Un informe de un comité de la ONU contra la Iglesia Católica y la Santa Sede, en teoría sobre "abusos a menores", ha sido considerado "demagógico" e "ideológico" por analistas como Bill Donahue, de la Liga Católica de EEUU, y Austen Ivereigh, de Voces Católicas. La Santa Sede, por su parte, ha respondido con suavidad diplomática.
La Oficina de Prensa de la Santa Sede dio a conocer un comunicado en el que responde claramente a las acusaciones de la ONU vertidas este miércoles 5 de febrero en un informe en el que se afirma que supuestamente el Vaticano permitió el abuso de “miles de niños” (aunque la presidenta del Comité, Kirsten Sandberg, admitió no tener una cifra concreta). Ante estos dichos, la Santa Sede reiteró su compromiso en la defensa y protección de la infancia.
El comunicado de la Santa Sede sigue a un informe –presentado por algunos medios de prensa generalistas como la agencia AP como “devastador”– en el que el Comité para los Derechos del Niño de la ONU “criticó severamente al Vaticano por sus actitudes hacia la homosexualidad, la planificación familiar y el aborto, y pidió que se revisen sus políticas para asegurar que se protejan los derechos de los niños y su acceso a la salud”.
El informe del organismo internacional indica que "el comité está sumamente preocupado de que la Santa Sede no ha reconocido el alcance de los crímenes cometidos, no ha tomado las medidas necesarias para atender los casos de violaciones contra niños y proteger a los menores, y ha adoptado políticas y prácticas que llevaron a la continuación del abuso y la impunidad de quienes lo perpetraron".
AP señala además que “es muy posible que esas recomendaciones (del comité de la ONU) sean desestimadas por el Vaticano, que históricamente se ha confrontado con Naciones Unidas en temas como la salud reproductiva”.
Austen Ivereigh, fundador y líder de grupo internacional Voces Católicas, comentó que el informe de la ONU es una "muestra estremecedora de ignorancia y elevada parcialidad".
Asimismo, indica AP, el analista católico señaló que el documento no reconoce el progreso que se ha hecho en años recientes y que en muchos sitios la Iglesia es considerada líder en protección a los menores.
Otro error del informe de la ONU es que el comité no distingue entre las responsabilidades y jurisdicción de la Santa Sede y las iglesias locales.
"En unos casos (el informe) trata de cambiar las enseñanzas de la Iglesia y dicta cómo interpretar las Escrituras, lo que seguramente va más allá de la jurisdicción de la ONU y contradice las leyes internacionales sobre libertad religiosa", agregó.
En el comunicado de la Santa Sede se afirma que “según los procedimientos particulares previstos para las Partes de la Convención, la Santa Sede toma nota de las Observaciones Conclusivas sobre los Informes propios, que serán sometidas a detallados estudios y exámenes con pleno respeto de la Convención en los diferentes ámbitos presentados por el Comité según el derecho y la praxis internacional así como teniendo en cuenta el debate público interactivo con el Comité que tuvo lugar el pasado 16 de enero de 2014”.
“La Santa Sede, lamenta, sin embargo, ver en algunos puntos de las Observaciones Conclusivas un intento de interferir en la enseñanza de la Iglesia Católica sobre la dignidad de la persona humana y en el ejercicio de la libertad religiosa”, añade el texto.
El comunicado precisa finalmente que “la Santa Sede reitera su compromiso en la defensa y la protección de los derechos de los niños, en línea con los principios promovidos por la Convención sobre los Derechos de los Niños y según los valores morales y religiosos que ofrece la doctrina católica”.
En una reciente entrevista publicada en Radio Vaticano, el Nuncio ante la ONU en Ginebra, el Arzobispo Silvano Tomasi, rechazó tajantemente las acusaciones sobre que el Vaticano haya obstaculizado las investigaciones a sacerdotes católicos acusados de abusos sexuales contra menores.
"Las acusaciones de que la Santa Sede ha obstaculizado la actuación de la Justicia me parecen gratuitas. Impedir a un país aplicar su jurisdicción sería una interferencia ilegal e injusta", dijo Mons. Silvano Tomasi.
En días recientes, el director de la Sala de Prensa de la Santa Sede, P. Federico Lombardi, aseguró que el mayor defensor de los niños es el Santo Padre: “¿Qué jefe de los 193 Estados del Comité de la Convención sobre los Derechos del Niño puede representar mejor testimonio y eficaz aval que el Papa Francisco y su amor tan fuerte por la infancia?", cuestionó.
Tras lamentar los casos de abusos sexuales cometidos por miembros del clero, el sacerdote recordó que los últimos Papas y los organismos competentes del Vaticano han trabajado y trabajan arduamente para "el establecimiento de normas y directrices rigurosas y eficaces para curar, contrarrestar y prevenir los graves fenómeno de abuso sexual contra menores de edad", lo que incluye "la actualización de las leyes del Estado de la Ciudad del Vaticano en asuntos penales".
Siguiendo los pasos de su predecesor, Benedicto XVI –que estableció una serie de estrictas normas para lidiar con el problema de los abusos sexuales, así como la política de tolerancia cero – el Papa Francisco ya ha dado importantes pasos en este tema, como la creación de una comisión para tratar este tema, y respalda y promueve la labor de la Iglesia en todo el mundo para garantizar los derechos y el bienestar de los niños.
El director de la Liga Católica en Estados Unidos, Bill Donohue, ha escrito una aguda crítica al informe que el Comité de los Derechos del Niño de la ONU ha presentado.
Donohue rebate una a una las imprecisiones y mentiras del documento de 15 páginas.
Bill Donohue señala que el texto “no contiene ni una sola nota al pie o cualquier otro modo de explicación, pero sí proporciona una gran cantidad de pruebas en cuanto a su verdadera agenda”.
“El comité de la ONU utiliza el abuso sexual de menores como pretexto para su verdadero objetivo: quiere que el Vaticano se someta a su autoridad, y no sólo en los casos que involucran el derecho internacional: quiere que la Iglesia Católica cambie el Derecho Canónico y adopte una ética sexual secular. De ese modo, constituye uno de los más ambiciosos esfuerzos jamás efectuados por un comité de la ONU, que es además profundamente ignorante de los datos”.
En la página 3 del informe, prosigue Donohue, “el comité señala que la Santa Sede debe ‘adoptar las medidas necesarias para retirar todas sus reservas y para garantizar la primacía de la Convención [de la ONU] sobre las leyes y reglamentos internos’. (Su énfasis) es bastante explícito: ‘el Comité recomienda que la Santa Sede haga un estudio exhaustivo de su marco normativo, en particular, del derecho canónico, con el fin de garantizar el pleno cumplimiento de la Convención’".
En otras palabras, continúa, “la enseñanza de la Iglesia Católica, el magisterio, es decir, el Papa en comunión con los obispos, debe ceder ante la ONU. Eso equivaldría a pedirle al Congreso de los Estados Unidos que se asegure de que sus leyes se ajusten a las de la ONU”, algo que considera una muestra de una “arrogancia sin par”.
En las páginas 12 y 13, indica Donohue, el comité dice que no solo quiere que la Iglesia Católica cambie sus enseñanzas sobre el aborto y la anticoncepción, sino que también dice a la Iglesia que tiene que hacer más en cuanto al VIH /SIDA.
“Es dolorosamente obvio que estos especialistas no han pensado bien este asunto. A saber: si todo el mundo siguiera las enseñanzas de la Iglesia en cuanto a la sexualidad, no tendríamos este problema en primer lugar. Para ser exactos, los que adquieren el VIH / SIDA por lo general lo hacen porque viven una vida imprudente, en claro contraste con la súplica de la Iglesia por la abstinencia”.
El comité está tan determinado a mandar a la Iglesia que exige un cambio en el Derecho Canónico y se dirige el Vaticano “para pedir que las escuelas católicas cambien sus libros de texto y eliminen supuestos ‘estereotipos de género’. Esto no sólo es un ejemplo más de su abuso de poder sino que el comité no proporciona una sola evidencia para sostener su exigencia”.
Donohue comenta luego que “alguien debería decirles a estos expertos que el Vaticano no le dice a las escuelas católicas qué libros de texto o planes de estudio debe adoptar. Pero para los fanáticos del control, el delegar es un concepto difícil de entender”.
El comité instruye luego al Vaticano sobre la necesidad de tener "programas de concientización", instando a "la formación sistemática" para aquellos que trabajan con menores. “¿Acaso no saben quiénes comenzaron estas iniciativas? Nosotros no somos los que carecemos de programas de capacitación obligatorios: los culpables se encuentran en otras comunidades religiosas y en las escuelas públicas. Esto explica por qué el abuso sexual no es un problema en las comunidades católicas actualmente como si es un problema en otros lugares. El comité tiene que ponerse al día, suponiendo que tenga un verdadero interés en el tema”.
En la página 8 el comité pide al Vaticano que ponga fin a los castigos corporales, señalando que debe modificar "las leyes, tanto del Derecho Canónico como la de la Ciudad del Vaticano". Irónicamente, la ONU detalla cómo diez mil niños sirios han sido asesinados y torturados en los últimos tres años.
Los niños en Siria, explica Donohue son violados y golpeados "con objetos de metal, látigos y bastones de madera y metal" y también les arrancan las uñas de las manos y los pies. Reciben choques eléctricos en los genitales y son quemados con cigarrillos. La mayoría de estos actos de barbarie son perpetrados por agentes del gobierno. “Sin embargo, no hay una sola demanda para que las autoridades sirias cedan ante la ONU. Allí están demasiado ocupados preguntándose si la hermana Mary Alice está golpeando con una regla a algún alumno inquieto”.
Bill Donohue precisa que “el único intento de aportar pruebas es un fracaso colosal: en la página 7 se cita a las Lavanderías de la Magdalena como una institución que obligó a muchachas a ‘trabajar en condiciones análogas a la esclavitud y fueron a menudo objeto de un trato inhumano, cruel y degradante, así como de abuso físico y sexual’. Esto es una mentira total: el Informe McAleese, una investigación autorizada por el gobierno irlandés, muestra que nada de eso es cierto”.
Finalmente, el informe dice que la Iglesia necesita poner fin a la práctica de las “cajas para bebés”. En muchos países hay estas cajas junto a orfanatos. Se ponen ahí para permitir que muchachas embarazadas fuera del matrimonio o que no pueden cuidar a sus bebés, le permitan a otros criar a sus pequeños.
Esto concluye Donohue, “es una práctica humana, una que se practica ampliamente en Corea del Sur. Lo que no es humano es matar a los bebés en el útero, que es precisamente lo que el comité de las Naciones Unidas recomienda. Por pura demagogia, no hay forma de superar este informe. Es tan malicioso como impreciso”.