"Una de cada tres mujeres en la Unión Europea, abusadas", titulan en diarios de la India, Irán o China.
Una de cada diez europeas (¡9 millones de mujeres!) habría sido directamente violada. La mitad de las europeas son "acosadas".
Y lo peor no está en países pobres post-comunistas o en los más pobres. Según la encuesta, los países nórdicos, los primeros en legalizar el voto femenino, el divorcio, el aborto... son los más violentos. Si hemos de creernos las cifras el 52% de las danesas y el 47% de las finlandesas declaran haber sido víctimas de violencia machista.
Por el contrario, los países mediterráneos tienen tasas de violencia muchísimo menores, y los 5 países con menos mujeres que declaran sufrir esta violencia son todos de cultura católica: España (latina y mediterránea), Austria (centro-europea germánica), Eslovenia (centro-europea eslava), Polonia (Europa del Este, eslava) e Irlanda (atlántica y celta).
Mapa de El Mundo a partir del informe de la FRA de 2013 sobre violencia a las mujeres en Europa
No es nada fácil entender las cifras y su reparto geográfico. La relación de frío y alcoholismo con violencia parece refutarla Irlanda, con altísimo índice de alcoholismo pero poca violencia contra la mujer.
Se podría intentar encontrar una correlación entre divorcio, cohabitación y violencia. Donde las relaciones son más violentas, habrá más rupturas... y más miedo a casarse. Por otra parte, donde la sociedad no espera que las parejas se casen, tampoco espera que se traten con amor para siempre, habrá más cambios de parejas y en cada ruptura un episodio de insultos, reproches, heridas.
Hay que tener en cuenta que el extenso informe (200 páginas en PDF, aquí en inglés) clasifica como formas de violencia el "acoso sexual" ("sexual harassment"), con estas categorías que declaran haber vivido alguna vez desde los 15 años este porcentaje de europeas:
- Miradas fijas inapropiadas que la hicieron sentir intimidada: 30% de las europeas
- Toques, abrazos o besos no queridos: 29%
- Bromas o comentarios sexualmente sugerentes que la hicieron sentir ofendida: 24% (¿menos bromas que toques?)
- Comentarios intrusivos sobre su apariencia física que la hicieron sentir ofendida: 20%
- Preguntas intrusivas sobre su vida privada que la hicieron sentir ofendidas: 16%
- Invitaciones inapropiadas para quedar, salir o citarse: 16%
- Mensajes sexualmente explícitos no deseados que la ofendieron: 7%
- Avances inapropiados que la ofendieron en Facebook, redes y chats: 6%
- Alguien le envió imágenes o regalos sexualmente explicitos que la ofendieron: 5%
Con esta definición tan amplia de "acoso" ("harassment"), y bastando una sola experiencia en la vida para aparecer en la estadística como "víctima de violencia", es más fácil entender las cifras. Un 32% de portuguesas y polacas declararían haber vivido algo de esto, frente a un 50% de españolas y un 80% de suecas y danesas, o un 75% de francesas.
El mapa muestra que la Europa protestante, específicamente la luterana (o más bien, post-luterana, ya que sus índices de religiosidad son bajísimos) parece coincidir con la que más daña a sus mujeres. Hay quien pide datos desglosados de Alemania por regiones, para comparar las regiones católicas con las protestantes.
El estudio lo ha realizado la casa Ipsos-Mori (www.ipsos-mori.com) y no es fácil contrastar sus resultados con otros porque no hay otros estudios a nivel europeo con los que comparar. Lo encargó la Agencia Europea de Derechos Fundamentales (FRA, http://fra.europa.eu/en), presidida por el danés Morten Kjaerum, uno de los firmantes en 2005 -recuerda el líder provida inglés John Smeaton- de un "análisis" que pedía poner muchos más límites a la objeción de conciencia al aborto y otras prácticas en la católica Eslovaquia y, por contagio, en toda la UE: http://ec.europa.eu/justice/fundamental-rights/files/cfr_cdfopinion4_2005_en.pdf .
La web provida y profamilia Turtle Bay And Beyond, que vigila las actividades de lobbies en la Unión Europea recuerda que Kjaerum fue investigado en 2012 por -supuestamente- haber gastado 3 millones de coronas danesas en proyectos inexistentes del Instituto Danés de Derechos Humanos que presidía antes de dar el "salto" a Europa.