento de paso de Dios, de gracia de Dios, que se realice un poco en nosotros lo que dice el Papa Francisco y han dicho los anteriores papas, que cada bautizado se convierta en un testigo del amor de Dios. ¡Si fuésemos testigos del amor de Dios los cristianos!»
Destacó que la Pastoral Universitaria no son sólo los espacios sino la Iglesia viva en la universidad: «La Pastoral Universitaria cuenta con un grupo de estudiantes, profesores y personal de administración y servicios que son cristianos, y que llevan dentro el fuego del amor de Dios... ésta es la pastoral universitaria: la Iglesia en la Universidad, lo otro, lo estructural, los espacios, los lugares son secundarios, aunque tienen su importancia. Pero la Pastoral universitaria es la presencia de los cristianos en la Universidad»
Don Feliciano Rodríguez también animó vehementemente a profundizar en la seriedad de la vida cristiana: «¡Mira bien, que a lo mejor las capillas no las mereces, mira bien cómo está tu vida espiritual, tu compromiso cristiano, tu testimonio personal!», dijo el delegado que se mostraba conmovido por la actitud de los jóvenes presentes pero recordaba la necesidad de ser perseverantes: «Estoy conmovido por el espectáculo que habéis dado, sobre todo algunos, y eso queda registrado en el corazón de Dios. Pero esto tiene que responder a una actitud permanente del joven universitario, del cristiano que sabe la grandeza del dogma más importante que es la inhabitación de Dios en el corazón del hombre»
Y recalcó que el cristiano debe ser luz en medio de la oscuridad que haya en la Universidad. «Donde hay un cristiano auténtico hay una luz, y donde hay luz no hay oscuridad, y si el mundo está oscuras hay que preguntarle a los cristianos ¿qué habéis hecho con la luz?».
Al terminar la explicación del padre Feliciano, poco a poco, todos los vigilantes de la capilla que han estado una semana adorando al Señor a través de un muro fueron retirando sus posiciones de campaña, acatando con aceptación aunque con dolor la solución adoptada.