Las monjas de Belorado han querido responder al artículo del Diario de Burgos del pasado miércoles que se titulaba "La Iglesia sigue pagando a los 10 empleados de las exclarisas".

El artículo explicaba que el arzobispado de Burgos es quien paga las nóminas de jardineros, guardianes y otros empleados de los distintos edificios ligados a la comunidad, además de cuidadores de las cinco hermanas más ancianas.

Pasados unos días, Sor Israel, una de las exreligiosas que la Iglesia considera excomulgadas, se ha asomado a la cuenta de Instagram del grupo para contar su versión de los ingresos y sueldos actuales, con varios videos cortos.

"No se está pagando ni siquiera nuestra Seguridad Social ni se está pagando a Hacienda ni algunas de nuestras necesidades básicas como, por ejemplo, las domiciliaciones que vienen devueltas de telefonía o de fibra o muchas otras subvenciones que se están perdiendo", dice la exreligiosa al público que sigue la cuenta de Instagram.

"La mayoría de estos empleados no están trabajando para nosotras porque, según las premisas del arzobispado, ellos son sus jefes y obedecen a sus órdenes", detalla Sor Israel. "Ni el jardinero está trabajando en la huerta ni el guardés de Artebakarra (Derio) está guardando el convento, y así suma y sigue", enumera.

"Aquí, trabajando con nosotras, si no me equivoco, quedan tres empleados y el resto de los empleados sí siguen cobrando según dice el arzobispado", afirma.

Sor Israel desde el Instagram "Te hago luz" de las exclarisas de Belorado:

En otro vídeo, añade que hay "un empleado que ellos pagan y trabaja para nosotras, el resto de empleados se lo pagamos nosotras".

El dinero, detalla, no sale del "bolsillo" del arzobispado sino que, dice, "sale de nuestras cuentas usurpadas a las cuales no podemos acceder".

Sor Israel protesta porque dice que en esas cuentas intervenidas entra "el dinero de las pensiones de nuestras hermanas mayores, por las que ellos están tan preocupadas". Añade que "ese dinero nosotras ni lo vemos ni lo percibimos y, sobre todo, ni ellas lo ven ni lo perciben".

Al no recibir esos ingresos, la comunidad se ha encontrado con amenazas de embargos, pero, dice, "hemos detenido embargos porque hemos ingresado nosotras dinero en las cuentas y les hemos pedido a ellos que detuvieran los embargos a Hacienda".

Da la sensación de que lo que ha molestado a la comunidad y ha lanzado a Sor Israel a Instagram fue que el artículo del diario burgalés presentara al arzobispo como un gestor generoso que logra mantener los sueldos de los implicados en esta crisis,

"Parece que [el arzobispo] Mario Iceta es el bueno de la película y que paga de su bolsillo. ¡Vaya por Dios! Se pierde el café para pagar a nuestros empleados pero esto no es así", dice con tono sarcástico.

Y añade "hay monasterios que están aportando dinero y este dinero va a los empleados que no están trabajando para nosotras, que no son ya nuestros empleados porque se han encargado ellos de que no lo sean".

No está muy claro que el público en general vaya a entender mucho de lo que las religiosas dicen, excepto la sensación, cada vez más clara, de que su comunidad, al menos mientras siga siendo cismática, no es económicamente sostenible de ninguna manera.

De todas formas, ya antes, cuando aún estaba en comunión con la Iglesia (el arzobispado ha insistido en que las esperan con los brazos abiertos si renuncian al cisma) ya tenía numerosos problemas económicos, fruto de negocios ruinosos, arriesgados o atascados en distintas fases.