Limburgo tiene nuevo pastor: el (ahora) ex deán de Wiesbaden Wolfgang Rösch (54) deberá devolver la confianza entre los fieles de esta ciudad situada a orillas del río Lahn, después de que su obispo Franz-Peter Tebartz-van Elst (53) fuese suspendido por el Papa Francisco por derroche. 

Rösch ve su nueva tarea de director interino del obispado de Limburgo como un responsable de continuar la administración de la diócesis y devolver la calma y la normalidad a Limburgo.


Hay una «pérdida de confianza» y una «situación casi psicótica» en el obispado, ha dicho Rösch en rueda de prensa.

Según Rösch se trata de motivar a los fieles para comunicarnos abiertamente y sin miedo, pero «para verme como un salvador del obispado tendría que estar loco», ha declarado quien el miércoles pasado fue nombrado por el Papa como vicario general de Limburgo con efecto inmediato. A la pregunta acerca de si Tebartz-van Elst volvería a Limburgo, Rösch ha evitado responder diciendo que es difícil decirlo y que tampoco puede decidir al respecto.


En su presentación oficial, a la que Rösch llegó en bicicleta, dijo: «No tengo miedo a esta nueva tarea», una que ya comenzó el lunes al frente de un Obispado que cuenta con varios cientos de empleados. «El verdadero tesoro de Limburgo, son las personas» ha recordado Rösch, cuya noticia acerca del nuevo puesto la recibió mientras realizaba el Camino de Santiago.


Una bañera de 15 mil euros, carpas japonesas en el estanque y unas obras en su residencia que debían costar 5,5 millones y que ya van por 31 millones, han llevado al Papa Francisco a suspender el miércoles pasado a Tebartz-van Elst de sus funciones como obispo de Limburgo, nombrando a Rösch como su reemplazante.

El religioso «no puede ejercitar su ministerio episcopal» de manera indefinida, reza un comunicado del Vaticano, aclarando que su «ausencia» se prolongará mientras dure la investigación de la Conferencia Episcopal alemana o bien hasta que el interesado presente su dimisión, como le han sugerido personas autorizadas.


Los gastos de Tebartz-van Elst no han sido sólo respecto de su residencia, lentamente han comenzado a aparecer otros derroches en la prensa alemana, como los vuelos en primera clase que el obispo habría realizado a proyectos sociales en barrios pobres de la India. El escándalo ha sido sin embargo la ocultación de los gastos de su residencia mediante la fragmentación en diez proyectos.

La Iglesia alemana debate ahora qué hacer con la residencia del obispo: según Der Spiegel, son varias las opciones que barajan el obispado y el clero, todas destinadas a dar una función social al edificio. Cáritas vería bien la apertura en las instalaciones de un albergue para personas sin techo, pero tampoco se descarta un comedor social o una cafetería, destinada a los turistas que visitan habitualmente la catedral de la localidad.

En Limburgo reina una gran indignación y la cuestión la ha comentado incluso la canciller (luterana) Angela Merkel –«es un asunto gravísimo», ha dicho la democristiana–, en un contexto donde las confesiones religiosas se financian con un nueve por ciento del IRPF de quienes se declaran creyentes.