El argentino Adolfo Pérez Esquivel, ganador del premio Nobel de la Paz en 1980 por su trabajo en defensa de los Derechos Humanos en América Latina, negó que el cardenal Jorge Bergoglio, recién elegido como Papa, tuviese vínculos con el régimen militar que gobernó a Argentina entre 1976 y 1983, como han señalado algunos críticos del nuevo pontífice.
En declaraciones a BBC Mundo, Pérez Esquivel dijo que "hubo obispos que fueron cómplices de la dictadura, pero Bergoglio no".
"A Bergoglio se le cuestiona porque se dice que no hizo lo necesario para sacar de la prisión a dos sacerdotes, siendo él el superior de la congregación de los Jesuitas. Pero yo se personalmente que muchos obispos pedían a la junta militar la liberación de prisioneros y sacerdotes y no se les concedía", añadió Pérez Esquivel.
"No hay ningún vínculo que lo relacione con la dictadura", aseguró este premiado activista, que en los años 70 participó en iniciativas de denuncia contra las dictaduras sudamericanas en varios países.
En un mensaje de Twitter que ha difundido asegura: "Esperamos que el primer papa latinoamericano, Francisco I, trabaje por la paz más allá de la voluntad de las potencias."
En 1975, Adolfo Pérez Esquivel fue detenido y encarcelado por la policía militar de Brasil, en el aeropuerto de San Pablo, junto a la doctora Hildegard Goss-Mayr, del Movimiento Internacional de la Reconciliación.
También fue encarcelado en 1976 en Ecuador, junto con obispos latinoamericanos y estadounidenses.
En agosto de 1977, fue detenido en Buenos Aires, por la Policía Federal Argentina. Encarcelado y torturado, sin proceso judicial, pasó en prisión 14 meses y en libertad vigilada otros 14 meses. Durante su prisión recibió el Memorial de la Paz Juan XXIII, otorgado por Pax Christi International, entre otros reconocimientos internacionales.
Desde 2004 forma parte del Jurado Internacional del Premio de Derechos Humanos de Núremberg, que cada dos años otorga un premio a organizaciones o personas que se destacan en la promoción y defensa de los derechos humanos en el mundo, aun con el riesgo de su propia vida.