Jason Collins es un popular jugador del equipo de básquetbol estadounidense Boston Celtics que se declara homosexual en la edición que sale a la venta el 6 de mayo de la revista Sports Illustrated

Parece buena propaganda para la causa del homosexualismo político, pero en realidad puede resultarle un testimonio incómodo, porque Jason tiene un hermano gemelo idéntico, Jarron Collins, con la misma dotación genética, y ese otro Collins no es homosexual. 

Como ha señalado la psiquiatra Maíta García Trovato en su muro de Facebook, en un comentario recogido por la agencia Aciprensa, es un indicativo visible de que no existe un "gen gay", una causa puramente genética que haga inevitable que una persona sienta atracción por el mismo sexo. 

La revista anunció el 29 de abril la "salida del armario" de Collins, que recibió inmediatamente felicitaciones de diversas personalidades, entre ellos el presidente de Estados Unidos, Barack Obama y el ex presidente Bill Clinton.

El asunto de los gemelos univitelinos siempre ha jugado una mala pasada al lobby homosexual ansioso por encontrar el ‘gen gay’ que normalice la homosexualidad pues ésta sería así innata”, señaló la médico psiquiatra.

Sin embargo, “los gemelos idénticos invariablemente han defraudado al ‘gen gay’”.

La doctora señaló que “por compartir su dotación genética ambos deberían ser homosexuales si uno lo fuera”, pero evidentemente “no es así”, tal como evidencia el caso de Jason Collins.



García Trovato indicó además que “estudios realizados desde hace mucho tiempo sobre ese tipo de gemelos evidencian que se dan casos de homosexualidad en ambos solo cuando vivieron juntos toda su vida en un mismo ambiente”.

“Cuando por circunstancias excepcionales los mellizos monocigóticos se criaron separados nunca se dio la homosexualidad simultánea en ambos”, indicó.

La psiquiatra considera evidente que la atracción hacia el mismo sexo es una condición que igual que se puede adquirir, también se puede cambiar. “Aunque probablemente Barack Obama no lo felicite”, en caso de que Collins dejase de experimentar sentimientos homosexuales, aventuró la psiquiatra.

El caso de Jason y Jarron Collin es un ejemplo que ilustra algo que han señalado numerosos terapeutas, como Richard Cohen: que "nadie nace con atracción hacia el mismo sexo", que no es algo inscrito en la genética de la persona, y que es posible cambiar estos sentimientos.

Puesto que la homosexualidad no tiene origen genético, es algo adquirido. La comunidad investigadora y terapéutica considera que es un resultado de diversos tipos de heridas emocionales experimentadas, por lo general, en la infancia y/o adolescencia, muy a menudo en el entorno familiar.