Este domingo 13 de octubre, mientras el Papa Francisco consagra el mundo al Inmaculado Corazón de María y autobuses de toda España llevan peregrinos a la macrobeatificación de 522 mártires en Tarragona, la monja Teresa Forcades tiene la agenda ocupada con otros asuntos: se presenta candidata al Parlament de Cataluña con su formación política "Procés Constituent".
Pero no como partido, especifica, sino como movimiento político, con el que tienen, detalla, 44.000 adhesiones. Ella misma admite que "no nos basta".
"Somos anticapitalistas, pero estamos a favor de la iniciativa privada. Queremos estimular el cooperativismo", declara esta religiosa benedictina, que muchas veces ha expresado su admiración por las políticas bolivarianas de Hugo Chávez en Venezuela.
También dice que Islandia es otro modelo que le inspira, aunque Cataluña, afirma, no debería imitar a nadie. Y del Papa dice: "Las palabras de Francisco tienen potencial de ruptura, pero habrá que ver la praxis". Teresa no concede su "nihil obstat" al Papa con facilidad. Insiste en que la revolución -en la Iglesia como en la sociedad- debe llegar desde las bases.
El periodista Antoni Bassas la ha entrevistado para la televisión del diario Ara (aquí, aunque es un acceso de pago).
Ella ya había adelantado por Twitter que "El 12 de octubre no tenemos nada que celebrar pero el 13 os esperamos en las fuentes de Montjuich", despreciando la fiesta de la Virgen del Pilar y de la Hispanidad y convocando al acto de presentación y visibilización de su formación política. Es un comentario peculiar para ella, que internacionalizó su fama como "radical alternativa" con giras en Hispanoamérica... continente que no conocería de no ser por un 12 de octubre.
Con Teresa Forcades está el profesor de Economía de la UAB y durante muchos años responsable del movimiento católico "Justicia i Pau", Arcadi Oliveres. Entre sus propuestas conjuntas: promover la "plena soberanía de la República catalana". Y no les bastan fórmulas mixtas o intermedias: "O se pertenece a España, o se está fuera, con plena soberanía".
Incluso si España fuese el país con mayor justicia social del mundo, Teresa Forcades lo tiene claro: "preferiría no estar unidos a España".
Pero, ¿en que se diferencia la propuesta de Forcades del postcomunismo verde de ICV-EUiA o del radicalismo antisistema juvenil de la CUP, ya que las formaciones de izquierda radical no escasean en Cataluña?
Ella responde que quieren hacer los cambios "desde abajo, desde la gente", y que no quieren "gobernar dentro del sistema actual", sino cambiar el sistema: "No somos un partido. Queremos impulsar una ruptura pacífica y democrática".
Como en casos anteriores, repite en esta entrevista su ejemplo para ilustrar su propuesta económica para Cataluña es el taller de cerámica de su comunidad religiosa, que es una cooperativa. "Iniciativa privada es también cooperativismo y colaboración", afirma. "Una sociedad cohesionada socialmente no requiere de un comité central ni de una Stasi", matiza, refiriéndose a la cruel policía política de la Alemania comunista.
"Lo que plantea el Procés Constituent es que lo que el capitalismo considera daños colaterales, no los son", añade.
En cuanto a la beatificación de los mártires del 13 de octubre comenta que no le parece una acción "injusta en sí misma, pero sí por el contexto histórico":
"Són mártires de una guerra civil, después de un alzamiento militar contra un régimen democrático. Y durante y después del conflicto bélico hubo una alianza de la mayor parte de la Iglesia con este poder. Si hubiera una relectura política del papel de la Iglesia durante la dictadura sería distinto. En ausencia de cualquier tipo de revisión, un acto como el de la beatificación de Tarragona, que en sí merece el máximo respeto, tiene una lectura política. Y comparto la opinión de que no es justa".
Y añade con locuacidad laicista: "Hay privilegios de la Iglesia católica en España que son contradictorios con la laicidad del Estado, una laicidad que necesitamos para que sea democrático y plural".
Y concluye: "No querría ser apocalíptica, pero ahora tenemos un infierno, y creo que ante una circunstancias infernales tenemos que luchar. La lucha por sí misma dignifica la vida de quien se pone a ello, tenga éxito o no. Y por lo tanto, yo me pongo".