Impresionan los datos recientemente publicados por la FDA (Food and Drug Administration) sobre los efectos secundarios adversos vinculados al uso de fármacos bloqueadores de la pubertad sobre un número cada vez mayor de niños a quienes les cuesta aceptar su sexualidad. Además, como explica a Benedetta Frigerio en La Nuova Bussola Quotidiana el médico y experto en bioética Renzo Puccetti, "en relación a la triptorelina, la molécula aprobada recientemente en Italia para bloquear la pubertad de los niños con disforia de género, el organismo regulador de los fármacos informa de 279 casos de efectos secundarios graves y 30 muertes".
-Doctor Puccetti, la FDA de Estados Unidos informa de más de 41.000 efectos secundarios adversos entre el 2013 y el mes de junio de este año, relacionados con el uso de sustancias para bloquear las hormonas. ¿Nos puede explicar de qué fármacos estamos hablando y cómo son utilizados?
-Responder de manera que sea comprensible para las personas que no son expertas en este ámbito no es nada fácil. Lo intento.
Imagen: Tengoacromegalia.
»Las moléculas empleadas para bloquear la pubertad en los niños son agonistas de la hormona liberadora de gonadotropinas (GnRH), una hormona que normalmente es segregada por pulsación por un grupo de unas 3.000 neuronas situadas en algunas zonas de una región del cerebro llamada hipotálamo. La GnRH está unida a receptores específicos situados en las células de la hipófisis, a las que estimula para que liberen las dos gonadotropinas: la hormona luteinizante (LH) y la hormona foliculoestimulante (FSH) que, a su vez, estimularán otras células situadas en las gónadas para liberar las hormonas sexuales.
Imagen: Researchgate.
»Los fármacos para el bloqueo de la pubertad son análogas a la GnRH, y se unen a las células hipofisarias de manera no intermitente, sino continua: al actuar así, se induce una reducción de los receptores hipofisarios disponibles que, a su vez, determina el bloqueo de la secreción de las gonadotropinas y, por lo tanto, del desarrollo de la pubertad. Estos fármacos, en realidad, son utilizados en un número muy amplio de situaciones clínicas, por lo que los efectos secundarios registrados en Estados Unidos incluyen todos los usos, como el cáncer de próstata, el carcinoma de mama y los protocolos de fecundación in vitro, sólo por poner algunos ejemplos.
-De estos efectos secundarios adversos, unos 26.000 han sido clasificados como "graves", y se incluyen 6.370 fallecimientos. ¿Cómo se explica este dato?
-Los efectos secundarios adversos graves registrados por la FDA debidos a las tres moléculas que se utilizan en los Estados Unidos para bloquear la pubertad son, concretamente, 25.984, de los que el 98,2% son debidos a la suministración de leuprolide, cuyas indicaciones oficiales son el tratamiento del cáncer de próstata, la endometriosis y los fibromas uterinos. Los casos señalados no implican necesariamente una relación causa-efecto, sino sólo de asociación respecto a la suministración. Entre los efectos secundarios señalados en la ficha técnica del fármaco se incluyen las tendencias suicidas, los shocks alérgicos, los tromboembolismos, los infartos y los ictus. La posibilidad de muerte repentina al poco tiempo de inicio de la terapia con el fármaco está relacionada con un estudio publicado en abril de 2018 por la revista de la Sociedad de Endocrinología, con una prolongación del intervalo QT en el electrocardiograma, una anomalía que sabemos que constituye un factor de riesgo a causa de la fibrilación ventricular y la muerte cardíaca repentina. Respecto a la triptorelina, la molécula aprobada en Italia para el bloqueo de la pubertad en niños con disforia de género, el organismo regulador de los fármacos informa de 279 casos de efectos colaterales adversos graves y 30 muertes.
-Michael Laidlaw, endocrinólogo de Rocklin (California), ha testificado ante la Cámara de los Lores del Parlamento británico que los fármacos como la triptorelina interfieren con las señales que el cerebro envía a los órganos sexuales, causando hipogonadismo. ¿Qué más causa una interferencia como ésta?
-Puesto que las hormonas sexuales intervienen en infinidad de procesos biológicos, es teóricamente posible que el bloqueo de la pubertad modifique una amplia gama de funciones y determine alteraciones a varios niveles. A día de hoy la mayor evidencia la tenemos en los huesos, observando tanto en los varones como en las mujeres un empobrecimiento de la mineralización, que no se recupera cuando se suministran las hormonas del sexo opuesto. Hay que recordar, además, que los testículos empiezan a producir espermatozoides cuando alcanzan la dimensión de 10 ml. El bloqueo de la pubertad se pone en marcha idealmente en el estadio II de Tanner, cuando la dimensión de los testículos es de 5 ml. Esto se traduce, después del bloqueo de la pubertad, de la transición hormonal y de la cirugía, en una esterilidad permanente.
-Hay también testimonios de personas que han empezado a sufrir de insomnio, aumento repentino de peso, osteoporosis, fragilidad ósea. ¿Por qué?
-Por las razones que le decía: las hormonas sexuales están implicadas en casi todas las funciones, incluidas las metabólicas. Basta pensar en la transformación que puede tener la mujer cuando le llega la menopausia.
-El año pasado, el servicio de salud de Gran Bretaña fue acusado de haber suministrado estos fármacos a unos 150 niños a los que se les había diagnosticado erróneamente disforia de género. Otros escándalos han llevado a algunos médicos de la clínica Tavistock a dimitir, asustados por los posibles efectos a largo plazo en algunos pacientes, convencidos de que esta solución no resuelve el problema. ¿Cuáles podrían ser los efectos a largo plazo en los niños?
-Casi el 80% de los casos de disforia de género en los niños desaparece en la edad adulta. Son chicos que se asustan ante los cambios de la pubertad, pero el tiempo hace que su psique se alinee con su sexo biológico. No existe confirmación en la literatura científica de lo que ha afirmado el Comité Nacional de Bioética sobre el supuesto carácter irreversible de la disforia de género cuando se alcanza la pubertad. En el único estudio que ha tratado esta cuestión, la edad era sólo uno de los cuatro factores predictivos que, juntos, explicaban poco más del 50% en la variación de la persistencia; esto demuestra que la edad por sí sola es un elemento de predicción muy débil en relación al curso de la enfermedad. Entonces, el riesgo real es que el bloqueo de la pubertad se oponga a la evolución natural favorable, fijando a estos jóvenes en su condición de disforia.
-Todo el que se oponga a esta práctica clínica puede ser acusado de "homófobo". ¿Qué clima se respira en Italia en el ámbito médico-hospitalario en relación a esta problemática?
-Aunque no se debe generalizar, en muchos casos me parece captar un clima de sometimiento anticientífico a la corrección política. Si pienso en el programa de un congreso reciente que ha tenido lugar en mi ciudad, me pregunto dónde ha ido a parar el deseo de realizar una investigación seria y apasionada sobre la verdad a través de la confrontación abierta de ideas y el rigor metodológico. En una ocasión, durante la preparación de un congreso, le oí decir a una colega especialista en neurología que estaba muy interesada en introducir en los estudios la perspectiva de la medicina de género. Cuando pronunció por cuarta vez esta expresión, medicina de género, le pregunté si sabía lo que era. La respuesta que me dio: la diferencia clínica entre hombres y mujeres, me demostró que esta colega tenía ideas totalmente equivocadas sobre un término que estaba de moda y que ella utilizaba siempre que podía.
-Si de verdad el uso de este fármaco ha causado la muerte; si de verdad, como explican algunos pacientes, la desilusión ante un estado psicológico que no cambia con el tratamiento hormonal puede llevar al suicidio, ¿cómo es posible que el Comité Nacional de Bioética haya votado en bloque (incluidos los católicos, con excepción de una persona) a favor del uso de la triptorelina?
-Permítame que, de nuevo, rinda homenaje públicamente a ese miembro del Comité Nacional de Bioética (CNB), la profesora Assuntina Morresi, que ha llevado a cabo de manera correcta su labor de experta en bioética.
Assuntina Morresi es profesora de Química Física en la Universidad de Perugia.
»No debo ser yo, que no formo parte del Comité, quien diga cómo ha llegado el CNB a este parecer; puedo sólo, de manera provisional, suponer que los miembros o los asesores con formación no médica no han recibido la información completa, que han sido engañados. Si la bibliografía médica declara de manera unívoca que el bloqueo de la pubertad no reduce la disforia de género, me pregunto cómo es posible que se apruebe un fármaco que bloquea la pubertad con el fin de reducir la disforia de género. Sería como si para reducir los dolores menstruales se diera un fármaco que bloquea la menstruación, pero no los dolores de cada mes.
»El aumento de los pensamientos suicidas y de los intentos de suicidio después del bloqueo de la pubertad en la casuística inglesa ha surgido después de que el profesor Biggs, de la Universidad de Oxford, tuviera acceso a un informe de 2015 del Consejo de Administración del Gender Identity Disorder Service (GIDS), el organismo que gestiona estos casos en Inglaterra. Ese mismo año, la doctora que preside ese centro, Polly Carmichael, fue coautora de un artículo publicado en la revista Journal of Sexual Medicine en el que magnificaba los resultados obtenidos con el bloqueo de la pubertad. La Autoridad para la Investigación Científica del país inició una investigación para arrojar luz sobre la conducta del GIDS. Ante unos datos que revelaban un escaso efecto benéfico, por no decir ausente totalmente, la posibilidad de graves efectos negativos y la posible violación de los procedimientos científicos correctos, la Comisión de Salud del Senado se dirigió a mí y sugerí la reapertura del dossier por parte de la Agencia Italiana del Fármaco (AIFA). Precisamente hace unos días se ha publicado un artículo en el British Medical Journal que da cuenta y proporciona una serie de detalles que se añaden a un cuadro que ya, de por sí, es muy inquietante.
Traducción de Elena Faccia Serrano.