He aquí la carta escrita por una mujer al alcalde de su ciudad después de recuperarse de una clase infantil de CM2 (equivalente a 5º de primaria en España, niños de 11 años, N.d.T.) tras la intervención en la misma de una persona militante LGBT, en presencia de la enfermera de la escuela, por lo que los niños creyeron que la persona era también una enfermera.
Un niño le dijo, hablando de la mujer que había hablado a la clase: «sabe usted, maestra, ella ha manchado mi alma… »
«Estimado Señor Alcalde,
Habiendo participado en clases de religión católica en distintas escuelas públicas de primaria de XXX, me parece importante hacerle partícipe de mis inquietudes sobre un incidente que tuvo lugar el martes 3 de junio por la mañana en una clase de CM2, en la escuela XXX.
Ese día, mientras yo les hablaba de Pentecostés, sorprendí a dos niños de la clase tratándose el uno al otro de «homosexual». Al oírlo quise saber la razón de esta tensión. Uno de los niños, entonces, me explicó que esa misma mañana una enfermera, externa a la escuela, había estado en la clase para hablarles de sexualidad.
Inmediatamente, como sintiendo la necesidad de vaciar un saco que pesa demasiado, todos se pusieron a decirme que habían oído cosas «guarras» por parte de esta enfermera.
Ella les había hablado:
- de su hija, que de pequeña se vestía como un niño y que ahora vivía con otra mujer;
- de la posibilidad de cambiar de sexo;
- de masturbación;
- de prostitución.
Y de otras cosas que, visiblemente, les habían profundamente afectado.
Algunos niños intentaron no escucharla (dibujando o tapándose las orejas), pero la persona les regañó duramente. Algunos la encontraron «malsana», otros «tortillera».
¡Desde luego, para ser un primer acercamiento al amor humano, ha sido un éxito!
Dejé que se expresaran porque no podía seguir con mi clase visto su estado de shock y su necesidad de expresar su indignación.
La maestra (Sra. XXX) no estuvo presente durante esa clase, pues estaba a cargo del otro grupo. En cambio, la joven enfermera de la escuela sí que estaba. Según los niños, ella se rió (¿por incomodidad?) durante la explicación, pero no intervino.
Al final de mi clase de religión, fui a ver a la maestra para informarla del malestar de sus niños. Ella en seguida me dijo que había advertido al director porque, efectivamente, los niños le parecieron estar muy alterados.
Hoy, una semana después de los hechos, esta misma maestra me ha dicho que también la joven enfermera estaba muy afectada por las palabras de esa persona, pero que no se había atrevido a interrumpirla.
Parece ser que el director de la escuela y otras maestras han intercambiado muchos emails sobre este incidente, pero sin incluir a la maestra de los niños en cuestión. Ésta piensa que ha sido dejada de lado porque no es la titular del puesto y se va de la escuela a final de mes para enseñar a tiempo completo en XXX.
Los alumnos me han dicho que 3 padres ya se han quejado por escrito.
El director ha informado al inspector y a la dirección de las enfermeras escolares.
He ido a verle dos veces, sin conseguir hablar con él directamente, por lo que he hecho partícipe de mis inquietudes a su secretaria.
La persona que hizo esas declaraciones viene de la planificación familiar de Mulhouse y ha fundado la asociación L’Hêtre Alsace (que es una asociación LGBT que combate la homofobia).
Mi colega pastor, que también participa en las escuelas para la religión protestante, me ha dicho que una asociación de lucha contra la homofobia ha hablado en cada una de las clases de “4ème” (correspondiente a 2º de la ESO, N.d.T.) de la escuela XXX un poco antes de las vacaciones de Semana Santa.
Parece ser que los cursos de sexualidad que hasta ahora eran sólo una propuesta en el programa de CM2 (niños de 11 años), este año han sido añadidos negro sobre blanco en el programa, con la posibilidad de que sean impartidos por personas externas al colegio.
Tengo un hijo en CM2 en el colegio XXX y puedo confirmar que estos últimos días ha tenido dos clases sobre «cómo se hacen los niños». Por suerte, la misma maestra ha impartido el curso, lo que no ha impedido que los niños se sintieran incómodos durante la lección.
El viernes que viene, 13 de junio, en la escuela XXX, alumnos de CM2 tendrán la visita de una persona que les hablará de sexualidad, a pesar de que la maestra había expresado, a mitad de año, su deseo de que no se trajera a trabajadores de fuera para tratar este tema.
He aconsejado a la maestra que, al no saber las intenciones de esta persona, se quede con sus alumnos.
Señor Alcalde, todos estos ejemplos demuestran que algunos niños de XXX han sufrido y corren el riesgo de sufrir, dentro de la misma escuela, un discurso peligroso, que les perturba profundamente y todo ello a espaldas de los padres y los mismos maestros. La confianza de la gente ha sido engañada.
Sabiendo que Usted es valiente y está atento a todo lo que puede causar problemas en la conciencia y en el orden público, espero que encuentre los medios necesarios para mantener o restaurar la confianza de los padres con respecto a la enseñanza y los servicios públicos que están al servicio de la infancia.
Si lo necesita, estoy a su disposición.
Con mis respetuosos saludos, Señor Alcalde, atentamente,»
(Traducción de Helena Faccia Serrano, Alcalá de Henares)
Publicado en VigiGender (http://www.vigi-gender.fr/madame-elle-a-souille-mon-ame.php)