Leo Cushley, que desde este sábado 21 de septiembre pastorea como arzobispo Edimburgo, en Escocia, ha explicado cuál es la posición de los obispos católicos en lo que se refiere a un referéndum de independencia, en este caso el escocés: "sobre fe y moral hablamos porque son cosas que nos implican, pero en las cosas que son estrictamente políticas -a menos que veamos una diferencia importante en términos de capacidad de predicar el Evangelio- no creo que nos vayan a encontrar tomando bandos". Y no dijo nada más del tema.
Leo Cushley, pastor de más 100.000 católicos en Edimburgo, respondía así a las preguntas sobre el independentismo escocés que le formulaba el suplemento dominical del diario The Scotsman.
Cuando le preguntó la BBC, respondió lo mismo: "Cuando se trata de algo estrictamente político, tendemos a dejar el tema a las personas, en tanto que ciudadanos y votantes".
O dicho de otra forma, la independencia de un territorio es un tema "estrictamente político" sobre el que los obispos no deberían pronunciarse.
Contrasta con las declaraciones en Catalunya Radio del joven obispo de Solsona, Xavier Novell, que sí habló mucho sobre el independentismo catalán. Se da además el caso de que en Escocia sí hay un referéndum convocado (en España no) y que los obispos escoceses tienen su propia Conferencia Episcopal, mientras que los obispos catalanes participan en la Conferencia Episcopal Española. Y sin embargo, los obispos escoceses no hablan del asunto.
Esta neutralidad no es sólo la postura de Cushley, un escocés que ha estado durante 20 años en el servicio diplomático del Vaticano y ha llegado hace poco a Escocia para arreglar el desaguisado que dejó su predecesor el cardenal O´Brian, quien ha dejado la isla después de admitir una conducta sexual impropia y se ha retirado a una vida de oración.
Los otros obispos escoceses, que llevan muchos años sobre el terreno, tampoco se pronuncian sobre la independencia o el referéndum escocés.
Con una excepción: recientemente más de 2.000 peregrinos escoceses participaron en la Peregrinación Nacional Escocesa en Carfin, con la presencia de varios obispos y del arzobispo de Glasgow, Joseph Tartaglia.
En una predicación allí, el obispo Joseph Coal, de Argyle y las Islas (que estudió en el colegio escocés de Valladolid), hizo una sóla mención al referéndum, una simple petición de oración sin tomar partido: "busquemos la intercesión de los santos en Escocia en la votación sobre la independencia del año que viene. María, Reina de la Paz, ruega por nosotros".
Los temas tratados en esta peregrinación nacional eran ajenos al debate independentista: la figura de San Columbano como constructor de la paz, la situación de Siria, el ejemplo de los monjes celtas antiguos, el Año de la Fe...
Tampoco se puede acusar a Cushley de evitar el tema por ser un hombre cobarde. En su servicio diplomático en Burundi vivió momentos mucho peores, que explica a la prensa británica.
"Conocí gente que fue asesinada, media docena de personas. Asesinados unos, y otros muertos accidentalmente en fuego cruzado. Cuando se hacía de noche los rebeldes empezaban a disparar morteros sobre nuestras cabezas, a la ciudad. Oías los AK-47 en la periferia. Había dos guardias y dos perros, y cuando desaparecían por la noche sabías que estaban realmente en apuros. En esas circunstancias te haces las preguntas importantes, como el malo de la tercera película de Indiana Jones: ¿en qué crees?"
A un arzobispo que se ha hecho las "preguntas importantes" entre disparos, los referendums políticos le han de parecer poca cosa. Sin que renuncie a sus preferencias personales.
Por ejemplo, Cushley dice: "espero que sí pueda seguir llevando mis gemelos con aspas", en referencia a la cruz de San Andrés, en aspa, signo de Escocia.
Cushley habla inglés, italiano, francés, español y potugués y ha participado en la acogida de los numerosos jefes de estado que acuden al Vaticano.