Durante más de 12 horas la cuenta de Twitter del diputado de Vox Francisco Javier Contreras, catedrático de Filosofía del Derecho por la Universidad de Sevilla, fue suspendida por considerar uno de sus mensajes como una “incitación al odio”.
Tal y como denunciaba el propio diputado desde su Facebook el mensaje por el que la red social Twitter le bloqueaba era el siguiente: “Un hombre no puede quedar embarazado. Un hombre no tiene útero ni óvulos”.
Lo que es una obviedad científica pero cuestionada por la ideología de género sin ningún tipo de argumentación es una “incitación al odio”.
Ironizando sobre esta censura de Twitter, Francisco José Contreras afirmaba: “Se ve que esto ya es Biología fascista. La próxima vez probaré con 2+2 = 4”.
Mensaje de Francisco José Contreras en su Facebook explicando el bloqueo en Twitter.
Este diputado lleva años, mucho tiempo antes de llegar a la política, dando la batalla cultural contra la ideología de género, el aborto, el laicismo radical o el revisionismo histórico, por lo que su mensaje en muchos de estos temas es a día de hoy políticamente incorrecto a pesar de la obviedad de muchos de sus mensajes.
Sin embargo, mientras se censuran contenidos y se acusa de “incitación al odio” meras evidencias biológicas en Twitter se siguen permitiendo insultos, descalificaciones y persecuciones contra los adversarios políticos y sociales del globalismo o de los ideólogos de género.
Tal y como recoge Elentir en su blog Contando Estrelas, hay gobiernos que rechazan que Twitter vulnere el derecho a la libertad de expresión con el objetivo de imponer las tesis ideológicas de la izquierda. Se trata de países como Polonia y Hungría.
De este modo, en diciembre Polonia anunció una ley para penalizar la censura ideológica en las redes sociales, señalando que “los sitios de redes sociales no podrán, a su discreción, eliminar entradas o bloquear cuentas de usuarios, siempre que el contenido publicado en ellos no viole la ley polaca”. Y en enero, Hungría anunció también una ley parecida a la polaca en defensa de la libertad de expresión en las redes sociales, criticando expresamente la censura de Twitter y de Facebook contra opiniones “cristianas, conservadoras y de derecha”. Y ahora, también, contra la mera afirmación de hechos biológicos.